Televisión

«The Sinner»: Un crimen sin motivo (aparente)

Este «thriller» psicológico, que Netflix estrena el martes indaga sobre lo que provocó que una mujer asesinase a un hombre sin tener ningún móvil ni motivación

Bill Pullman interpreta a un detective que convierte el caso que investiga en una misión personal
Bill Pullman interpreta a un detective que convierte el caso que investiga en una misión personallarazon

Este «thriller» psicológico, que Netflix estrena el martes indaga sobre lo que provocó que una mujer asesinase a un hombre sin tener ningún móvil ni motivación.

En el primer episodio de «The Sinner», que Netflix España estrena pasado mañana, una mujer mata a alguien aparentemente sin motivo. Y ese suceso es el motor de toda la serie, una investigación policial interesada no en el quién sino en el porqué. El asesinato está escenificado de tal forma que resulta casi inevitable apartar la mirada de la pantalla, y no porque incluya imágenes especialmente sangrientas; de hecho, a juzgar estrictamente por lo que se nos muestra, es difícil entender qué sucede exactamente. Pero, por algún motivo, contemplar resulta insoportable. La escena sacude al espectador casi de forma tan intensa como a la comunidad ficticia que es testigo de ella, y eso nos involucra de forma automática en los intentos de la policía de averiguar cómo es posible que algo así ocurriera.

La protagonista de la serie es Jessica Biel en la piel de Cora Tannetti, que lleva tres años casada con un marido aparentemente idóneo, Mason, y trabaja en el negocio familiar. Cora y Mason tienen un hijo al que aman y, aparentemente, son un paradigma de la normalidad de clase media. Al principio de la serie, Cora, Mason y la criatura deciden pasar un día de sol veraniego en el parque. En un momento dado, Cora decide darse un baño. Extrañamente, se adentra tanto en el lago que casi parece intentar suicidarse. De regreso a la orilla, experimenta un ataque de ira ciega al ver a una pareja excesivamente cariñosa y escuchar la canción que suena en su transistor apuñala al hombre siete veces con el cuchillo que un rato antes usó para pelar una manzana. Cubierta de sangre, su mirada mortecina, Cora parece resignada a aceptar su destino. Pero, si lo hiciera, no estaríamos hablando de esta serie.

Aburrimiento y depresión

Lo que sucede después es como una versión estirada –y mejorada– de los cinco minutos finales de muchos episodios de «Ley y Orden»: hemos visto a la heroína cometer un acto terrible a plena luz del día y frente a unos doscientos testigos, y a partir de ese momento hay que indagar en sus motivos. Ni siquiera ella misma parece conocerlos. Desde luego no trata de negar el terrible acto que ha cometido a la vista de todo el mundo. «No lo sé. Simplemente lo hice, no sé por qué», musita.

En todo caso, en la resultona fachada de Cora hay alguna que otra grieta. De entrada, detesta a sus autoritarios suegros, que viven al lado, y enmascara su aburrimiento y su depresión con pastillas. De vez en cuando, además, sufre extraños «flashbacks» que la retrotraen a una infancia traumática y a una madre psicótica, y severamente religiosa, que la culpa por la enfermedad de su hermana pequeña. Cuanto más se adentra la historia en el inquietante pasado de su protagonista, más se complica el misterio que rodea su crimen. Para resolverlo contaremos con la ayuda del ajado detective Harry Ambrose (Bill Pullman), que convierte el caso en una misión personal al tiempo que lidia con sus propios demonios: su matrimonio está acabado y llena el hueco que eso le provoca sometiéndose a la voluntad de una imponente dominatrix.

A menudo, las intrigas policiales televisivas o bien caen en el error de telegrafiar la identidad del asesino muchos episodios antes de revelarlo efectivamente o bien sumen al espectador en tal sucesión de pistas falsas que en última instancia la solución al misterio llega a perder toda relevancia. «The Sinner» no es así. Cierto que hasta cierto punto recurre a estrategias típicas del género, como la ocultación de información al espectador con el fin de crear suspense: si se nos diera acceso completo al interior de la mente de su heroína, el drama estaría resuelto en diez minutos. Y parte de lo que alimenta el trauma de la mujer –una infancia deformada por el fanatismo materno y la imagen recurrente del papel que recubre una habitación en la que obviamente sucedió algo– resulta demasiado familiar.

Una lógica interna

Pero a diferencia de tantas otras ficciones televisivas de misterio, esta producción no trafica con la información de forma cínica o arbitraria ni obliga a sus personajes a comportarse de forma incompetente. Al contrario, procede de acuerdo a una lógica interna del todo reconocible, y en ningún momento se percibe artificiosa ni se comporta de forma injusta con el público. Y eso es especialmente relevante considerando que su enfoque es del todo singular en el contexto de las ficciones televisivas de misterio, en tanto que nos proporciona desde el principio el tipo de información que en otras producciones se nos esconde hasta el final y nos desafía a que, a partir de ello, tratemos de entender los motivos, las circunstancias y el contexto.

Nada de ello funcionaría tan eficazmente como lo hace de no ser por Biel, también productora de la serie. Después de 134 episodios de la teleserie «Siete en el paraíso» y de una carrera decente como intérprete de comedias románticas, Biel se casó con Justin Timberlake y desapareció del mapa. Hasta ahora, lo más destacable que había hecho en los últimos cinco años era «Accidental Love», una película tan fallida que su director, David O. Russell, acabó firmándola con seudónimo. Por encima de todo, «The Sinner» funciona como la reivindicación que su talento llevaba tiempo exigiendo.