No es lo mismo

¿Tienes alergia o eres intolerante? No lo sé… solo sé que me sienta mal. Esta conversación se repite demasiado a menudo en mi consulta, por lo que veo necesario aclarar las diferencias entre ambos diagnósticos. Se puede ser intolerante a la leche de vaca o alérgico, especialmente a una proteína que se encuentra en dicha bebida, la caseína.

Cuando se es alérgico y se ingiere dicho alimento se produce una activación del sistema inmunitario como respuesta a lo que él considera un cuerpo extraño, mientras que en las intolerancias el malestar digestivo viene determinado por la ausencia de determinadas enzimas digestivas. Dicha imposibilidad para digerir algunos alimentos correctamente da lugar a que el organismo desarrolle náuseas, vómitos, inflamación o dolor abdominal.

Diferentes estudios han establecido una estrecha relación entre determinadas intolerancias alimentarias y el desarrollo de patologías que nada tienen que ver con el sistema digestivo, pudiendo verse afectado tanto el sistema neuronal como la piel, entre otros.

En el caso de la leche, síntomas como picor en la boca o faringe, habones, urticaria o angioedema son frecuentes en intolerantes a la caseína y muchas veces son el punto de partida para acabar diagnosticando dicha alteración alimentaria.

Las alergias alimentarias ponen en riesgo la salud de aquella persona que las padece, ya que la respuesta consiste en la activación de un sistema de ataque frente al alimento y el resto del organismo.

Esto desencadena la liberación de anticuerpos IgE lo que da lugar a la aparición de síntomas que van desde rojeces, lagrimeo o edemas hasta inflamación de las vías respiratorias o shock anafiláctico pudiendo terminar, en los casos más extremos, en el fallecimiento del individuo.