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Almería

Manzanares, tibia Puerta Grande en Almería

El alicantino paseó sendos trofeos de un manejable y desrazado lote de Juan Pedro Domecq

Manzanares sale a hombros por la puerta grande
Manzanares sale a hombros por la puerta grandelarazon

En Almería, segunda de la Feria de la Virgen del Mar. Se lidiaron toros de Juan Pedro Domecq y uno de Parladé (2º), desiguales de presentación. Nobles, aunque bajos de raza, salvo el 3º y 4º, con más transmisión. Tres cuartos de entrada.

Enrique Ponce, de grana y oro, estocada (oreja); tres pinchazos, estocada defectuosa, aviso (saludos). Morante de la Puebla, de mandarina y oro, pinchazo, estocada desprendida (saludos); dos pinchazos, estocada, aviso (saludos); y José María Manzanares, de grana y oro, estocada recibiendo (oreja); estocada desprendida (oreja).

José María Manzanares inauguró la Puerta Grande de esta Feria de la Virgen del Mar de 2014 después de pasear sendos trofeos de un manejable lote de Juan Pedro Domecq, del que destacó el tercero, de buena transmisión y al que logró entonadas tandas por ambos pitones, aunque se echó de menos durante toda la tarde una faena rotunda.

El alicantino compuso con la muleta una labor medida al tercero. Hubo aroma y estética en las series bien hilvanadas con ambas manos. Siempre el temple estuvo presidiendo su labor. Lo mató recibiendo y cobró su premio. En el sexto, Manzanares, inteligente, supo entender la poca duración del animal para robarle un puñado de naturales en varias tandas. Buena estocada y otra oreja para atar la salida a hombros.

El valenciano Enrique Ponce administró una labor pulcra y llena de temple al que rompió plaza. Destacaron las primeras series sobre la derecha en las que aprovechó la buena embestida de su oponente. Luego, también destacó el epílogo, lleno de elegancia y estética, con el toro más aplomado, ya desde el tercio. En el cuarto, comenzó el trasteo toreando con gran plasticidad también entre las dos rayas. Luego, se lo sacó a los medios y lo cuajó por ambos pitones. Temple y ligazón. El final fue muy emotivo, lleno de torería.

Buen comienzo de faena de muleta tuvo Morante en el segundo. Un toreo muy ligado y de bella factura. Sin embargo, las series fueron a menos ante la escasez de fuerzas del astado y la oreja se le escapó también por el pinchazo con la espada. Luego, con el quinto, el de La Puebla del Río dejó un trasteo más intermitente e irregular con detalles y pinceladas de su inmensa Tauromaquia. Hubo gran contenido en algunos de los muletazos.