Enoturismo
Rioja Vega, cuando el viñedo se convierte en un apasionante destino
►La bodega Rioja Vega mantiene intacta la filosofía de su visionario fundador: crear vinos de máxima calidad respetando el terruño y la tradición riojana
Bastar pronunciar la palabra Rioja para que la imaginación se eche a volar, fantaseando con un rico viñedo del que nacen algunos de los vinos más espectaculares de nuestro país. Sin embargo, antes de que existiera la Denominación de Origen Rioja, el fundador de Rioja Vega ya había convertido en realidad su sueño. De hecho, la historia de Rioja Vega se remonta a 1882, antes incluso de la creación de la Denominación de Origen, hecho que le concede el privilegio de conservar la palabra Rioja en su propio nombre, lo que deja entrever su gran legado.
Rioja Vega fue atrevida, transgresora, se adelantó a su tiempo y, ante todo, fue fiel al sueño de su creador de elaborar grandes vinos esencialmente riojanos, pero con una clara visión de futuro. De hecho, esta bodega mantiene intacta la filosofía de su fundador: crear vinos de máxima calidad respetando el terruño y la tradición riojana sin perder el respeto por el entorno. Y ahora, a la sabiduría que aporta la experiencia se suma el acertado toque de la innovación. Razones más que contundentes para que ahora se convierta en un destino ideal para poner en práctica el enoturismo, es decir, la posibilidad de viajar de la mano del vino y de su apasionante historia.
Lo que define hoy en día a esta bodega con nombre de vino y ubicada a apenas 15 kilómetros de Logroño, la capital riojana, es la calidad, un estilo propio y un espíritu innovador. El secreto del éxito de la bodega Rioja Vega es bien sencillo: dejar hablar al viñedo para crear vinos de alta calidad que respeten el terruño, es decir, aprovechar todo lo que regala la tierra y sacar el máximo partido al privilegio de estar ubicados a orillas del río Ebro y arropados por la Sierra de Cantabria, a medio camino entre el clima Atlántico y el clima Mediterráneo.
Con estas condiciones, sería un pecado no aprovechar los matices que aportan los suelos de tipo arcillo-calcáreo y arcillo-arenoso con abundancia de canto rodado y rodeados de plantas y arbustos silvestres. Es ahí donde crecen las hectáreas propias de viñedo dedicado, principalmente a la uva Tempranillo, joya de la corona de esta tierra, pues se trata de la variedad autóctona, aunque también hay algunas parcelas dedicadas a las uvas Garnacha y Graciano.
Los pasos del viajero, como los de las uvas, continúan desde el campo hacia la bodega para iniciar la mágica transformación del vino. Cuando desde la tierra el fruto entra en la bodega comienza el tiempo compartido: tiempo de espera, de cuidado, de mimo... Pero en este largo trayecto que realiza el vino no se pasa por alto, en ningún momento, el respeto al entorno ni al medio ambiente, ya que Rioja Vega cuenta, desde hace más de 15 años, con proyectos de investigación para conseguir la gestión más sostenible del viñedo.
La bodega actual se fundó en el año 2002 con el propósito de continuar la tradición de la bodega original que nació en Haro en 1882. Es decir, honrar a la tierra de Rioja con la elaboración de vinos de la máxima calidad. Las instalaciones de la actual Rioja Vega cuentan, por tanto, con tecnología puntera que, combinada con métodos tradicionales de la región y su creciente conocimiento del terruño, hacen posible la autenticidad de sus vinos.
En el corazón de la bodega
Además, uno de los tesoros mejor guardados de Rioja Vega es su histórico botellero. A lo largo de los años, los dueños de la bodega han ido guardando botellas de antiguas añadas de sus vinos, hoy expuestas en la zona de la sala de barricas que destinan precisamente al enoturismo, lo que permite a los visitantes comprobar en primera persona la evolución de la moda en las etiquetas, tipografías, colores, etc. Sin duda, una estupenda forma de aprender, in situ, de la historia del vino de nuestro país.
Descubrir el corazón de Rioja Vega es posible a través de packs especiales que incluyen visita guiada más una cata comentada por 18 euros por persona. Quienes busquen algo más pueden aprovecharse del pack que incluye visita guida, cata comentada y almuerzo por 25 euros. Y para los que quieran darse un buen homenaje, nada mejor que decantarse por el pack denominado «pura esencia riojana» que incluye visita, cata y comida en el restaurante por 50 euros, un plan ideal para grupos, ya que se realiza a partir de 15 personas.
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