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Feria de Bilbao

Los novilleros piden paso

Los cuatro espadas salen a hombros en la novillada matinal

La emoción no tardó en hacerse presente en el coso de Olivenza con una muy buena primera faena de Posada de Maravillas, que reaparecía después de la gravísima lesión que sufrió en la mano el pasado 5 de julio en la Feria de San Fermín.

El joven espada extremeño sorteó un novillo extraordinario por calidad y hondura en las embestidas y, sobre todo, duración, lo que aprovechó Posada para diseñar una labor de notable expresión y personalidad por los dos pitones, salpicada con adornos también de mucha estética y abrochada perfectamente con la espada. Dos orejas, y la mañana ya en el disparadero. El quinto tuvo también buena condición, pero aquí Posada anduvo un tanto embarullado, sin llegar a acoplarse debidamente.

El primero de Ginés Marín tuvo las virtudes del temple y la profundidad en sus acometidas, y el joven torero gaditano volvió a mostrar la madurez y el gran concepto que posee en una faena también de altas cotas artísticas por la quietud, el mando y la cadencia con la que hizo el toreo. Labor condimentada también con cositas sueltas también muy a modo y rubricada con un espadazo. Otras dos orejas.

Sobre los mimbres del la quietud y del valor argumentó Marín la faena al sexto, otro buen novillo del Freixo, al que toreó con mucho aplomo y seguridad, gusto y parsimonia sobre las dos manos. Especialmente buenos fueron los naturales que extrajo en una labor de alta nota.

El primer debutante de la función, Pablo Aguado, se jugó el tipo en el recibo por faroles de rodillas a su primero, con el que se le vio con muchas ganas pero con las lagunas técnicas aún propias de quien empieza. Faena basada en la entrega ante un astado que se prestó menos.

Sorprendió, en cambio, Aguado con el séptimo, al que cuajó una gran faena, mostrando el gusto que atesora. Toreo de temple, suavidad, personalidad y sabor en la interpretación, desquitándose así el sevillano del sinsabor anterior. Mató a la primera y logró las dos orejas para estar en la Puerta Grande con sus compañeros.

También de rodillas recibió de capote Juan Carlos Carballo a su noble primero. El segundo debutante de la mañana anduvo afanoso, queriendo mucho en la cara de su oponente para llegar a la gente, que disfrutó con el cacereño, que dio una buena imagen por valor, ímpetu y firmeza. Dos orejas y debut soñado.

Con el que cerró festejo se volvió a ver un Carballo entregadísimo desde el saludo de capote a una faena de muleta tesonera ante otro bravo novillo. Le faltó contundencia con la espada, pero así y todo logró otra oreja más.

En la plaza de toros de Olivenza, se lidiaron ocho novillos de El Freixo, bien presentados y de muy buen juego en conjunto. Posada de Maravillas, dos orejas y silencio; Ginés Marín, dos orejas y oreja tras aviso; Pablo Aguado, que debutaba con picadores, ovación y dos orejas; Juan Carlos Carballo, que debutaba con picadores, dos orejas tras aviso y oreja. Tres cuartos de entrada.