Feria de San Isidro

La octava, para un Galán espoleado

Triple trofeo en Madrid para el conquense; susto y oreja para una brava Léa Vicens.

Sergio Galán pasea las dos orejas de su primero, ayer, en Las Ventas
Sergio Galán pasea las dos orejas de su primero, ayer, en Las Ventaslarazon

Triple trofeo en Madrid para el conquense; susto y oreja para una brava Léa Vicens.

Las Ventas (Madrid). Penúltima de la Feria de San Isidro. Se lidiaron toros, reglamentariamente despuntados para rejones, de Fermín Bohórquez, de correcta presentación. Mansos, en general, sin fijeza y desentendidos, salvo el noble y codicioso 2º y el 6º, manejable. Lleno aparente.

Hermoso de Mendoza, pinchazo, rejón casi entero trasero (silencio); rejón trasero y caído, pie a tierra, tres descabellos (silencio).

Sergio Galán, rejonazo caído de efecto fulminante (dos orejas); pinchazo (oreja).

Léa Vicens, dos pinchazos, rejón entero, pie a tierra, seis descabellos (saludos); pinchazo, medio rejón, pie a tierra, descabello (oreja).

Se le había escurrido entre los dedos el primer paseíllo de su San Isidro a Sergio Galán. Una tarde entera en Madrid en blanco es mucho para el conquense, que picó espuelas enseguida en busca de su octava Puerta Grande. En chiqueros se plantó con “Amuleto” y allí, en esa oscura boca de los miedos, esperó a otro “Pastelero” -compartió nombre con el tercero de Victorino del martes- de nota, de estrella Michelín. Tuvo fijeza, movilidad, buen son y, sobre todo, celo el de Fermín Bohórquez, que mandó a Madrid una corrida que manseó y no tuvo raza, muy desentendida. Galán aprovechó la excepción. Una labor rotunda, compacta de principio a fin. Tras la portagayola, tiró de “Ojeda” una de las estrellas de su cuadra para torear de costado. Lo llevó cosido al estribo. A milímetros, los pitones. Los cambios de pista, auténticos muletazos. Clavó con pureza en las batidas. “Titán” hizo honor a su nombre con piruetas inverosímiles en la cara. Hasta cinco giros de 360 grados seguidos resistió el tordo. Colosal. Dos cortas reunidas sobre “Óleo” y un rejonazo caído, pero de efecto fulminante aseguraron la salida en volandas por cuarto año consecutivo. Ahí es nada. Luego, el de Tarancón sumó un tercer trofeo en el quinto. Fue gracias a “Apolo” y a sendos pares de banderillas en los medios, de poder a poder. Mucha verdad en ambos. De perla a perla, carrusel de cortas de nuevo con “Óleo” y un pinchazo bastaron para lograr la oreja.

Otra logró pasear Lea Vicens. Se la arrancó literalmente al sexto, más bien. Tiene casta la amazona gala. Mucha. Se sobrepuso a una caída con el manso y aquerenciado tercero, que sólo embistió con celo para hacer por “Jazmín” y Lea en el percance. Toro imposible. El sexto, aunque manejable, también tuvo apego por los tableros y la francesa se entregó al máximo. Su faena tomó vuelo en una espectacular banderilla al violín por los adentros. Ajustadísima. Mantuvo el interés con “Deseado” y “Greco” y, pese al fallo con los aceros, cayó el trofeo. Por su parte, Hermoso de Mendoza, que prolonga una sequía de Puertas Grandes en Madrid que se remonta a 2009, fue silenciado en ambos. Lo mejor del estellés llegó realizando la “hermosina” sobre “Disparate” en el que rompió plaza.