El chequeo de la cosa

Llover a cántaros

La necesidad de infraestructuras hídricas es creciente, mientras la voluntad política del Gobierno en hacerlas es menguante.

Sequía
Las pérdida en el campo por la sequía son cuantiosasSinc

Nos han robado el mes de abril, como cantaba Sabina. En más de la mitad de España uno mira al cielo y solo ve un azul intenso. Las nubes son más esquivas que los trasvases o una vivienda de alquiler asequible. Los que saben del tiempo dicen que nunca ha habido una sequía tan acusada desde 1961. En la mitad de España la lluvia es un recuerdo borroso. Las precipitaciones en conjunto, según la Agencia Estatal de Meteorología, apenas han llegado a los cinco litros por metro cuadrado y muy concentrada en el norte. Esto supone el 15% de un abril normal. Los embalses de la cuenca de Cataluña y del Guadalquivir están a la cuarta parte. Según el programa europeo Copernicus llover a cántaros no lo veremos hasta junio, y no en toda España, para entrar en un verano más cálido de lo normal en Europa. Las pérdidas en el campo son cuantiosas. Se asfixia, muchas tierras están yermas. Numerosos cultivos de trigo y cebada son briznas aisladas achicharradas por el sol. Más de 3,5 millones de hectáreas de cereales de secano están arruinadas en Andalucía, Castilla-La Mancha, Murcia y Extremadura. Esto golpea también en la ganadería. A la vez, el regadío sufre por las durísimas restricciones. Solo en el Guadalquivir ha quedado el 12% del suministro habitual de agua. La falta de riego acogota, especialmente, a los frutales y hortalizas. La pasada Mesa de la Sequía fue una demostración de aridez política. Las medidas de urgencia, como utilizar algunos fondos europeos, son paliativas. La escasez de lluvias se prolonga desde hace años y la necesidad de infraestructuras hídricas es creciente, mientras la voluntad política del Gobierno en hacerlas es menguante.