Ocio

Ainhoa Cantalapiedra

Hoy vuelve «OT», una fábrica de (des) ilusiones y (des) esperanzas

La nueva generación llega cegada por el éxito arrollador de la anterior edición, por unas cuentas de Instagram que (en algunos perfiles) ya superan los 70.000 followers y por un “hype” que va creciendo según se acerca el estreno

Hoy vuelve «OT», una fábrica de (des) ilusiones y (des) esperanzas
Hoy vuelve «OT», una fábrica de (des) ilusiones y (des) esperanzaslarazon

Si les hablo de Nazaret Tebar, Pedro Moreno, Janina Foranda, José Antonio Vadillo, Isabel Fernández, Elías Vargas o Moneiba Hidalgo, muy pocos de ustedes sabrán de quiénes lo hago. Pero si les menciono a David Bisbal, Edurne, Pablo López, Vega, Manuel Carrasco, Amaia Romero o David Bustamante, el gesto será claramente de aprobación. Esta división no es otra que la que plantea vender un disco, unas entradas o una marca. Es así de simple: cuando unos tuvieron la suerte de empatizar con su público y afianzarlos, otros no terminaron de conquistar los oídos (porque de eso se trata) de quienes semana tras semana se debatían por salvarles de las nominaciones. Hay que tener en cuenta que el público si bien no es experto, es soberano y es el que decide en quién de ellos invierte su dinero. Por eso, no basta con cantar bien, con dar mejor en cámara o con componer un himno generacional... hay que ser auténticos y, por desgracia, de los 145 intérpretes que han pasado ya por la Academia en estos 17 años, tan solo un porcentaje muy reducido vive de la música.

Esto es algo que deben tener en cuenta los 18 jóvenes que esta noche cantarán por primera vez en el renovado escenario y ante el jurado formado por Manuel Martos, Ana Torroja y Joe Pérez-Orive. Tienen que trascender y para eso hace falta mucho más que una voz. De hecho, hoy mismo dos de ellos se quedarán a las puertas. Posiblemente, éstos no serán peores que cualquier otro cantante que a día de hoy copa las listas de ventas de España, pero sí menos carismáticos y menos singular. El problema es que todos ellos llegan cegados por el éxito arrollador de la anterior edición, por unas cuentas de Instagram que (en algunos perfiles) ya superan los 70.000 followers y por un “hype” que va creciendo conforme se acerca el estreno. Y, evidentemente, la culpa no es de ellos. Miki, Carlos Right, Natalia, Alba Reche, Luis y compañía están ahí para sacar lo mejor de sí mismo y cumplir su sueño. Esperemos que sea uno propio y a largo plazo.

Aunque hay que tener una cosa clara: por mera cuestión estadística, sería una locura pensar que pasar por el formato de Gestmusic es sinónimo de una carrera exitosa. Ahí están quienes han ganando el concurso o han representando a España en Eurovisión y no han vuelto a pisar un escenario o, al menos, no con gran repercusión: Ainhoa Cantalapiedra, Vicente Seguí, Sergio Rivero, Mario Álvarez y Nahuel Sachak. En su momento, levantaron pasiones más o menos polémicas; hoy, en cambio, ni siquiera existen para los que se repartían entre Roi, Ana War, Cepeda, Aitana o Alfred hace menos de un año. Y no es una cuestión de público, sino de empatía. Los seguidores buscan algo más: sentir las emociones de sus elegidos, las expectativas de sus canciones, los nervios de un un nuevo proyecto... Y, por desgracia, estos cinco no supieron conectar de la misma forma que los citados al principio de este artículo.

Quizá, la ventaja con la que se encontraron los creadores de “Camina” fue la democratización que se produjo en el programa: cualquiera podía opinar, aportar y vivir (así como relativizar) las dudas a las que se enfrentaban cada día. El canal 24 horas en YouTube y el sentimiento de comunidad, cada día, les encumbraba más mientras cantaban y normalizaban la diversidad sexual, mientras aprendían cultura musical y alababan la igualdad de género, mientras practicaban yoga y rompían tabúes. La edición arrasó en redes sociales y volvió a despertar el fenómeno fan entre los millennials. Tanto que congregó en su gala final a 3.925.000 espectadores y un 30,8 % de cuota de pantalla. Todo esto lo arrastran (para bien y para mal), los nuevos candidatos a arrancar emociones. Porque, en definitiva, de eso se trata.

OT 2018 llega marcado por los 16 artistas de la pasada edición, por el éxito que éstos han vivido en los últimos meses, por las pasiones que levantaron mientras duró el concurso, por la simpatía que despertaron en todos y cada uno de los perfiles en los que se divide la sociedad, por la naturalización de la diferencia y el engrandecimiento de la diferencia. Pero «Operación Triunfo», siento decirlo, es tan solo la plataforma. Acabado el concurso, acabada la exposición. Y entonces comienza lo que de verdad es una carrera musical. Muchos de los que entraron en su momento no han sabido digerirlo aún tras el paso del tiempo. Y mucho menos aún entenderlo. Esperemos que el claustro de profesores liderado por Noemí Galera sea capaz de hacerles entender (como ya lo hicieron el año pasado) que el verdadero éxito está en permanecer, no en despegar.

Estos son los concursantes de «OT» 2018