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Almería

Tres tauromaquias y una serie infinita

Marín Y Morante a hombros

Ginés y Morante salen por la Puerta Grande de Almería / EFE
Ginés y Morante salen por la Puerta Grande de Almería / EFElarazon

En el ruedo almeriense triunfaron tres tauromaquias, tres conceptos, tres estilos diferentes pero igualmente sublimes, lo que supone una gran satisfacción para todos los aficionados. Porque el torero sigues estando vivo, puro y eterno.

Morante tuvo detalles propios de su tauromaquia en el primero de la tarde, un astado bajo de casta y al que le costaba seguir los engaños. No obstante consiguió varios muletazos de gran belleza. Una oreja después de pinchazo y casi entera.

Al cuarto, un toro colorado, lo toreó con excelencia a la verónica y con la muleta le extrajo pases sueltos de gran plasticidad, tanto al natural como con la derecha. Concluyó con un cambio de mano de importante contenido. Estocada caída y oreja.

Talavante hizo el mejor toreo de la tarde ante el quinto, un negro mulato listón noble y que seguía la muleta con entrega y recorrido. De esta manera surgieron las tandas con una y otra mano y pases llenos de temple, mando y dominio. Faena de altos vuelos que no concluyó con la espada. Pero en el ruedo almeriense quedó constancia de esa verdad y esa pasión de la tauromaquia cuando el toreo se interpreta como Talavante. Una oreja.

Ginés Marín apunta alto, así lo demostró en Almería. A su primero le extrajo naturales con entrega y valentía, cargando la suerte y logrando el lucimiento. Terminó por manoletinas. Estocada y oreja.

Donde demostró el joven extremeño sus aspiraciones fue en el sexto, negro y noble que se vió en la muleta de Marín. Naturales de bella geometría y estampa que fueron muy emotivos y hondos. Una serie infinita. Toreo de ensueño. Dos orejas.

Toreo de Guerrita y Pepe-Hillo en la arena almeriense. Morante, Talavante y Ginés Marín resucitaron una lidia de otra época, de una plasticidad que emocionó a público y aficionados.