Toledo

Visita Toledo: cata de quesos manchegos por 6 euros

Una parada indispensable en Toledo es el Museo del Queso Manchego, único en su especie y donde conoceremos los detalles más suculentos de este bocado

Queso manchego
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A la hora de hablar de los quesos españoles no sería posible destacar uno por encima del resto. Pero sí podemos señalar el queso manchego como uno de los mejores, sin dudarlo, si está bien curado y lo acompañamos con un jerez de manzanilla o un vino tinto, unos frutos secos, uvas y una barra de pan de pueblo. Y por supuesto compañía amiga. La compañía amiga potencia los aromas del manchego con tanta fuerza como los vinos.

Merece la pena hacer una parada en el Museo del Queso Manchego cuando se visita Toledo, en su mismo casco histórico, y completar la parada con una suculenta cata de manchegos.

La visita

El recorrido del Museo del Queso Manchego pretende desvelar al visitante los entresijos que se manejan en el arte centenario que apenas precisa de leche de oveja de buena calidad, ternura, y un añejamiento que dura entre treinta días y dos años. Representa los productos que nacen de la misma tierra y apenas pasan por intermediarios antes de introducirse en nuestro paladar.

Utensilios tradicionales utilizados para la elaboración del queso manchego y el cuidado de las ovejas, tan importantes no solo para elaborar estas delicias, sino para la supervivencia misma de Castilla-La Mancha. No podía ser de otra manera cuando hablamos de un queso con más de dos mil años de historia, cuyos orígenes se remontan al mismo nacimiento de nuestra tierra. El arte se ha ido perfeccionando siglo a siglo, con un mimo, una delicadeza habitual en esta clase de productos que disfrutamos prácticamente en el día a día.

Como extra debe decirse que el Museo del Queso Manchego cuenta con un certificado que lo avala como espacio seguro contra la Covid-19, para garantizar el disfrute de la visita al máximo y el bienestar de los visitantes.

 

La cata

La segunda parte de la visita es la cata. Indispensable, aunque no obligada, para completar los nuevos conocimientos que andamos buscando sobre el suculento queso manchego. Hasta cinco cuñas de diferentes curaciones y queserías se presentan para deleite del visitante, acompañadas de frutos secos, mermelada, una tostada con crema de manchego, pan y una copa de vino blanco o tinto de tierra manchega, mostos parcialmente fermentados, agua, zumo, cerveza y cerveza sin alcohol.

El precio para las catas sin reserva es de 4 euros, un precio que roza lo simbólico cuando nos disponemos a efectuar una “cata sensorial” de uno de los mejores quesos de Europa, y después de la cata se puede acceder gratis a una visita en el museo. Por otro lado las catas en grupos (se consideran grupos a diez o más personas) son de seis euros e incluyen cinco cuñas de quesos como en la cata anterior.

Las catas duran entre treinta y cuarenta minutos, y es posible hacernos un hueco en ellas hasta media hora después de la apertura del museo y una hora antes del cierre. Merece la pena probarla. Experimentar ese regustillo ácido fundido con la mermelada, y aclararnos la garganta con un sorbo del oro rojo, antes de volver a zambullirnos en ese ácido con sabor a Tierra.