Laureano López Rodó
Las Tablas de Daimiel necesitan complicidad y mimo, según su primer director
Pedro Molina, el que fuera primer director de Las Tablas de Daimiel, ha advertido, coincidiendo con la celebración del 40 aniversario de su declaración como Parque Nacional, que este espacio protegido aún necesita "mucha complicidad y mimo para salvaguardar su futuro".
En una entrevista concedida a Efe, Molina ha traído a su memoria los recuerdos de los momentos en los que tuvo entre sus manos la responsabilidad de redactar el informe que permitió la declaración de Las Tablas de Daimiel como Parque Nacional.
No esconde este septuagenario su nostalgia por aquellos años cuando vuelve a pasear por los itinerarios y las pasarelas que él mismo diseñó y que cada año adentran en el Parque a miles de turistas.
Pedro Molina, que fue director de Las Tablas de Daimiel entre 1973 y 1985, asegura que ahora se ha encontrado un lugar "rebosante de agua y con una imagen magnífica"pero advierte de que esta circunstancia puede ser "engañosa"ya que las precipitaciones de estos años han aliviado una situación "muy complicada"en el Parque.
"Se está en el mejor punto de partida tras una situación catastrófica y pensar en no cometer los mismos errores es lo deseable", ha señalado cuando se refiere a que es necesario pensar en un uso más racional y responsable del agua que llega a través del Acuífero de La Mancha Occidental.
Para Molina, el Parque tiene aún muchos retos por delante, el agua el primero sin olvidar otros como la contaminación que influye negativamente en hábitats tan singulares como las praderas subacuáticas y la conservación de la masiega, fundamentales para las aves.
Durante su visita, ha evocado su etapa como director de la reserva de caza de Las Tablas en los años previos a su declaración como Parque Nacional y ha citado como un momento clave para el futuro del Parque la cacería que se organizó con "escopetas conservacionistas, para demostrar al Gobierno que había un paraje singular que proteger".
El resultado de esa cacería, que puso de manifiesto que había una fauna muy singular, fue "determinante"para que el Gobierno se plantease establecer alguna medida de protección sobre la reserva de caza.
También fundamental en el proceso de declaración fue el viaje que en 1972 realizó el ministro Laureano López Rodó a una conferencia internacional de medioambiente.
Un año después, el Gobierno le encargó un informe muy vasto que fue decisivo para dar a conocer las condiciones y valores ecológicos que tenían Las Tablas y que hizo que fueran declaradas Parque Nacional el 28 de junio de 1973.
A raíz de su declaración, ha indicado Pedro Molina, la principal preocupación fue el cuidado del agua porque ya entonces empezaba a ser evidente su escasez en un acuífero que comenzó a abastecer a una agricultura que cambió su cultura tradicional de secano por la de regadío.
Este cambio conceptual de los usos agrícolas unido al trabajo previo que se había hecho por un grupo de colonización para desecar Las Tablas llevó a sus gestores iniciales a "tapar agujeros y remendar grietas para impedir que el agua se fuera del Parque".
No fueron momentos fáciles para quien tenía la responsabilidad de la gestión del Parque Nacional pero, sin embargo, Pedro Molina asegura que en aquella época aprendió a disfrutar de Las Tablas de Daimiel, igual que lo hacen hoy miles de personas que acuden al Parque.
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