¿Te atreverías a lanzarte en alguna de estas tirolinas?

Ras al Khaimah, Emiratos Árabes Unidos

Esta larga cuerda de acero fue noticia en el 2018, cuando la inaguraron en la montaña de Jebel Jais como la más larga del mundo. Situada a 1.680 metros de altura y colocando al aventurero de cabeza para emular a Supermán, esta tirolina solo vale si no tienes miedo. Cubre una longitud de 2,83 kilómetros y los usuarios pueden alcanzar velocidades de 150 kilómetros por hora. Además, de postre a la lanzada es posible practicar otras actividades por la zona, tales como senderismo y ciclismo.

El Monstruo, Puerto Rico

Cruzando dos kilómetros y medio de la selva tropical, se extiende muy estirada la segunda tirolina más larga del mundo. Su nombre lo dice todo. El Monstruo. Con una caída de 365 metros que son los mismos días que tiene un año más que es lo que precisamente tu querías vivir. Casi parece que El Monstruo nos vaya a hacer chillar y tener pesadillas cuando volvamos a la cama, mientras sobrevuela atronador el Parque Natural de Orocovis. Por 117 euros podrá subir cualquiera que pese entre 45 y 113 kilos, sin restricciones de edad ni de miedos. ¿Te atreves a doblegarlo?

Fuentespalda, España

La tirolina más larga de Europa está en Teruel, quien lo habría dicho. Son dos kilómetros de adrenalina pura concentrada. Baja un desnivel de 200 metros, iniciándose a mil metros de altura, y es la oportunidad más a mano para sentir cómo sería volar sin la necesidad de coger un avión. Lo mejor no son estas impresionantes cifras, sin embargo. Su gran punto a favor es que cuenta con arneses para personas con movilidad reducida, para no privarle a nadie de vivir esta divertida experiencia. Por 25€ nos recogerán en el pueblo de Fuentespalda, nos llevarán a la tirolina para quemar adrenalina y nos traerán de vuelta al pueblo. Está todo pagado.

Dragon´s Breath, Haití

El país caribeño, convulso los últimos años tras el terrible terremoto que asoló su capital en 2010, se vanagloria de poseer la tirolina más larga sobre el agua. Cruza la Bahía del Pirata, en Labadee, y es propiedad de la compañía de cruceros Royal Caribbean. Su nombre proviene de la roca marcando el punto de salida, cuyo sonido de las olas al entrechocar contra ella suenan igual que la bestia al escupir su aliento de fuego. Sería un buen planchazo, si llega a ceder la cuerda…

Icy Stray Point, Alaska

Cuenta la leyenda que los indios americanos hicieron una tirolina hecha con pelos de reno enhebrados, al sur de Alaska, que cruzaba cincuenta metros y era destino de atracción turística desde tiempos anteriores a Colón.

¿Sería posible? Aunque en realidad esta tirolina fue la más larga del mundo durante varios años (1.625 metros de longitud con una caída de 400 metros) y la montaron en el año 2007. Desde ella se pueden ver los cruceros que surcan el Golfo de Alaska como si fueran de juguete, podemos aplastarlos con los dedos. Subir a esta tirolina tiene un contratiempo en invierno, cuando los bosques cubiertos de nieve aparecen más hermosos: el viento frío a 100 kilómetros por hora corta el rostro como un cuchillo. ¿Te atreves a aceptar el reto de los alaskeños?

Pokhara Zipflyer, Nepal

No podía faltar una tirolina en el territorio más elevado del planeta. Con una inclinación de 56 grados a 2.400 metros de altura y una caída de 600 metros, esta es, con diferencia, la madre de todas la tirolinas. No es fácil acceder a ella, tampoco reunir el valor para atarse el arnés al cuerpo y saltar al vacío. Está en la región de Katmandú, y si a 140 kilómetros por hora todavía puedes mantener los ojos abiertos, podrás ver algunos de los picos más altos del Himalaya saludarte sobre el bosque que atraviesas. Además, es posible que dos personas se lancen a la vez, ya que la tirolina cuenta con dos líneas en paralelo. Peligroso, puede. Glorioso, sin duda alguna.