Feria de Abril

Vuelta al ruedo de El Cordobés, lío de El Fandi en banderillas

Los mediáticos llenan La Maestranza en la undécima de la Feria de Abril

El Fandi cautivó al público maestrante con grandes pares de banderillas
El Fandi cautivó al público maestrante con grandes pares de banderillaslarazon

Se hablaba ayer de El Juli, de la grave cornada que había sufrido el día anterior. La Maestranza quedó compungida aunque despertó con una nueva tarde de toros.

La Maestranza (Sevilla). Undécima de la Feria de Abril. Se lidiaron toros de Torrestrella (el 1º, como sobrero), bien presentados, manejables en conjunto. El 3º, 5º y 6º, los que menos sirvieron. Casi lleno.

El Cordobés, de caña y oro, estocada (vuelta tras petición); estocada (silencio).

Juan José Padilla, de burdeos y oro, estocada (saludos tras petición); estocada (silencio).

El Fandi, de grana y azabache, estocada (silencio); dos pinchazos, media estocada (silencio).

Se hablaba ayer de El Juli, de la grave cornada que había sufrido el día anterior. La Maestranza quedó compungida aunque despertó con una nueva tarde de toros. Los tres toreros anunciados tuvieron suficiente tirón taquillero para cubrir la plaza. Además, el día era propicio para ir a los toros: un sábado soleado de feria. Además, los tres toreros, fieles a sus respectivos conceptos del toreo, no decepcionaron a sus parroquianos, aunque no se cortaran orejas.

Manuel Díaz «El Cordobés» vio como el primero de su lote, con nobleza y buen son, era devuelto al doblar las manos tras el tercio de varas. Salió un sobrero de la misma ganadería, gandrullón y bien armado, de igual nobleza y obediencia, aunque de escasa codicia en sus embestidas. El Cordobés cumplió con el capote y dejó una correcta faena al aprovechar las buenas condiciones de su oponente. Tiró con suavidad y templanza del toro, con la muleta a media altura. Su faena llegó fácilmente al tendido y más cuando, al final, apostó por el arrimón, el desplante y el salto de la rana, jaleado por el público.

Siguió fiel a su concepto del toreo ante el noble y manejable cuarto. Cumplió con el capote, y construyó una faena intercalando tandas por ambas manos. Tiró con suavidad del animal, que se venía a menos, pero el diestro le dio aire, perdió unos pasitos entre muletazos y estuvo muy relajado, sin que apareciera en este toro el tramo final de desplantes marca de la casa.

Juan José Padilla compuso templadas verónicas para recibir al primero de su lote y remató con una media de rodillas en tierra. El galleo para llevarlo al caballo, de sabor añejo, precedió al espectacular tercio de banderillas. Con la muleta, aprovechó la nobleza del toro sin forzar el justito poder del animal y consiguió tandas de naturales largos y profundos.

A su segundo le faltó fuerza durante toda la lidia. El jerezano dejó entonadas verónicas, aunque sin continuidad en el lucimiento por la falta de codicia del oponente. Volvió a entusiasmar con las banderillas, sobre todo al quiebro por los adentros, y comenzó la faena con ocho estatuarios, muy quieto. Luego, la faena se vino a menos, al igual que el toro. El «Ciclón de Jerez» aguantó parones del toro arrimándose.

El Fandi recibió a su primero con una larga de rodillas junto al tercio. Con las banderillas formó un auténtico alboroto. Estuvo muy centrado y a más, destacando el tercer par al violín y un cuarto que colocó de poder a poder. Sin embargo, con la muleta no pudo tener continuidad. El toro se quedó corto, de recorrido y codicia.

El sexto no se lo puso fácil. Se paró muy pronto en la faena de muleta y, además, sacó complicaciones. Arriesgó lo suyo el de Granada, aunque no pudo lucirse. Sí que lo hizo en el tercio de banderillas. Estuvo enorme con un par que remató ese tercio en el que pidió un sombrero en el tendido y se adornó con él. Sin lugar a dudas, sube muy alto el listón en este tercio, con buena técnica y excelente disposición. Lástima, que con el público ya entregado no pudiese rematar la faena.