Televisión

«Years & Years»: El futuro es igual que la actualidad, pero bastante peor

El regreso a la televisión de la oscarizada Emma Thompson es una irregular mezcla de retrato familiar y funesta profecía política

Emma Thompson es la gran estrella de esta serie que está dando mucho que hablar
Emma Thompson es la gran estrella de esta serie que está dando mucho que hablarlarazon

El regreso a la televisión de la oscarizada Emma Thompson es una irregular mezcla de retrato familiar y funesta profecía política.

Los seres humanos nos adaptamos a todo. Hay quienes contraen matrimonio en zonas de guerra, quienes tienen hijos entre las ruinas causadas por desastres naturales, quienes tienen antojo de dulce o unas ganas locas de hacer el amor justo después de ser testigos de un atentado terrorista. Sea por optimismo o por insensatez, nos aferramos a la hipótesis de que, pase lo que pase, la vida sigue. Y eso, de entrada, dota de pleno sentido la mezcla de drama familiar y distopía política que «Years and Years» ofrece.

Creada por uno de los grandes guionistas de la televisión británica moderna, Russell T. Davies, la serie está ambientada en una variación potencialmente horrible de nuestro presente. La acción de su primer episodio empieza poco antes de que Donald Trump sea reelegido, y acaba con la explosión de una bomba nuclear cerca de China. Y, a partir de ahí, a lo largo de su metraje sigue avanzando a través de un futuro en el que se suceden el caos de la industria farmacéutica, los efectos casi bíblicos del calentamiento global y el ascenso del movimiento terraplanista; en el que los robots empiezan a ser capaces de ofrecer favores sexuales, y en el que los adolescentes se implantan teléfonos en las manos y ansían hacerse transhumanos. Es una serie alarmista, destinada a alertarnos de lo que ya está sucediendo y de aquello hacia lo que podría degenerar si no hacemos algo para evitarlo.

Los personajes que tratan de asimilar todos esos acontecimientos con una mezcla de horror, confusión y hasta algo de euforia, y que en el proceso continúan lidiando con sus rituales domésticos y sus celebraciones y sus tragedias personales, son los integrantes de la familia Lyons. Los observamos a lo largo de 15 años, entre 2019 y 2034, y sus problemas específicos están diseñados para invitarnos a examinar el efecto que tendrán mañana las decisiones que tomamos hoy.

Oscuro futuro

En cualquier caso, la oscura visión que Davies ofrece del futuro cercano es tan perfectamente consecuente con los peligros que llevan atenazándonos desde hace años que los giros argumentales de la serie rara vez sorprenden, y a pesar de ello los personajes a menudo los tratan como verdaderas revelaciones –«Dios, cómo se ha complicado el mundo», lamenta alguien en una escena–. En conjunto, de hecho, los Lyons no logran ser más que la suma de sus ansiedades. Ninguno de ellos logra ser tan carismático como Vivienne Rook (Emma Thompson), una provocadora probablemente inspirada en Trump y Marine Le Pen que echa mano del populismo para convertir su forma particular de fascismo en asunto de celebridad viral. Algunos de los miembros de la familia protagonista incluso empiezan a apoyarla porque, opinan, hace falta que alguien cambie las cosas.

Y mientras Rook asciende y las catástrofes se suceden, decimos, las parejas se crean y se rompen y los bebés nacen y la gente cambia de trabajo; y en sus primeros compases «Years and Years» muestra un claro desencanto frente a esa actitud indiferente y acomodaticia tan esencialmente humana. Y por eso es una lástima que en sus últimos dos episodios la serie sustituya su comprensible cinismo por un alarde de fe en nuestra capacidad de la rebelión y la redención, descartando la posibilidad de que en el mundo real reaccionemos de otra forma cuando todo esto se venga abajo: sorprendiéndonos, encogiéndonos de hombros y no haciendo nada.