Ocio

Jerusalén

Un viaje a la Jerusalén más espiritual

Recorrer el territorio israelí es descubrir el alma de un lugar disputado y ocupado desde la antigüedad por pueblos egipcios, romanos y árabes –entre otros– que dejaron su huella en las crónicas de la humanidad.

Panorámica desde el Monte de los Olivos
Panorámica desde el Monte de los OlivoslarazonFotografía Maica Rivera

Viajar por primera vez a Israel es algo que va más allá de la vivencia de conocer un nuevo país, ya que supone caminar por tierras que vieron emerger las primeras civilizaciones de la historia, y al hacerlo, embarga de forma imparable el peso de los acontecimientos que sucedieron dentro de sus fronteras. Recorrer el territorio israelí es descubrir el alma de un lugar disputado y ocupado desde la antigüedad por pueblos egipcios, romanos y árabes –entre otros– que dejaron su huella en las crónicas de la humanidad. Por ello, al elegir Israel como destino de viaje, "surge" como obligada visita la ciudad de Jerusalén, pues no solo es su capital, sino que en esta urbe se hallan los pilares de muchas creencias.

Jerusalén, un cúmulo de emociones y cruces culturales

Considerada Tierra Santa por cristianos, musulmanes y judíos, el caminar por las calles de Jerusalén implica percibir un misticismo capaz de emocionar sin explicación razonable. Presenciar las continuas muestras de fe en forma de plegarias, llantos, y todo tipo de manifestaciones en la emblemática zona de la Ciudad Antigua de Jerusalén, despierta sentimientos que hacen del itinerario una experiencia sin igual.

Rodeada de una imponente muralla, la citada Ciudad Antigua se abre al mundo a través de diferentes puertas para permitir el paso a los cuatro barrios en los que está dividida: el judío, el cristiano, el musulmán y el armenio. El contraste de sus callejuelas refleja la confirmación de la diversidad cultural, religiosa y social que caracteriza al pueblo israelí.

El interior de la Ciudad Antigua de Jerusalén

La Puerta de Jafa –al lado de la torre de David– es, hoy en día, uno de los accesos al sagrado Muro de las Lamentaciones situado en la zona judía, frente al cual multitud de personas rezan. En sus rostros compungidos, así como en sus gestos medidos y en sus lágrimas se capta la importancia de este muro para los creyentes.

El Muro de los Lamentos
El Muro de los LamentoslarazonFotografía Maica Rivera

El simbolismo religioso también cobra fuerza en la Vía Dolorosa, una de las calzadas del barrio musulmán, por ella –según la tradición cristiana– Jesucristo realizó las siete primeras estaciones del Vía cruces después de ser condenado por Poncio Pilatos. Abandonando este barrio por la Puerta de los Leones se llega al Monte de los Olivos, que además de ser donde Jesucristo realizó sus oraciones, historia y espiritualidad se unen en él en varias iglesias y sobre todo, en los jardines Getsemaní. Bordeando el barrio armenio y judío, se encuentra el cristiano del que destaca el Santo Sepulcro. Otro nombre con el que se conoce a este monumento es el de Basílica de la Resurrección, por erigirse sobre el Monte Gólgota, donde las Sagradas Escrituras indican que se produjo la crucifixión y posterior resurrección de Jesucristo.

Lo especial del Santo Sepulcro

Unas reconocibles y hermosas cúpulas azules visten el edificio, cuya historia se remonta al año 325 y al emperador Constantino, por ser su artífice. Su destrucción y posterior reconstrucción en varias ocasiones, ha provocado que tenga un diseño diferente al de las basílicas cristianas. Su interior se divide en la piedra de la unción, el propio Calvario o Gólgota y el Santo Sepulcro. Todo ello, junto con la diversidad de estilos arquitectónicos —cuyo origen está en la reconstrucción de la Iglesia en época de las Cruzadas del siglo XI—, hacen que sea una obra singular que no solo es un reclamo para la gente de fe, sino que también se convierte en un atractivo turístico, por tratarse de una combinación arquitectónica única en el legado de la Historia del Arte.

Visitar la capital israelí

Independientemente de las creencias personales, Jerusalén es un cúmulo de sentimientos, una ciudad con un testimonio histórico imborrable y con una diversidad artística y monumental envidiable. Ya se sea peregrino llevado por la fe, o un turista más, visitar la capital israelí es una experiencia fascinante, pues atravesar sus calles, impregnarse de sus aromas y deleitarse con su belleza es disfrutar de uno de los destinos de viaje más interesantes del mundo.

Viaje organizado por la oficina de turismo de Israel

Agradecimientos a la agencia de comunicación Promotourist