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Néstor García: «Habrá gente que se sienta atacada; sólo he querido sentirme en paz con Iván»

Néstor García presenta “Mañana seré libre”, el libro escrito sobre la vida de Fandiño hasta el día de su muerte

Imagen de archivo de Iván Fandiño
Imagen de archivo de Iván Fandiñolarazon

No llegaban a los ochos meses. No habían pasado. Los meses duros, los eternos, los del vacío que vienen después del revuelo. Ocho meses atrás, caprichoso y malvado el tiempo, Iván Fandiño estaba vivo. Hoy, ayer, pasadas las siete de la tarde, era su apoderado Néstor García el que hacía el paseíllo en el Teatro de Bellas Artes para presentar el libro. Una autoedición bajo el título «Mañana seré libre». Pesaban las circunstancias en esta puesta en escena. Unas circunstancias amargas bajo la larga sombra de la muerte en la juventud. Pocas son las apariciones que desde aquella trágica tarde en la plaza francesa de Air Sur l’Adour había hecho el hasta entonces apoderado.

Sólo un silla aguardaba en el escenario. Una silla y una mesa. Apareció Néstor vestido de negro y gris y «escondiéndose» en una gorra negra. «No sé si será el sitio adecuado para salir con gorra, pero en los últimos tiempos me siento más tranquilo así».

Tan sólo unas imágenes a sus espaldas aderezaban la puesta en escena de García: «La idea del libro era una terapia conjunta que teníamos los dos. Cuando ocurría alguna cosa digna de recordar, él me decía esto para el libro. Y así fui guardando muchas historias y después de lo que ocurrió, sin el final feliz que hubiéramos soñado, me sentía en la obligación de escribirlo. Y me ha ayudado a intentar superar todo esto, que me está costando mucho», apuntó.

«En este libro he vomitado mucho, no ha sido fácil pero a la vez ha sido positivo. Me ha servido para sentirme en paz con él, que fue un héroe a contracorriente y sufrió mucho. Eligió una profesión difícil y lo hizo desde el camino más complicado. Era un tipo muy especial».

Néstor García hace entrega de uno de los primeros ejemplares a la madre de Iván

Néstor hizo una presentación breve. Apenas quince o veinte minutos en el escenario. Solo. «Empecé a escribir poco tiempo después de aquel triste día de junio que la vida nos dio un golpe tan duro. El libro no es una novela rosa, es un drama español. Habrá cosas en el libro con las que haya gente que se sienta atacado. No he intentado eso, lo que he querido es ser sincero con Iván y exponer lo que pasó. Lo único que me importa es estar en paz con él, el resto me importa bastante poco. Es un libro crudo y desgarrador, que narra muchas vivencias que tuvimos. He intentado no ocultar mis errores, aunque él fue tan grande que me tapó muchos».

No hubo mucho más discurso ni recuerdos de la fatídica tarde en una exposición entrecortada por momentos por la emoción: “Mañana seré libre acaba el día de Francia, lo que pasó después no me interesa nada”, afirmó antes de recordar que los dos primeros libros los guardó. El primero para la hija de Iván Fandiño y el segundo para su madre, a la que hizo entrega en ese mismo momento”.

Una larga cola esperaba para la firma del libro. La sombra de Iván casi ocho meses después seguía siendo demasiado larga.