Toros
Varea: «Quiero que Castellón sea mi trampolín, voy a darlo todo»
El diestro de Almazora atiende a La Razón a escasos días de volver a Castellón
Es de Castellón y a Castellón vuelve. Esta plaza, que siempre le ha esperado, que siempre lo ha acogido, que siempre lo ha cobijado y le ha exigido, lo emplaza de nuevo para este próximo domingo. Lo pillamos volviendo del campo. «Son días de mucho ajetreo» reconoce, una cita de tal envergadura merece cualquier desvelo. Oriundo de Almazora, convivió en sus inicios con la cultura del toro en la calle, pero reconoce que «desde siempre, le llamó la atención el toreo a pie».
Desde pequeño, veía los toros por la tele y a ello hay que sumar la influencia de su abuelo y de su padre. Del toreo a pie reconoce que le intrigaba la posibilidad de «encauzar y dominar la fiereza de las embestidas». Como persona, ser capaz de estar ahí, se ha convertido en necesario. «El torear es algo tan maravilloso, que cuando no lo tienes, aunque puedes vivir sin ello, necesitas que esté presente en tu vida».
«Romperte los riñones, su respirar, sus miradas..., es algo que no sabría describir, solo puede sentirse» confiesa.
Ahora es matador de toros, pero en sus comienzos no todo fue de la noche a la mañana. A fuego lento fue cuajando esa afición hasta que con ayuda de su abuelo se inscribió en la E.T. de Castellón, donde recuerda que cuando llegó «no había cogido nunca un capote».
Las cosas rodaron y Varea fue tomando ambiente, debutó con caballos «con una novillada de Prieto de la Cal, ahí empezó todo» recuerda y tuvo una primera temporada donde mató todo tipo de ganaderías, hasta que llegó el indulto de Quejoso enZaragoza, que supuso el lanzamiento definitivo de su carrera novilleril.
«Se formó una terna junto a Ginés Marín y Álvaro Lorenzo que se repitió muchas tardes», esta terna de novilleros punteros, estaba presente en muchas de las ferias de España, y fue «una gran época».
Fue un paso muy importante, «de estar en un segundo plano, a estar en todas las ferias», ¿la cabeza cómo se gestiona? «La verdad es que hay que estar muy preparado, quizá en aquel momento me vino todo muy deprisa y no estaba del todo preparado».
Todo lo contrario sucedió al tomar la alternativa. «Estaba muy mentalizado, sabía que aquello podía romper y salir las cosas bien o que lo más normal era que todo se frenase y ver reducido el número de contratos».
¿Y en ese momento, a qué se aferra un torero? «La clave está en confiar uno mismo, las armas que uno tiene y lo que uno tiene por decir en esta profesión». Seguir entrenando, no desfallecer y que te lleguen oportunidades como la del próximo domingo, donde se reúnen tres toreros de «corte clásico».
Todas las esperanzas están puestas en el festejo del domingo. Torear en Castellón y con televisión es un handicap, pero no quiere «orejas paisaneras», pretende conquistar Castellón con su espada y su muleta, y a pesar de que en Fallas no terminaron de rodar las cosas, el anhelo es que sea «una temporada que empezó en Valencia y acabe en Zaragoza».
Comienza la cuenta atrás y reconoce que su carácter cambia. «Soy un poco más reservado y distante, pero no lo hago con maldad, solo que la cabeza está centrada en el toro».
Es normal, el toro absorbe toda la energía, la mayor parte de los pensamientos, la mayor parte de la vida..., de un chico, que confiesa que cuando puede desconectar, le gusta estar en familia, ir al campo o a la playa y pescar, porque «me relaja bastante» remata.
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