Comunicación

Luis del Olmo: El «protagonista» es él

La 2 emité hoy, a las 20:50 horas, en «Imprescindibles» un documental sobre la figura de uno de los periodistas más influyentes del medio

Luis del Olmo durante una de las emisiones de «Protagonistas», en los años 70
Luis del Olmo durante una de las emisiones de «Protagonistas», en los años 70larazon

La 2 emité hoy, a las 20:50 horas, en «Imprescindibles» un documental sobre la figura de uno de los periodistas más influyentes del medio.

Cualquiera pensaría que Luis del Olmo nació, no con un pan debajo del brazo, sino con un micrófono como si fuese un biberón que ha nutrido su vida, casi tanto como el botillo de El Bierzo, al que citaba, un día sí y otro también, en «Protagonistas». Su vida está unida a la evolución de la radio en 50 años, los mismos en los que él impulsó formatos como el antes citado, un magacine que despertó a varias generaciones con su «Buenos días, España». Como dice su amigo y antes rival en las ondas, Iñaki Gabilondo, en el documental «Luis del Olmo. Protagonista» –que emite La 2 hoy, a las 20:50 horas, en «Imprescindibles»–, «le dio un volantazo tremendo a la radio, participó en su mutación».

El filme, dirigido por Elena Sánchez y Juanma Jiménez, es un viaje emocional e histórico que parte de Ponferrada, su ciudad natal, y termina con Del Olmo contemplando el Mediterráneo mientras reflexiona: «Soy un hombre feliz que se siente querido no solo por su familia y sus amigos. Cuando voy por la calle siempre me encuentro a alguien que me sintonizó. Eso es impagable».

Elemento aglutinador

Pero, ¿que ocurrió durante esas décadas? Por ejemplo, que le nació la vocación oyendo con sus vecinos «Matilde, Perico y Periquín», un serial radiofónico que se emitió entre 1958 y 1971. Pocos años después entró en Radio Juventud de Ponferrada hasta que cogió un tren rumbo a Madrid. Eran los tiempos en los que, como dice en la producción uno de sus mejores amigos, Serrat, «la radio era un elemento aglutinador. Se emitían seriales, la copla estaba muy presente y recuerdo aún con cariño las canciones dedicadas».

Se puede creer que, tras cinco décadas en antena, se sabe todo de él, de sus éxitos –creó las tertulias y los microespacios de humor como «El estado de la nación» y «El jardín de los bonsáis»–, y del mal trago que le supuso dejar la radio pública por una ley de incompatibilidades en 1983 para pasar a la Cope, después a Onda Cero y, finalmente, a Punto Radio. Y, como comenta el periodista Lorenzo Díaz, «era como el flautista de Hamelín: allá donde iba se llevaba a los oyentes con él». Pero quedarse en su currículo hubiera sido pasar de puntillas por su personalidad, por lo que el espacio se enriquece con jugosas anécdotas. Una de ellas es que Del Olmo no estaba seguro de sí mismo: «Tenía complejo de voz de pito. Un día le consulté a un veterano qué tenía que hacer para que no sonase tan frágil y que fuese más poderosa. El consejo que me dio fue: ‘‘Empieza a fumar’’». Funcionó, igual que su instinto para hacer un programa, «Protagonistas», del que comenta que «lo mismo se entrevistaba a gente de la calle que a un ministro». Nadie ni nada le paró. Ni siquiera una inoportuna fiebre que desembocó en hepatitis. El médico le recomendó descanso, pero él lo interpretó a su manera. Sí, estaba postrado en la cama, aunque no inactivo, ya que su dormitorio se convirtió en un estudio.

Ahora, ya jubilado, cuando recuerda aquellos años frenéticos comentó durante la presentación del documental en la Cineteca de Madrid que su pasión por las ondas la sentía con mayor intensidad cuando acababa cada programa: «Terminaba y mi preocupación era hacer uno mejor al día siguiente, cómo podíamos entretener, acompañar y sorprender a nuestros oyentes». No puede ser más optimista sobre la radio que se está haciendo estos momentos, ya que «estamos viviendo una edad de oro. En mi época estaba yo solo hasta que llegó Gabilondo. Ahora hay mucha competencia, seis o siete periodistas que son unas figuras, lo que demuestra la fortaleza del medio».