Toros

Toros

La ilusión de ser torero

La Razón
La RazónLa Razón

Yo era un niño al que no le gustaban los toros. Fui con mi padre a alguna corrida esporádica, pero no me atraía demasiado hasta que un día, no sé por qué, vi entrar a un torero a la plaza y me llamó mucho la atención. Le pedí a mi padre que me llevase a ver una corrida y lo hizo el día en que cumplí 10 años, aquel 1 de mayo de 1979 que jamás olvidaré. Ese día, viendo lo que vi, aunque aún hay algo que no sé qué es, comenzó a fraguar en mi mente la idea de querer ser torero. Mi padre no tenía vinculación alguna con los toros –trabajaba de transportista–, pero nos enteramos de que existía una escuela taurina en Madrid y cuando terminé en junio el colegio me llevó a conocerla. Me emocionó mucho ver que había chicos de mi edad que querían ser lo mismo que yo. Ingresé en ella y los profesores empezaron a enseñarme a torear, pero ante todo, me enseñaron a ser persona. Todo se acrecentó cuando la dedicación de mi padre, que en esa época no era el mejor ejemplo para un chaval de mi edad, iba más allá de ir a trabajar, y yo estaba abocado a ser un «pintilla» por juntarme con lo más granado del barrio. Falleció dos años después de que ingresase en la escuela, y afortunadamente, con mi deseo de ser matador de toros y con la ayuda de los profesores, empecé a encauzarme en la vida. La ilusión por ser torero y la gente que conocí en la propia escuela me hicieron salir del ambiente en el que estaba metido. Aprendí todo en el Batán, hasta que empecé a triunfar y me fue bien en mi carrera. Lo más bonito de todo ha sido poder reencontrarme con la escuela que tanto he amado y poder ver a los chavales con esa cara de inocencia e ilusión, verles soñar despiertos. Con esa ilusión y esos sueños que veo cada día, me transporto al pasado, cuando hace 30 años yo era uno de ellos. Por desgracia, a Bote, a Fundi y a mí nos ha tocado vivir una papeleta absurda e ilógica que no entiendo, pero esta institución lleva casi cuatro décadas y tiene una carga favorable a la historia del toreo, no sólo a la española, sino universalmente, por lo que no lo van a tener fácil.

*Matador de toros y codirector de la Escuela Taurina Marcial Lalanda