Toros

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La verdad del toreo de Fortes y la ecuanimidad del palco de La Malagueta

El diestro Saúl Jiménez Fortes durante el tercer toro del festejo de la Feria de Málaga / Efe
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FICHA DEL FESTEJO

Toros de Nuñez del Cuvillo, justos de presentación, nobles y buenos en líneas generales, excepto el sexto que fue manso.

Juan José Padilla, de blanco y oro: pinchazo y estocada (vuelta al ruedo con algunas protestas tras aviso); y estocada (oreja con fuerte petición de la segunda y dos vueltas al ruedo)

Alejandro Talavante, verde hoja y oro: siete pinchazos y descabello (silencio tras aviso); y nueve pinchazos y cinco descabellos (pitos tras aviso)

Fortes, de aguamarina y oro: tres pinchazos y estocada (vuelta al ruedo); y bajonazo y estocada (vuelta al ruedo)

En cuadrillas, saludó tras banderillear al quinto Juan José Trujillo.

La plaza registró algo más de dos tercios de entrada en tarde agradable.

Saúl Jiménez Fortes fue el nombre propio de la tarde de hoy en Málaga, en la que de no ser por el mal uso de la espada hubiera podido cortar un total de tres orejas. Una oreja, en cambio, cortó Juan José Padilla en su despedida de La Malagueta, mientras que Alejandro Talavante tuvo una malísima actuación.

Templado y muy variado recibió Fortes al tercero. Verónicas, chicuelinas y una media con ambas rodillas en tierra. Después del paso del animal por el caballo instrumentó las mejores y más templadas verónicas de lo que va de feria.

La faena de Fortes de muleta fue para enmarcarla, de las que se quedan en la retina de por vida ante un buen toro de Cuvillo, con el que el malagueño estuvo sensacional, derrochando temple, clase, gusto, empaque y calidad. Faena de mano muy baja sobre ambos pitones que encandiló La Malagueta. Tenía las dos orejas en la mano, pero su mala espada volvió a poner el cerrojo a la puerta grande.

De dulce recibió Fortes al sexto con el capote mientras en uno de los tendidos se apagaba una trifulca iniciada por culpa del fanatismo taurino. Las chicuelinas al paso llevando al toro al caballo fueron para enmarcar. El de Cuvillo acusó la mansedumbre desde que salió por chiqueros y ello condicionó toda la faena de muleta que tuvo que desarrollarse pegado a chiqueros.

Muy templado, con empaque y mano baja, así fue como toreó otra vez Fortes, que jugó también con la improvisación para que la faena no perdiera tono a pesar de que el animal estaba cada vez más rajado.

El primero de la tarde fue un toro que buscó las tablas desde que salió por chiqueros y que además salió huyendo del caballo en ambas ocasiones. Padilla optó por no banderillear. Con la muleta toda su labor tuvo que ser a media altura. Por el izquierdo sólo pudo instrumentar una tanda ya que el de Cuvillo se quedaba a mitad de recorrido. Terminó por manoletinas.

Con una larga en el tercio recibió Padilla al cuarto, pero declinó seguir con el capote debido a que a una persona de un tendido de sol tuvo que requerir asistencia médica. En este si puso banderillas con mucha exposición.

Cuando iba a comenzar la faena de muleta un señor del público le dedicó un cante e inmediatamente que terminó, Padilla se echó rodilla en tierra. Muy buen toro de Cuvillo, pronto y con clase, que Padilla aprovechó sobre ambos pitones consiguiendo instantes de gran repercusión en el público.

Faena de más a menos en la que el jerezano terminó de rodillas haciendo un desplante sin muleta.

El público pidió con mayoría y con plena insistencia la segunda oreja que no fue concedida por la presidenta con total justicia.

Hay que recordar que La Malagueta es de primera categoría y las dos orejas deber ser premio a una faena brillante. No es que Padilla haya estado mal, pero la presidenta y unos poquísimos aficionados han sabido valor que la faena no era justa del doble trofeo.

No son bonitas las comparaciones pero si se valora la faena de Fortes al tercer toro y la de Padilla al cuarto, es como comparar el día con la noche.

Ana María Romero recibió una gran bronca y los gritos de fuera, fuera, después de que días previos al comienzo de la feria saliera a la luz que una serie de toreros habían recogido firmas para pedir su destitución.

El primero de Talavante, muy abanto de salida, tuvo también pocas fuerzas en el último tercio, llevando, además, la cara muy suelta por el derecho. La faena se basó sobre la mano izquierda consiguiéndole Talavante arrancarle algún muletazo de calidad. Faena breve debido a la condición del astado.

Salió con más ganas Talavante en el quinto. Brindó al público y el comienzo con la muleta daba esperanzas de que otra historia iba a pasar, pero el extremeño no estaba, estaba de cuerpo pero no de mente. Lamentable la imagen de Alejandro que con la espada no lo quiso ni ver.