Toros

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Adiós a Victorino, adiós a una leyenda

Muere en su finca de Cáceres y rodeado de su familia el ganadero de Galapagar a los 88 años después de un accidente cerebrovascular

Victorino Martín, padre e hijo, en una imagen de archivo, en su finca de Cáceres
Victorino Martín, padre e hijo, en una imagen de archivo, en su finca de Cácereslarazon

Muere en su finca de Cáceres y rodeado de su familia el ganadero de Galapagar a los 88 años después de un accidente cerebrovascular

Vivió en la época en la que las redes sociales no hacían de eco de todo aquello que pasa a la vuelta de la esquina, incluso de lo que no pasa. Y fue capaz de crear una historia, hacerla perdurar a través de la sangre con su hijo Victorino Martín García, tan dignísimo sucesor, y la hija de este, y nieta del mítico ganadero, María del Pilar Martín. Tres generaciones dedicadas en cuerpo y alma a la ganadería de bravo. Victorino Martín, a sus 88 años, se despedía de la vida hoy y como no podía ser de otra manera lo hacía en su finca de Extremadura y acompañado de su familia. Allí se encontraba desde el pasado domingo cuando el ganadero, natural de la localidad madrileña de Galapagar, sufrió un accidente cerebrovascular que le puso contra las cuerdas de la vida. Rodeado de sus toros y su gente encontró el adiós.

Hacía apenas dos semanas que hizo su última aparición pública para recoger junto a su hijo y de manos de Su Majestad el Rey Felipe VI el Premio Nacional de Tauromaquia 2016. Uno de losmuchos galardones que recibió a lo largo de su vida.

Fue el 6 de marzo de 1929 cuando nació en la localidad madrileña de Galapagar fruto del matrimonio entre Adolfo Martín y Candelas Andrés. Tuvo dos hermanos, Venancio y Adolfo y dos hermanas que fallecieron antes de su nacimiento. La Guerra Civil partió por la mitad su infancia con la muerte de su padre y pronto empezó a colaborar en los negocios familiares, como la carnicería de su tío Mateo en Torrelodones. Junto a sus hermanos comenzaron a organizar festejos y en 1953 inscriben en la Asociación de Ganaderos de Reses de Lidia el hierro de la V con el que la familia había herrado las reses desde los tiempos del abuelo Venancio y lo hacen con el nombre de Adolfo Martín. Hubo de esperar hasta la temporada de 1967 para ver lidiar la primera corrida con el nombre de Victorino Martín.

Pasados los años lo consiguió todo el ganadero de Galapagar en el toreo y logró sobre todo una marca que ha traspasado fronteras. En 1969 se estrenó en la Monumental de Las Ventas y la corrida tomó 23 puyazos, lo que fue granjeando una buena fama y conquistando poco a poco el corazón de la afición más exigente.

A Victorino Martín se le recordará por muchas cosas, con una personalidad fuera de lo común, pero una de las tardes que pasó a la historia de la tauromaquia fue la de 1982 en la Monumental de Las Ventas. Cómo sería que pasó a la memoria colectiva bajo el título de la «corrida del siglo». Fue el 1 de junio y con las cámaras de TVE en directo. Victorino salió esa tarde a hombros. Y lo hizo tras el éxito cosechado de los matadores con sus toros. Dos orejas cortaron Ruiz Miguel, Luis Francisco Esplá y José Luis Palomar. El cuarto toro de aquella tarde fue premiado con la vuelta al ruedo. Esa temporada, la del 82, resultó el año que la ganadería tuvo la camada más larga de su historia. No fue un hecho aislado el del éxito. Tuvo que llegar «Belador» para hacer historia. Hasta la fecha el único toro que ha sido indultado en la plaza de toros de Madrid, en Las Ventas, en la Corrida de la Prensa de aquel mismo año. Lo lidió Ortega Cano. Ya se había hecho Victorino con la afición venteña con una personalidad tan controvertida como arrolladora.

Vivió en sus carnes la furia de sus toros cuando «Hospiciano» le propinó un total de nueve cornadas. La suerte no quiso que aquello acabara en tragedia y dejarse arrastrar por la corriente del río fue su salvación. Meses le costó la recuperación.

Con el paso de los años Victorino logró crear una marca de sus toros y convertirlos en un icono de la tauromaquia. Despierto, inteligente, habilidoso , audaz y con un don de gentes fuera de lo común supo elegir los caminos para agigantar la ya hoy leyenda de los toros de la A coronada. Su hijo, Victorino Martín García, y su nieta Pilar, siguen el legado. Más de 50 años de historia. La ganadería, la casa, la marca de Victorino, en pie medio siglo después. Y con todo los honores. El camino está hecho. Descanse el guerrero.