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Camino Primitivo, la ruta más histórica hasta Santiago
Este antiguo camino es idóneo para adentrarse en lo más profundo de la esencia e historia de la fascinante Ruta Xacobea.
Todo comienza en la primera mitad del siglo IX, cuando el rey de Asturias Alfonso II el Casto realizó el primer peregrinaje desde su corte ovetense al lugar donde se decía que se había descubierto el cuerpo del apóstol Santiago con el fin de autentificar los supuestos restos de Santiago el Mayor. Estos se habían hallado en una zona boscosa del monte Libredón, a unos 30 km de la aldea Iria Falvia, el punto de desembarco, según la leyenda, de la nave que trasladó el cuerpo del apóstol desde Palestina a tierras gallegas. Cuenta la creencia popular que el sepulcro donde descansaban los restos del apóstol y de dos de sus discípulos se hallaba en el interior de una cueva, y que fue allí mismo donde el rey ordenó construir una iglesia para albergar y venerar el cuerpo del apóstol; alrededor de esta iglesia nació una villa, la cual, con el paso del tiempo, se convirtió en la que es hoy la ciudad de Santiago de Compostela. Los 325 km que Alfonso II el Casto recorrió desde Oviedo hasta el cuerpo del apóstol son los primeros que existen documentados y son los que constituyen el simbólico Camino Primitivo.
Muchos son los motivos por los que este Camino, a pesar de la dureza física de sus etapas, es cada vez más elegido: por ser la primera ruta de peregrinación, y por ello, para muchos la más «auténtica»; por atravesar bosques y naturaleza en estado puro de indescriptible belleza; por transcurrir lejos de grandes núcleos urbanos, lo que lo hace más «íntimo»; por no estar masificado; y, entre otras cosas, por la mencionada dureza física de sus etapas, todo un reto para muchos peregrinos.
El Primitivo entra en Galicia por el Alto do Acebo, a 1.100 metros sobre el nivel del mar, en medio de vistas esplendorosas que son como una promesa al peregrino de que va a vivir una experiencia inolvidable y transformadora de aquí a Santiago. Comenzaremos la primera etapa de la parte gallega en la localidad de O Acebo.
Habitualmente de O Acebo hasta Melide, que es donde confluye con el Camino Francés, el trayecto se divide en cinco etapas: O Acebo-A Fonsagrada (11,4 km), A Fonsagrada-O Cádavo (25 km), O Cádavo-Lugo (30 km), Lugo-Ferreira (26,5 km) y Ferreira- Melide. Describiremos en este artículo las dos primeras etapas, y en el siguiente las tres restantes.
Desde O Acebo hasta A Fonsagrada
Saliendo de O Acebo hacia A Fonsagrada, el color verde predomina en el paisaje como es característico en toda Galicia, así como la singular presencia de la vaca rubia gallega, que es imagen indisoluble de los campos gallegos. Se atraviesan pueblos ganaderos y agricultores, Fonfría, Paradanova…, y ya antes de llegar, a lo lejos se divisa Fonsagrada, que se eleva por encima de los 900 metros; para llegar, el peregrino se enfrenta a una subida de gran esfuerzo. Pero lo cierto es que cuando se alcanza la localidad, esta cautiva y seduce con sus paisajes, toda ella como si de un mirador se tratara y desde donde se pueden contemplar unas vistas sublimes que no dejan duda de que tiene mucho que ofrecer a nivel de su extraordinaria naturaleza, un entorno que nos brinda la oportunidad de alejarnos de la rutina y es fuente de fuerza, y, por otro lado, no hay que olvidar la merecida fama de su gastronomía local.
Raras son las veces que el amanecer en A Fonsagrada no está marcado por un gran manto blanco de niebla que rodea el pueblo, y en el que cuando lo acarician los primeros rayos de sol convierten ese momento en un recuerdo que será siempre entrañable para el peregrino. Es uno de los regalos de las tierras gallegas: su soberbia belleza. Pero continuemos, la segunda etapa, de A Fonsagrada a O Cádavo, espera al caminante.
De A Fonsagrada a O Cádavo
En estos 25 km se encuentran varios pueblecitos de montaña, todos con las mismas características de la zona, donde el predominio de la pizarra en los tejados resalta a la vista. Se cruza por bosques, caminos de tierra donde el Camino adquiere el protagonismo total, la ausencia de servicios hace que la relación del Camino y del Caminante sea más estrecha al carecer de posibles distracciones; en el fondo, el Camino Primitivo sigue siendo en parte «un camino de los de antes», y es por eso por lo que conserva su esencia centenaria.
Habiendo ya pasado Padrón —pero no el de Iria Flavia, sino el de A Fonsagrada— y Vilardongo, entre otras localidades, se llega a Montouto, lugar que nos sigue anclando al pasado al conservar las ruinas de un antiguo hospital de peregrinos del siglo XIV y los restos del Dolmen As Pedras Dereitas de la época del Neolítico. Se sigue el camino por senderos muy estrechos entre bosques y se llega a la famosa Cuesta del Sapo, 900 m de difícil subida en la que la naturaleza parece infundir fuerza y energía para poder llegar arriba del todo. Se deja atrás la población de Paradavella, se pasan más pueblos como A Lastra, tras el cual se encuentra otra cuesta que requiere otro gran esfuerzo, el ultimo de esta etapa, porque luego, entre carreteras de tierra más anchas, se llega a O Cádavo.
Este municipio rural ofrece varias posibilidades de alojamiento y restauración rodeado de un precioso entorno natural. Como puntos de interés para muchos peregrinos se encuentra la iglesia con la advocación a la Inmaculada Concepción, una bonita y artística fuente, y, por supuesto, la antigua Casa do Concello con el legendario escudo en el que se representa una histórica batalla aquí librada entre moros y cristianos.
En estas dos etapas del Camino Primitivo ya queda claro que los paisajes que se contemplan en esta Ruta Xacobea quizás sean de los más naturales que se encuentran en toda Galicia, y que la dificultad del camino es una de las más exigentes de los caminos que están reconocidos, pero de lo que tampoco queda ninguna duda es de que recorrer este Camino por tierras gallegas es una experiencia única. Anímese y ¡buen Camino, peregrino!
Más información en la web oficial El Camino de Santiago.
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