Toros

Valencia

Sí a la libertad

Miles de aficionados de toda España, además de figuras del toreo y asociaciones profesionales, saldrán hoy a la calle en Valencia para reivindicar la Fiesta, que genera un impacto global anual de más de 3.500 millones de euros. Enrique Ponce leerá un manifiesto al término de una concentración que se prevé histórica

Aportación al Estado. 56 millones inyectan los toros a la actividad cultural sólo en IVA y cotizaciones sociales
Aportación al Estado. 56 millones inyectan los toros a la actividad cultural sólo en IVA y cotizaciones socialeslarazon

Miles de aficionados de toda España, además de figuras del toreo y asociaciones profesionales, saldrán hoy a la calle en Valencia para reivindicar la Fiesta, que genera un impacto global anual de más de 3.500 millones de euros. Enrique Ponce leerá un manifiesto al término de una concentración que se prevé histórica

Estamos en un momento en el que los mercaderes han entrado en el templo. En el templo de la literatura entraron hace mucho tiempo y en el toreo también. Y hay que expulsar a los mercaderes, hay que sentir esa santa ira. Que se queden sólo los devotos que tienen que orar, los que tienen que admirar, los que tienen en el fondo que unirse a las alturas». Antonio Gala, taurino, que le presta su nombre a 13 sociedades protectoras de animales, y que se apoya en un bastón que le arrojaron a Manolete en la plaza de toros de México, hizo esta reflexión en 2007 en un acto en Sevilla. Entonces el Parlament aún no le había dado la estocada definitiva a las corridas de toros en Cataluña –fue en julio de 2010 con votos de ERC, CIU, ICV y PSOE–, EH Bildu todavía no había empujado hacia el cierre a la plaza de Illumbe de San Sebastián –que ha reabierto–, y Pablo Iglesias ni siquiera calentaba el vuelo de Podemos en los platós de televisión. Pero la amenaza estaba latente.

Nunca los toros han estado del todo libres de contestación. Antes de la prohibición de Cataluña sólo algún Papa se había atrevido a bajar la persiana del espectáculo. Los toros han resistido a lo largo de su historia las embestidas de la Ilustración, que reverberó con los postulados regeneracionistas del 98. Y aguantaron hasta una Guerra Civil que dejó la cabaña brava esquilmada y partida en dos, con un nido de buitres en torno que bien la definió metafóricamente Luis García Berlanga.

- Contestación en la calle

Ahora no se trata ni de regeneracionismo ni de virtudes cristianas. Ahora el propósito de los «mercaderes» a los que se refería Antonio Gala –Podemos, en la estela de ERC y CIU en Cataluña– es el de cortar el cordón umbilical con todo lo que huela a España y que connotativamente se ha vinculado erróneamente con posiciones conservadoras. El objetivo es acabar con el toro como animal símbolo, como bien lo definió Enrique Tierno Galván en su obra «Los toros: Acontecimiento Nacional»: «Téngase en cuenta que la lidia del toro, por uno u otro procedimiento, es un suceso viejísimo en la historia de España, de modo que se ha constituido en el animal símbolo, cuasi totémico, de lo español».

Hay motivos de sobra para la contestación en la calle que el mundo del toro va a llevar a cabo hoy en Valencia. Una manifestación bajo el lema «Los Toros, cultura, raíces y libertad del pueblo» que se espera masiva, con la asistencia de aficionados, ganaderos, empresarios, matadores de toros, banderilleros, mozos de espada... los que participan y orbitan en torno al segundo espectáculo más importante del país y que tiene un impacto global –el Producto Interior Bravo– de más de 3.500 millones anuales, según la patronal Anoet. Porque son los toros los que aportan económicamente al Estado y no al revés, como ha documentado el profesor universitario Juan Medina en su trabajo «Tauromics». 56 millones inyectan los toros a la actividad cultural solo en IVA y cotizaciones sociales. De las administraciones vía ayuda se recibe la mitad: 25,5 millones.

La llegada de Podemos a las instituciones –primero en las elecciones municipales y luego en las generales–, con la postura de perfil del PSOE, es probablemente la amenaza más seria para la fiesta desde la transición. El partido de Pablo Iglesias moduló su postura desde el prohibicionismo inicial a la libertad condicional, pero las condiciones van encaminadas al estrangulamiento económico y la desvirtuación del espectáculo. La estrategia ya ha golpeado a ciudades con una centenaria tradición taurina como Córdoba o Madrid. En la capital cordobesa el PSOE cedió en enero a la presión de la marca blanca de Podemos, puntal que sostiene el Gobierno, y sacaron adelante una moción «en defensa del bienestar y la protección animal», que elimina de un plumazo la escasa ayuda económica para eventos taurinos y deja la puerta abierta a extender la prohibición cuando Podemos, que lleva poco más de un año en los ayuntamientos, asiente los bastones de mando. Otro tanto ocurrió en Madrid con la supresión de la subvención de 60.000 euros que recibía la escuela taurina. En Cantabria la cornada ha pasado de largo porque PP, PRC y Ciudadanos se opusieron a la iniciativa legislativa de Podemos para prohibir las corridas a través de la modificación de la Ley regional de Protección de Animales. Pero el PSOE se retrató con una inquietante abstención al reconocer que la tauromaquia es una «brutalidad». Palma de Mallorca, Alicante y La Coruña, cerca de donde hizo Alberti el único paseíllo de su vida vestido de luces, son ya ciudades antitaurinas. En Baleares el asunto es más serio porque lo que hay en marcha es una Proposición de Ley, auspiciada por Podemos y de nuevo con la aquiescencia socialista, para la abolición de las corridas.

Cuando no se pone en la mesa ni la abolición ni de cerrojazo a las ayudas, como en el caso andaluz, la estrategia se centra en la desvirtuación del rito. Una suerte de corridas incruentas que guardan más parecido con los espectáculos que se dieron hace unos años en algunas plazas americanas, con becerrotes y banderillas de velcro, que con las corridas de toros de historia milenaria, en las que se juegan su vida con una espada los últimos caballeros. Una de las medidas que propuso el diputado de Podemos Rafael Luna Morillo el pasado 19 de febrero en el Consejo de Asuntos taurinos de Andalucía fue «la eliminación de cualquier festejo taurino y popular que se celebre con animales menores de 2 años, es decir, becerros y becerras, en los que participen aficionados prácticos y que, de alguna manera, sea en la plaza o fuera de la vista del público, acaben con el resultado de muerte del animal». Otra de ellas es la «implantación (..) de la utilización del perno de pistola cautivo en la lidia como sistema de aturdimiento previo a la puntilla o al sangrado posterior».

- Traición histórica

Si en una plaza se ha llegado a ver a Morante regando con una manguera –licencias de los genios– se podría ver a un torero con el chispeante y el perno de pistola pero, la verdad, cuesta. El antitaurinismo de Podemos no responde a ninguna tradición histórica de la izquierda, más bien es una traición histórica. Y quien mejor se ha ocupado de contar esto es el crítico taurino y escritor Paco Aguado en un revelador ensayo –un «eye-opener», abridor de ojos, que gráficamente dicen los ingleses– publicado en «Cuadernos de Tauromaquia».

Los toros han embestido a lo largo de su historia por la izquierda y por la derecha. Lorca, fusilado junto a un maestro de primaria y dos banderilleros, dio cuenta de ello con su propia muerte. Paco Aguado cuenta cómo sacaron a Santiago Carrillo a hombros de la plaza de la Casa de Campo de Madrid tras el festival que se incluyó en 1978 –y volvió a repetirse el siguiente año– en los actos de la Fiesta del Partido Comunista. Hay foto de ese ilustrativo momento, como también hay foto de los alumnos de la escuela taurina enjalbegando la placita para el festival. Nadie pensaría entonces, con Carrillo oficiando como presidente del espectáculo y asesorado por el crítico taurino de Mundo Obrero y por un aficionado peluquero de Pablo Picasso –otro taurino nada sospechoso- que al cabo del tiempo sería un partido de raíz comunista, Podemos, quien trataría de asfixiar económicamente a la Escuela, cuna en la que se forjaron «El Juli», «Yiyo» o «Joselito».