Viajes
Albergues seguros para un Camino inolvidable
La red pública de albergues gallegos cuenta con 75 alojamientos por toda Galicia con protocolos que garantizan la seguridad del peregrino
En un Año Santo tan especial como este, el único de la historia bianual, el Camino de Santiago, considerado por muchos como un ser vivo, invita más que nunca al peregrino a sumergirse en sus senderos y dejarse guiar por sus simbólicas flechas amarillas, pero, sobre todo, a vivir la experiencia de este peregrinaje, sea cual sea la ruta escogida, sin miedo al riesgo de contagio del COVID-19. Para ello, la Xunta de Galicia, por ser la capital gallega la meta de todo caminante de estas rutas jacobeas, y por ser responsable de la seguridad en los más de 1.600 km que conforman los 10 itinerarios principales que discurren por sus tierras, ofrece a los peregrinos una serie de medidas especiales dentro de la campaña «Galicia Segura». Gracias a ellas, y siempre con precaución ante un posible contagio, se puede disfrutar de la visita a ermitas, iglesias y catedrales; de comer en emblemáticos bares y restaurantes; y, cómo no, del valioso ritual, por su histórico simbolismo, de alojarse en albergues públicos, una tipología de hospedaje basada en la hospitalidad y los valores jacobeos.
Una red de hospedaje centenaria
La red pública de albergues de peregrinos fue creada por la Xunta de Galicia en 1992, tomando como modelo la propia red de hospitales de peregrinos nacida en la Edad Media a raíz del descubrimiento de la tumba del apóstol y el auge de las peregrinaciones a Santiago. Estas instituciones medievales tenían como función primordial la acogida al peregrino, prestando asistencia al enfermo, dando alojamiento y, en ocasiones, manutención a los viajeros. En sus inicios, dichos hospitales fueron fundados por reyes, nobles y obispos, así como órdenes religiosas y militares, y, con el tiempo, incluso existieron algunos impulsados por gremios de artesanos.
La mayoría desaparecieron a lo largo de la historia, pero lo que sí ha permanecido a través de los siglos es la existencia de esa red de acogida y hospedaje en el Camino, que hoy tiene su máximo exponente en los citados albergues públicos. Actualmente, esta red cuenta con 75 centros —más de 3.600 plazas— distribuidos por Galicia, que prestan un imprescindible servicio al peregrino y representan la esencia del Camino.
Máxima seguridad
Hoy por hoy, desde el 9 de octubre de este año, es requisito para poder alojarse en estos albergues el certificado COVID, ya que el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) entiende que la exhibición del certificado COVID no se puede entender como «un sacrificio desproporcionado», puesto que el uso de los albergues es voluntario, y considera que es una medida «proporcionada, necesaria e idónea» para preservar la salud de los huéspedes.
El certificado COVID obligatorio en los albergues se convierte así en una garantía más que se suma al seguro COVID —a disposición del peregrino— para garantizar que «hacer el Camino» es seguro. Ofrecido por la Xunta de Galicia, la citada protección es completamente gratuita y cubre cualquier tipo de gastos médicos, quirúrgicos, farmacéuticos y de hospitalización por Covid-19, así como repatriación por fallecimiento por motivo de esta enfermedad, además de prolongación de la estancia por cuarentena por causa de la Covid-19. Y para beneficiarse de ello, basta solo con alojarse en un albergue público, ya que con ello el peregrino ya estará cubierto por este seguro, pues no es necesario tener que realizar ningún trámite previo. El afectado tendrá que notificar la enfermedad a través del teléfono +34 915 149 959, esperando la autorización correspondiente. Esta medida pionera estará vigente durante el 2022.
Como normas comunes, el orden de precedencia para la ocupación de estos establecimientos es peregrinos con limitaciones físicas, peregrinos a pie, peregrinos a caballo, peregrinos en bicicleta, personas que viajan en vehículos de apoyo y peregrinos que inician el Camino en el albergue correspondiente. Las plazas se llenan por orden de llegada sin que se acepten reservas. Por otro lado, solo se permiten pernoctaciones de una noche, salvo enfermedad justificada o fuerza mayor, hasta un máximo de tres días. Y algo también imprescindible para garantizar que solo hagan uso de estas instalaciones públicas los peregrinos, es que resulta obligatorio presentar la Credencial del Peregrino al hospedero.
El papel de la Credencial del Peregrino
La Credencial del Peregrino es el sucesor de los documentos entregados a los peregrinos en la Edad Media como salvoconducto. Hoy en día existe un modelo oficial de credencial distribuida y aceptada por la oficina de peregrinos de la Diócesis de Santiago. Se puede conseguir solicitándola personalmente en la oficina de acogida al peregrino o en otras instituciones autorizadas por la Catedral de Santiago para su distribución, tales como parroquias, Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago, albergues de peregrinos, cofradías, entre otros. Esta credencial es solo para los peregrinos a pie, bicicleta o a caballo, y tiene el objetivo de identificar al peregrino. No genera derechos, pero permite el acceso a los albergues públicos y sirve como certificación de paso para solicitar la Compostela en la Catedral de Santiago. Como apunte, la Compostela solo se concede a quien hace la peregrinación con sentido cristiano y que haya recorrido íntegramente, al menos, los últimos 100 km a pie o a caballo, o los últimos 200 km en bicicleta.
El antiguo Hospital Real de Santiago, testimonio histórico de la importancia del bienestar y seguridad del peregrino
Quizás, para aquellos peregrinos a los que les guste vivir la experiencia de «hacer el Camino» alojándose en estos albergues les resulte interesante visitar, al llegar a Santiago, en la misma Plaza del Obradoiro, el antiguo Hospital Real de Santiago, transformado desde 1954 —coincidiendo con un año Xacobeo— en el parador nacional de turismo «Hostal dos Reís Católicos». Construido a principios del s. XVI, fue un proyecto de los Reyes Católicos para aliviar a los miles de peregrinos que llegaban a Santiago, y desde un principio, estuvo destinado a la asistencia de peregrinos y, secundariamente, a la atención sanitaria. A día de hoy, en este histórico edificio convertido en hotel, el público en general tiene el acceso restringido; solo se puede entrar en un área delimitada de la planta baja en compañía de un guía, pero la experiencia, aunque en principio parezca ordinaria, merece mucho la pena, ya que lleva a una pequeña incursión en los últimos 500 años de la historia de la llegada de los peregrinos a Santiago. Aquí se escuchan las palabras del Códice Calixtino: «Los peregrinos, tanto pobres como ricos, han de ser caritativamente recibidos y venerados cuando van y vienen de Santiago», que reflejan el sentimiento de cariño y de admiración hacia los peregrinos que existía, y que aún existe, sobre todo en las gentes de Galicia
Lo cierto, y la historia lo atestigua, es que el Camino de Santiago, ha sido siempre, y sigue siendo, algo con lo que las personas e instituciones tienen un compromiso, por lo que ya desde su origen prima la seguridad del peregrino. Si siente que este es el momento de vivir una de las experiencias más intensas conocidas, si para usted este Año Xacobeo tan especial es único, a pesar de las vicisitudes de la pandemia, no lo dude, y ¡buen Camino!
Más información en la página web del Camino de Santiago.
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