País de ansiolíticos

España es el país que más psicofármacos consume de todo el mundo, según la ONU. Y el empleo de estos medicamentos se ha disparado aún más en el último año. En una de cada cuatro familias españolas, alguno de sus miembros consume ansiolíticos o conoce a alguien que lo hace, de acuerdo con el estudio de The Family Watch.

La ansiedad es un mecanismo de defensa anticipada del ser humano ante una amenaza o peligro. Vivimos dominados por la ansiedad y cuando este mecanismo se descontrola se convierte en un riesgo en sí mismo.

Los españoles marchamos angustiados. Algunos estudios inciden machaconamente en esta cuestión. Según una encuesta sobre las condiciones de vida de los ciudadanos de la Unión, elaborada por el Parlamento Europeo, el 46% de los ciudadanos comunitarios reconoce que su nivel de vida se ha reducido por el impacto de la inflación. En España este porcentaje se eleva al 54%. Este trabajo revela que el 80% de la población europea prevé un empeoramiento de su calidad de vida este año por el incremento de los precios. En nuestro país, asciende a nueve de cada diez y siete de cada diez están insatisfechos con la respuesta del Gobierno.

La inquietud, la desazón, son más acusadas en los países del sur de la Unión Europea. Hay razones, como un mayor encarecimiento de la cesta de la compra, especialmente de los alimentos, más allá de la energía. Un aumento de la deuda familiar por la subida del coste de las hipotecas.

Pero lo que genera más zozobra, sin duda, es el desempleo. No ayuda precisamente al sosiego que la tasa de paro española siga siendo la más alta de Europa. Contra esto no hay ansiolíticos que valgan.