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Enrique San Francisco llama a la puerta de los “influencers”

Flooxer, estrena un «docu-reality» sobre el actor y cómo aprende a relacionarse en las redes sociales

Imagen de la serie en la que se hace una fotografía con su amigo Antonio Carmona
Imagen de la serie en la que se hace una fotografía con su amigo Antonio Carmonalarazon

Flooxer, estrena un «docu-reality» sobre el actor y cómo aprende a relacionarse en las redes sociales.

Ya se sabe que el veterano actor no tiene filtros, ni siquiera en defensa propia; al contrario, de ahí que en los primeros minutos de «Follow San Francisco» –el «docu-reality» cuyos dos primeros capítulos, de un total de diez, ya están disponible en Flooxer, el canal online de Atresmedia, y en Atresplayer– San Francisco dice: «Me dan por muerto, ¿estoy vivo?», para después añadir: «Me esfuerzo en vivir». Luego afirma: «Me tachan de drogadicto, juerguista y mujeriego. Todo es verdad». La serie exuda humor del bueno, del que sale porque sí, espontáneamente sin que ni siquiera San Francisco sea consciente de que cada frase que pronuncia –no se ha tenido que aprender un guión, solo ser él mismo– es un «sketch» verbal de alguien que se toma tan poco en serio que, al ver que vive en un hotel en Pinto, comenta: «Mi desprestigio ya no tiene límites».

Cara de póquer

El caso es que en «Follow San Francisco» Enrique ha tomado la decisión de que quiere que le conozcan los «millenials» no vaya a ser que su carrera se vaya por el sumidero actuando en las residencias de ancianos. Para ello, contrata a una joven «community manager», interpretada por Ángela Chica. Escéptico ante las redes sociales, le pone entusiasmo al asunto aunque la cara de póquer no se la quita nadie cuando ella le habla de «likes», «tuits» y «followers». Sus ojos saltones casi se salen de las órbitas cuando le asesoran dos «influencers»: El Cejas y Hamza Zaidi. La cara que pone cuando su «community manager» le dice que El Cejas tiene más de un millón de seguidores en Instagram gracias a sus «pollas stories» es la expresión facial más fiel a la frase: «¿Pero qué me estás contando?».

En este recorrido, bastante atropellado, le acompañan algunos de sus amigos como Pablo Motos, Antonio Resines, Jorge Sanz, Los Morancos, Hombres G, Antonio Carmona y Jorge Sanz. «Ahora uso las redes sociales y está muy bien. Tengo un público muy joven y también muy mayor, como yo. Para mí eso es muy bonito y si esto me acerca a la gente joven mejor, aunque no entienda nada». La forma de vida de San Francisco –no hay noche en que no se acueste después de las seis de la mañana– siempre ha sido no criticada, pero sí cuestionada, algo que a él le importa un pito porque está de vuelta de todo. «Es que parece que quieren que me muera. ¿Dicen que siempre voy puesto? Me da igual, yo ya me drogué en los 80 todo lo que tenía que drogarme. Y tampoco bebo tanta cerveza. Una noche pedí un vaso de agua en un bar y me dijo el camarero: ''Se me ha caído un mito...''. Le dije: ''Bueno, ponme una'' porque el mito siempre hay que alimentarlo». Con varios proyectos en cartera, una serie de televisión y una obra de teatro, comenta: «Sé que tengo cara de estar enfermísimo siempre, pero nunca me muero. Siento decepcionar a mi público».