Televisión
Una muerte para resucitar a los zombies
Ante la caída de la audiencisa, la segunda entrega de la 8ª temporada de «The Walking Dead», que estrena FOX, necesita un revulsivo
Ante la caída de la audiencisa, la segunda entrega de la 8ª temporada de «The Walking Dead», que estrena FOX, necesita un revulsivo.
Si se confirma que «The Walking Dead» está disparando sus últimos cartuchos –muchos consideran que, siendo fiel a sí misma hasta el paroxismo, es la «muerta viviente» de la ficción estadounidense–, la segunda entrega de la octava temporada puede que confirme su defunción o que los guionistas le hayan hecho la respiración asistida. Los espectadores lo podrán comprobar a partir de mañana en FOX, a las 22:20 horas.
Sus responsables saben que necesitan reivindicarse ante esa horda de fans que están cada vez más desanimados ante la carencia de alguna pirueta narrativa que les haga reaccionar. El estreno de la octava temporada tuvo una audiencia de 11,4 millones de espectadores, lo que es una barbaridad. Sin embargo, se dejó por el camino a casi seis millones. También las descargas ilegales bajaron hasta un 42 por ciento, dato que, por muy «pirata» que sea, las cadenas de televisión tienen muy en cuenta porque da la medida exacta del interés que tienen los usuarios por el producto y lo que pueden dejar de ganar en las ventas de productos de «merchandising».
Más pegada
Con la sensación de que la serie se está desangrando mucho más que algunos personajes de «The Walking Dead», sus creadores no ignoraban que necesitaban que los ochos episodios que quedan tenían que tener pegada. Como dijo alguien, «cuando mueres, todos hablan bien de ti». Eso es exactamente lo que van a hacer: sacrificar a un protagonista del que se dieron suficientes pistas de que tenía las horas contadas en el final de la primera entrega de esta temporada. De ahí que el capítulo «Honor», pese a que dure 86 minutos, se haga corto porque cuenta con los suficientes ingredientes, y además en su cantidad exacta, de suspense, acción y sangre.
Aunque Rick Grimes (Andrew Lincoln) parece que controla la situación después de una demostración de firmeza frente a Negan, a este villano nunca hay que darlo por finiquitado. Así, se echarán varios pulsos cuyas consecuencias pueden ser impredecibles porque se está ante la «madre de todas las guerras», en la que los zombies cada vez importan menos. A estas alturas de la producción lo que esperan sus seguidores es que su final, tras unos episodios que estaban ejecutados por un autómata, sea digno para una ficción que ha dado muchas alegrías.
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