Viajes

La playa más pequeña del mundo está en España

La playa de Gulpiyuri pierde todo el agua con marea baja y desaparece su arena con la marea alta

La playa de Gulpiyuri, sin salida al mar.
La playa de Gulpiyuri, sin salida al mar.Ramon Díaz

Hoy celebramos el primer día del verano. Las noches serán cortas y los días largos, hará calor, viajaremos por España, beberemos cerveza fría y comeremos gazpacho. Bonito verano. Pero viajar por España no significa “viajar” a secas, sino que este año va más allá, trata de conocer, disfrutar, profundizar. arriesgar, investigar España. Cada día de nuestras vacaciones deberíamos buscar un asombro nuevo.

¿Y por qué no buscar la playa más pequeña del mundo? Esta podría ser una buena aventura y yo te diré dónde encontrarla. Es la playa de Gulpiyuri, escondida en la costa asturiana entre Llanes y Ribadesella, con sus cincuenta metros escasos y briznas de hierba fuerte enmarcándola, empapadas cuando sube la marea y se riza rabioso el mar. Pienso que con las medidas de seguridad marcadas para las playas españolas por el COVID-19, apenas podrán ponerse dos o tres toallas en Gulpiyuri, lo que probablemente la convierta a su vez, en exclusiva para este verano, en la playa más privada de España.

Pero hay algo quizás más interesante que su tamaño. Cuando el visitante accede a este rincón de naturaleza brutal, caminando desde la playa de San Antolín - su único acceso -, se sorprende porque algo no le encaja. Encuentra la arena y suaves olas lamiendo la orilla, espacio para una sombrilla y cada elemento que conforma un playa pero al levantar la vista, ¡cuidado!, sus ojos no encuentran el mar. En su lugar se levanta un muro de roca por el que se cuelan chorros de agua traviesa, conformando una especie de estanque a los bordes de la playa.

La playa de Gulpiyuri se formó después de que el mar erosionase los acantilados hasta crear una profunda cueva, y años más tarde el final de esta cueva se derrumbó, dando paso a un fenómeno conocido como dolina. Ahora es considerada Monumento Natural y tanto su posición escondida como poco transitada han permitido que la playa se conserve intacta a la mano del hombre. Es una pequeña joya de arena y piedra, respaldada por los prados asturianos asomándose al agua, y a su alrededor se respira una quietud apenas profanada por el rugido de las olas, ahogadas al otro lado del muro.