Feria de San Fermín

San Fermín: los 875 metros de miedo y pasiones

La cuenta atrás ya ha comenzado y mañana se podrán visitar los toros en los Corrales del Gas

Vista de la calle Estafeta desde la curva de Mercaderes tras el paso de los toros de la ganadería gaditana de Fuente Ymbro durante el cuarto encierro de los Sanfermines 2018
Vista de la calle Estafeta desde la curva de Mercaderes tras el paso de los toros de la ganadería gaditana de Fuente Ymbro durante el cuarto encierro de los Sanfermines 2018larazon

La cuenta atrás ya ha comenzado y mañana se podrán visitar los toros en los Corrales del Gas

En San Fermín la vida es tan distinta que la cuenta atrás no comienza unos días antes ni tan siquiera unas semanas atrás en el tiempo. La cuenta atrás del nuevo San Fermín da comienzo en el mismo momento que se cierra con el “Pobre de mí”, que te arranca algo del corazón aunque seas forastero, a un año vista. Eso es Pamplona y sus fiestas con una intensidad atroz y fuera de lo común, capaz de envolverte y conquistarte sin medida. Pamplona es todo. Es la noche y el día. El apabullante temblor del miedo una hora antes de que comience el encierro matinal a las ocho de la mañana. La juerga que ha amenizado toda la noche de manera incesante da paso a otra Pamplona, la que se pone al filo de la navaja, la que atrae a corredores de todas partes del mundo para lanzar al unísono la moneda al aire con el único fin de poner a bombear el corazón y echarse una carrera de las buenas, de las que alimentan el alma. Esas cosas que se entienden o no, como se entienden las miradas de los corredores los minutos antes, esos sí que son los del descuento. Muchas caras, casi siempre las mismas, en sus rincones, en sus lugares, cada uno en su puesto a la hora precisa, en la cita ineludible con el miedo.

El miedo que se convierte en gesta por la tarde, con toda la información matinal, con el minuto y resultado de lo que ha pasado y en el incuestionable tiempo de verdad. A reventar todas las tardes de toros. Por la mañana y por la tarde, en la corrida, amenizada con su manera de ver los toros, dividido entre Sol y Sombra. La fiesta y la serenidad. Los cánticos y la paz. Un revoltijo de emoción es capaz de ponerse de acuerdo cuando algo ocurre en el ruedo. Será así a la vuelta de entonar la “Chica yeyé” o “El Rey”. No falla. Pamplona en sí no falla. Con sus encierros para los más pequeños, los encerrillos del agua y todos esos detalles que la hacen diferente. Entre ellos, los Corrales del Gas, que desde mañana abrirá sus puertas y niños y mayores podrán visitar todas las corridas que se lidiarán en el coso de la Misericordia en los próximos días antes de agigantar la leyenda pamplonesa.

Será el viernes, 5 cuando una novillada de la Ganadería de Pincha se lidie por Francisco de Manuel, Antonio Grande y el mexicano Diego San Román.

Para el sábado, 6 está previsto el tradicional festejo de rejones en el que se darán cuenta de reses de El Capea y San Pelayo para los rejoneadores Pablo Hermoso de Mendoza, Leonardo Hernández y Roberto Armendáriz.

A partir del domingo comienzan las corridas de toros con la divisa de El Puerto de San Lorenzo para Emilio de Justo, Alberto López Simón y Ginés Marín.

El lunes, 8, serán los toros de Cebada Gago para Manuel Escribano, Rubén Pinar y Juan del Álamo.

Martes 9. Toros de José Escolar para Fernando Robleño, Javier Castaño y Pepe Moral.

Miércoles, 10. Toros de Jandilla para Diego Urdiales, Sebastián Castella y Roca Rey.

Jueves 11. Toros de Victoriano del Río para Antonio Ferrera, El Juli y Pablo Aguado.

Viernes 12. Toros de Núñez del Cuvillo para Miguel Ángel Perera, Cayetano y Roca Rey.

Sábado 13. Toros de La Palmosilla para Román, José Garrido y Javier Marín.

Y así llegaremos al domingo 14. Al cierre con toros de Miura para Rafaelillo, Octavio Chacón y Juan Leal antes de volver a entonar un año más el “Pobre de mí”.

Roca Rey, figura del momento se ha apuntado a dos. Pamplona es el filón por el que gira la muchedumbre. Esos 875 metros que a las 8 de la mañana dejan sin oxígeno a millones de personas y mantiene en vilo cuando cae la tarde en el ruedo de la plaza de la Misericordia. Pamplona es mucho. Pamplona es demasiado.