Fiscalidad

El aumento de los pagos con tarjeta reduce la economía sumergida

Los pagos con tarjeta han pasado de 37.000 millones en el primer trimestre de 2020 a 57.000 este año, aumentando así la recaudación por IVA en 6.000 millones según Esade

Una persona realiza una compra en el mercado.
Los medios de pago electrónicos reducen el fraude y el teléfono móvil se ha convertido en una forma de pagar cada vez más habitualAna EscobarAgencia EFE

La recaudación fiscal superó entre 2021 y 2023 las previsiones, situándose por encima de los niveles prepandemia. El porcentaje del consumo de hogares que tributa IVA creció entre seis y siete puntos sin que hubiese variaciones significativas de la normativa, lo que llevó a aumento de la recaudación del IVA de unos 6.000 millones de euros anuales tanto en 2022 como en 2023. Un incremento que, según Francisco de la Torre, director del foro de fiscalidad EsadeEcPol e inspector de Hacienda, se explica por un afloramiento de la economía sumergida. En su último policy brief"¿Se redujo el fraude fiscal y la economía sumergida tras la pandemia? Análisis 2019- 23 a partir de la recaudación del IVA", el experto abunda en las causas que pueden haber motivado este mejor cumplimiento de las obligaciones tributarias, y apunta a los cambios sociales producidos durante la pandemia, entre los que se encuentra, un aumento de los pagos con tarjeta y, en consecuencia, de la disminución del porcentaje de transacciones en efectivo, las cuales no están controladas por la Agencia Tributaria. Para explorar esta hipótesis, el análisis toma como base los datos de pequeñas transacciones del Banco de España en este periodo 2019-2023, distinguiendo entre pagos de ventas con tarjeta y retiradas de efectivo en cajeros automáticos. Ambos tipos de operaciones están íntimamente relacionadas con las ventas al por menor, que en su mayoría están sujetas a IVA. De esta forma se observa que un crecimiento progresivo de las transacciones con tarjeta, que pasan de los 37.000 millones de euros del primer trimestre de 2020 a los 57.000 en el mismo periodo de 2023. De esta forma, el porcentaje que esta forma de pago representa sobre el consumo total aumenta casi 10 puntos porcentuales, pasando del 20% al 29%. Por su parte, el efectivo retirado en cajeros como proporción del consumo también desciende.

En cuanto a la evolución del IVA y, una vez descartado que el incremento en la recaudación se deba a una "burbuja inmobiliaria" como la registrada en el periodo 2000-2007 y que no se han producido cambio sustanciales en la estructura del consumo de los hogares, De la Torre atribuye el aumento del consumo de los hogares sujeto a esta tasa sobre el total, que pasa del 59,4% en 2020 al 71,4% en los tres primeros trimestres de 2023, a un mejor cumplimiento fiscal, que es una de las razones que explica el incremento de la recaudación. "Por supuesto, hay otras, como los precios, o el consumo total que aumenta, pero aquí hemos conseguido identificar que sí habría un mejor cumplimiento fiscal que hace que un mayor porcentaje de las ventas, y, en consecuencia, del consumo, se declaren. Y una vez se declaran las ventas en el IVA, está claro que hay otros aspectos que también tienen que aflorar como el empleo o los beneficios", detalla.

Así, el estudio distingue en el periodo 2019-2023, dos etapas: una primera, con una pandemia que obligó a cerrar buena parte de la actividad económica lo que se tradujo en una importante caída del crecimiento económico y de la recaudación, así como el aumento del déficit público. Posteriormente, entre 2021 y 2023, se produce un periodo de recuperación con creación de empleo, pero a la vez ensombrecido por la inflación. En este periodo, el crecimiento de la recaudación ha ido batiendo sistemáticamente las previsiones. De los datos analizados en este estudio, se registran dos fenómenos. Uno, primero en 2020, conocido como "efecto Hugo" (en alusión a Víctor Hugo y su novela "Los Miserable"), que se refiere a las caídas de recaudación superiores a las esperadas cuando se produce una caída importante en el crecimiento económico. Como ya ocurrió en la crisis anterior (2008-2013), la "economía sumergida impidió una explosión social". Sin embargo, entre 2021 y 2023 parece suceder exactamente lo contrario, con un aumento inesperado de la recaudación. Este crecimiento, que "parece que está tocando techo", obedece a múltiples factores, como la recuperación económica, aumento del empleo, inflación y diversas medidas fiscales. Pero De la Torre advierte de que todo esto agregado deja una parte del aumento de recaudación sin explicar, algo que ya pasó en España en la burbuja inmobiliaria, cuando la recaudación fiscal excedía sistemáticamente todas las previsiones. Sin embargo, actualmente, la situación es completamente distinta. Fundamentalmente hay dos razones que lo explican. Por una parte, que el efecto de la inflación en la recaudación del IRPF, lo que se conoce como progresividad en frío, probablemente esté infracalculado. La causa es que se toman elasticidades históricas. Sin embargo, la normativa del IRPF no es la misma en el periodo 2021-2023 que en etapas anteriores de elevada inflación. Desde 2018, los tipos marginales que soportan los contribuyentes de menos renta son particularmente elevados. Esto significa que, ante situaciones de inflación, el efecto de subidas del tipo efectivo del impuesto es superior al esperado, ya que hay varios millones de contribuyentes en estas circunstancias. Por ello, el tipo efectivo del impuesto no hace más que subir año tras año, pese a que se han ido acordando rebajas de impuestos. Pero el segundo motivo que explica el aumento de los ingresos tributarios es la reducción de la economía sumergida, debida, entre otras razones, a la mayor utilización de medios electrónicos, que dejan rastro, y la correlativa reducción del efectivo. Aunque se trata de un fenómeno general a todo el sistema fiscal, el estudio se centra en el IVA, detectando, precisamente, un aumento del porcentaje de operaciones sujetas y declaradas en este tributo superior al consumo en ese periodo. Aumento éste, que coincide con una mayor utilización de las tarjetas de crédito y de una menor utilización del efectivo. "Todo esto nos lleva a concluir que se ha producido una reducción de la economía sumergida, acompañada, con gran probabilidad, por un mejor cumplimiento fiscal".

Finalmente, alerta del debilitamiento de la inflación y del crecimiento, por lo que pronostica también una caída de la recaudación. En este sentido, recomienda, invertir recursos en lucha contra el fraude, y mejorar el control a través de medios de pago que dejan rastro, sin olvidar enviar un mensaje de prudencia presupuestaria.

"Por último, habría que insistir en lo que ha funcionado, es decir, las obligaciones de información de los medios de pago, intensificándolas y extendiéndolas a otros medios de pago que dejan rastro (como las trasferencias, incluyendo las de menor cuantía). Pero también habría que prever que el fraude se irá trasladando desde procedimientos más burdos hacia otros más sofisticados, lo que exige adaptarse si se quiere que la reducción del fraude sea permanente. No es descartable, en todo caso, que parte de esta reducción de la economía sumergida se deba a la mejora de la conciencia social, y no sólo a cuestiones de control derivadas, fundamentalmente, del cambio de hábitos sociales. Por eso, convencer a los españoles de que deben pagar sus impuestos, fue, es y creo que seguirá siendo, la medida anti-fraude más importante de todas", apostilla.