El pozo de la deuda pública

La izquierda habla con alegría sobre la deuda pública, interpretando que es un mal menor porque lo importante es gastar. El Gobierno en funciones sacaba pecho estos días a propósito de los 83.000 millones en créditos que la UE pone a disposición de España. Siempre es bueno tener fondos a mano, pero ojalá que no tengamos que pedirlos, pues el nivel de apalancamiento de nuestro país, con un 113% del PIB (antes de la última revisión del INE), ocupa ya la quinta posición entre las naciones más endeudadas. Si seguimos pidiendo créditos, por muy bajo interés que tengan, aumentará nuestra dependencia y seremos más esclavos de los prestamistas, en este caso la UE y los fondos de inversión. Es decir, perderemos independencia y habremos de funcionar al dictado de los acreedores. Esto es economía de andar por casa, pero también macro, de actualidad estos días a propósito del dato de que la deuda global ha alcanzado un máximo histórico de 307 billones de dólares en el primer semestre de 2023, según el Instituto de Finanzas Internacionales, habiendo aumentado en 100 billones en la última década. Las economías de EE UU, Reino Unido, Francia y Japón fueron las principales causantes del incremento.

El país más endeudado del mundo es Japón, con un 255% de su PIB seguido por Grecia (171%), Italia (144%), EE UU (130%), España (113%), Portugal, (113%), Francia (112%), Canadá (107%), Bélgica (105%) y Reino Unido (103%). El apalancamiento de China es del 77%del PIB, y el de Rusia un 14,4%, siendo Honk Kong, con apenas el 1,9%, la entidad menos endeudada.