«True West», Sam Shepard auténtico, pero no en el Oeste

Austin regresa al hogar familiar. Su madre está de viaje, pero se encontrará con su hermano, Lee, su antítesis, al que lleva cinco años sin ver. Austin lleva una vida ordenada. Lee malvive en el filo de la navaja con pequeños robos. Criaturas prototípicas del universo de Sam Shepard, los protagonistas de «True West», un texto del actor y dramaturgo de culto norteamericano. «Son dos caras de la moneda. Un solo ser dividido en dos personalidades muy fuertes: uno marginado de la sociedad y otro, políticamente correcto». Lo explica así José Carlos Plaza, conocido director que no dudó en aceptar la propuesta de un grupo de antiguos alumnos de la escuela William Layton, intérpretes con los que ya había trabajado y con trayectorias ya consolidadas: Joaquín Abad, Alberto Berzal, Inma Cuevas, Israel Frías, Daniel Gallardo, Esther Ortega y Luis Rallo. Este drama del Medio Oeste estrenado en 1980 se escapa a su propia etiqueta para convertirse en comedia catártica: «Lo que cuenta Shepard–explica Plaza– podría ser el auténttico desierto, el Sáhara, el norte de África, el País Vasco, Castilla... En realidad, puede hablar de las raíces, de la fuerza de la tierra castellana, que han desaparecido: ahora todo son grúas». Por eso, cuenta el director que han «respetado el texto al máximo, pero en la puesta en escena no hemos ido a la cultura americana, sino a algo muy español, mediterráneo. Lo que pudiera tener Shepard de estadounidense lo hemos diluido. Es un gran clásico: es como dirigir "Hécuba", o montar a Lope de Vega: la anécdota queda relegada ante la grandeza del ser humano».