Sevilla

«No me juego la temporada, el domingo me juego mi carrera»

Rafael Cerro regresa a Las Ventas en la primera de las tres novilladas del certamen de abril

El extremeño se cruza con uno de sus novillos de Nazario Ibáñez del año pasado
El extremeño se cruza con uno de sus novillos de Nazario Ibáñez del año pasadolarazon

«Tiene que pasar algo gordo», rubrica el novillero Rafael Cerro para finalizar la entrevista a menos de 48 horas de hacer el paseíllo en Las Ventas este domingo junto a Raúl Cámara «Cañero» y Antonio Puerta frente a un encierro de Javier Molina. En juego, un puesto para la final del próximo 28 de abril.

«No es que me juegue la temporada, es que me juego prácticamente mi carrera en esta tarde y en la novillada del 26 de mayo en La Maestranza. El domingo es mi primer paseíllo de la temporada y Sevilla será el tercero, porque antes pienso volver a Las Ventas para torear la final de Guadaira, estoy mentalizado de que en una de estas dos tardes voy a abrir la puerta grande», zanja sin perder un ápice de contundente convicción el extremeño, apoderado por el maestro Ortega Cano y su sobrino Francisco Ortega.

Y es que después de un invierno «muy duro, cargado de entrenamientos y de trabajo en el campo para seguir corrigiendo defectos», Cerro está seguro de que el trabajo dará sus frutos en el «primer test serio de 2013». «La balanza está equilibrada, estoy tan ilusionado como responsabilizado de que no se me pueden escapar oportunidades como, por ejemplo, el año pasado», recuerda señalando con precisión a la excelente novillada lidiada el curso pasado por el ganadero murciano Nazario Ibáñez.

Aquel día, Cerro puntuó, pero se escurrió entre los dedos un premio mucho mayor frente a varios utreros de nota. «Fue una novillada muy completa y creo que ha sido mi mejor tarde en Madrid, pero no estuve nada fino con la espada, porque si no fallo con los aceros... pienso que tenía la puerta grande abierta, parece mentira que estando tan bien con un toro, todo se desmorone por pincharlo», lamenta Cerro un año después de que los encastados novillos se fueran con las orejas sin cortar.

«Esa tarde y el buen sabor de boca que dejé en mi presentación en San Isidro de 2011 son el referente para seguir creciendo: debo subir otro peldaño más para coger buen ambiente y que lleguen más contratos, primero, y la alternativa, después», afirma el de Navalmoral de la Mata.

En este sentido, Rafael Cerro comienza su tercera campaña en el escalafón novilleril por lo que el doctorado aparece ya como un «sueño inminente». «Mis apoderados ya están en conversaciones y mirando las propuestas, pero para facilitarles yo la tarea, tienen que hablar de mí; tengo que destacar en estos compromisos en Madrid y Sevilla, por algo son las dos plazas más importantes del mundo».

Precisamente, Cerro no niega su predilección por el coso maestrante a la hora de elegir un escenario para convertirse en matador de toros: «Esa plaza tiene una torería incomparable, es mi plaza preferida, por lo cómodo que me he sentido allí delante de los novillos y, también, por cómo ha respondido la gente a mi toreo».

Antes, le aguarda en los chiqueros de Las Ventas un lote de Javier Molina, hierro con el que ya sabe lo que es triunfar. «Hace dos años en Algemesí (Valencia) le corté las dos orejas a un animal muy noble en la muleta», rememora haciendo oídos sordos a la crítica que esta divisa despertó el año pasado por su excesivo trapío para una novillada y que se acrecentó tras la grave cornada sufrida por el colombiano Juan Viriato.

«Es una ganadería de garantías, de las que suelen echar astados con movilidad y opciones para el buen toreo, recuerdo el encierro del año pasado, era fuerte, muy grande, pero esta es la plaza más importante y seria del mundo por algo y los triunfos cuestan tanto también por algo, me da igual grande que chica, sea como sea tengo que cuajarla y montar un lío», concluye Cerro de vuelta a la primera frase.