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El acento español en "salvar el tiburón"
Un estudio científico afirma que España es el Estado mediterráneo con más medidas destinadas a conservar esta especie, pero somos el primero en exportar su carne

El Mediterráneo es la zona donde se han perdido más tiburones, mantas y rayas del mundo. Según un estudio publicado en Biological Conservation, la sobrepesca, la captura ilegal y la demanda de carne amenazan a las más de 80 especies que habitan la región, a pesar de los avances que se han dado en su conservación.
La nueva investigación, encabezada por la Dra. Lydia Koehler y Jason Lowther de la Universidad de Plymouth (Inglaterra), es un hito. Se trata de la primera evaluación exhaustiva de la normativa legal y las acciones adoptadas para la conservación de los elasmobranquios (tiburones, mantas y rayas) por los 22 países de la costa mediterránea, desde España hasta Siria.
«Los tiburones forman parte del ecosistema marino desde hace millones de años», explica Koehler. «Sin embargo, muchas especies de tiburones del Mediterráneo han sufrido drásticos descensos en las últimas décadas y más de la mitad están amenazadas de extinción», añade, «por lo que es vital encontrar formas eficaces de conservarlas».
Los autores identificaron más de 200 medidas (desde legislación nacional –el 63% de ellas– hasta los esfuerzos de ONGs) que afectan de algún modo a los elasmobranquios. Sin embargo, su implementación en la región es desigual. En general, los países de la Unión Europea lideran su aplicación frente a los gobiernos extracomunitarios. España destaca como el Estado con el mayor número en vigor. Pero la otra cara de la moneda es que somos el principal exportador de carne de tiburón del mundo.
En este sentido, los investigadores advierten de que la legislación mediterránea en general carece de seguimiento efectivo. Los pescadores desembarcan tiburones en puertos sin supervisión, de forma intencionada o para satisfacer la demanda de productos derivados de estos animales. «Lograr resultados positivos requiere algo más que leyes –señala Lowther–; se necesita un compromiso político sostenido y la coordinación de la comunidad mediterránea».
Como puntos a mejorar, los autores señalan que hay «poco control» en los lugares donde se desembarcan tiburones y piden una mayor vigilancia para proteger a las especies amenazadas. Además, solicitan ampliar las áreas protegidas, invertir más en educación pública, mejorar la cooperación con los pescadores y adoptar incentivos para que utilicen equipos menos peligrosos para los tiburones, así como coordinar mejor los esfuerzos internacionales.
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