Bélgica

Una fotografía para el recuerdo desde lo más alto de Dinant

Estoy en lo más alto. la ciudad a mis pies en un día soleado que parece invitarnos a inmortalizarla con innumerables instantáneas.

Vispa panorámica de Dinant
Vispa panorámica de DinantLa Razón

He visitado Valonia en numerosas ocasiones. Spa, Namur, Lieja, Tournai, Mons han sido inolvidables destinos de mis escapadas. Sin embargo, tenía un viaje pendiente: la localidad de Dinant.

Por fin, el sueño se ha cumplido. Recientemente pude conocerla, recorrer sus calles y “saborear” ese magnífico ambiente que se respira.

No engaño a la verdad si escribo que, entre sus argumentos turísticos, hay tres – en mi opinión- que sobresalen con diferencia. Me refiero a la ciudadela (situada sobre un gran acantilado rocoso, con aires inexpugnables, en un lugar de una indiscutible importancia estratégica), a la colegiata de Notre Dame (con su característico campanario en forma de bulbo) y al encauzado paso de las aguas del río Mosa en su tránsito hasta su desembocadura en el mar del Norte.

Pues bien, creo que la fotografía que apoya este reportaje engloba perfectamente esa agradable sensación del reto viajero anhelado y conseguido. Una imagen vale más que mil palabras.

Desde lo alto de esta impresionante estructura defensiva, testigo mudo de importantes batallas acaecidas a lo largo de los siglos, afloraron en quien les escribe sensaciones difíciles de explicar. Dinant se extiende, con bastante armonía urbanística, a mi derecha y a mi izquierda. Estoy en lo más alto. Dinant a mis pies en un día soleado que parece invitarnos a inmortalizarla con innumerables instantáneas.

Sin duda, tengo las mejores panorámicas. Desde este privilegiado mirador puedo hacerme una idea de su tamaño y extensión, de la importancia que este río ha tenido a lo largo de su historia, del por qué se asentó aquí esta población y de la belleza del puente Charles de Gaulle (decorado con banderas y numerosas estatuas de saxofones para recordar que fue en este municipio donde nació Adolphe Sax, inventor de este instrumento musical).

Conociendo estas cosas entiendes también por qué a Dinant, erigida a lo largo de su cauce, la llaman la “joya del Mosa”, “la perla del Mosa” o la “hija del Mosa”.

No cabe duda, son unas vistas impactantes. Es un observatorio único al que se puede acceder en teleférico o subiendo los más de cuatrocientos escalones (para los que estén más en forma) de su escalinata de piedra. Mereció la pena subir hasta aquí. Ésa es la sensación que lo resume todo.

Se atribuye al gran viajero árabe Ibn Battuta la siguiente frase: “Viajar te deja sin palabras y después te convierte en un narrador de historias”.

Este sugerente mensaje me vino a la memoria en aquellos momentos. Quería disfrutar de estas panorámicas, necesitaba sentir la emoción de estar en un mirador tan especial. No hacía falta, en esos instantes, hablar con nadie. Era una experiencia personal; esos minutos eran para mí. Más tarde, como es el caso, lo convertiría en esta pequeña “narrativa” viajera que están leyendo.

Valga pues esta foto desde lo más alto como reflejo fiel de lo que nos espera en una de las localidades más bonitas de Bélgica.

La conclusión de cuanto escribo es clara. Viajen a Valonia, descubran la belleza de esta región del sur belga y acérquense a conocer Dinant. Por muy altas que sean las expectativas que el lector tenga, las supera.