Viajes

Los Ángeles, entre el asfalto y los sueños

Mucho más que cine: barrios con alma propia, gastronomía global y escapadas naturales completan el retrato de una ciudad infinita

Hollywood, Los Ángeles, California
El mítico cartel de Hollywood con Los Ángeles de fondoDreamstime

A veces caótica, a veces desconcertante, pero siempre magnética. Aquí todo parece tener filtro de película. Incluso más allá de los clichés —las estrellas de Hollywood, los estudios de cine, las playas de Malibú o el lujo de Beverly Hills—, el condado de Los Ángeles despliega para el viajero un sinfín de experiencias que hacen que visitarlo sea muy atractivo para quien desea conocer a fondo el alma del país americano.

Cualquier época es buena para descubrir Los Ángeles, donde el sol es casi permanente y los eventos y actividades parecen no terminar nunca. Pero el final del verano y el otoño pueden ser especialmente recomendables: las temperaturas, aunque todavía cálidas, resultan más llevaderas; los atardeceres se alargan con una luz casi irreal y la ciudad recupera algo de calma tras el frenesí estival.

Existen citas que merece la pena tener en cuenta. En septiembre, el Abbot Kinney Festival toma esta icónica avenida de Venice con puestos de comida, conciertos y creadores locales. En octubre, el Día de los Muertos, celebrado en el Gloria Molina Grand Park, llena el centro con altares, arte comunitario y un desfile inaugural el día 20. Y el 31, West Hollywood se convierte en la capital mundial del disfraz con su famoso Desfile de Halloween, que recorre una milla del Santa Monica Boulevard y reúne a cientos de miles de asistentes entre música, creatividad sin límites y una energía difícil de igualar.

Los esenciales

Hay lugares y experiencias que forman parte del paisaje de Los Ángeles y que ningún viajero quiere perderse. El cartel de Hollywood, situado en lo alto del monte Lee, es uno de ellos. Desde el Observatorio Griffith, justo al lado, la ciudad se despliega ante los ojos con sus calles interminables, las palmeras alineadas y el skyline al fondo, todo bañado por una luz dorada al atardecer que parece detener el tiempo.

En la costa, la ciudad vecina de Santa Mónica es otro punto de encuentro inevitable. El muelle con su noria y su famoso tiovivo, la playa extendiéndose hacia el Pacífico en una postal de indescriptible belleza, los músicos callejeros amenizando las tardes y los platillos de sus restaurantes son solo algunos motivos por los que hacer aquí una parada es casi obligatorio.

Santa Mónica, Los Ángeles, California
Santa Mónica, Los Ángeles, CaliforniaDreamstime

Para los amantes de lo bohemio, Venice Beach es un acierto. Sus canales, de inspiración veneciana, son un oasis de tranquilidad a pocos pasos de la bulliciosa playa, y su calle Abbot Kinney Boulevard —considerada por muchos la más cool de América— reúne boutiques, restaurantes y cafeterías con un aire chic inconfundible.

Y si lo que se busca es sumergirse en otras culturas sin salir del centro, Little Tokyo y Chinatown son paradas imprescindibles. Mientras que la primera combina santuarios sintoístas, tiendas tradicionales y una oferta gastronómica que va más allá del ramen, Chinatown es puro contraste, con faroles rojos, templos, mercados y una energía que entremezcla lo turístico con lo cotidiano. Pasear por sus calles es cambiar de escenario sin moverse de ciudad.

La otra cara de Los Ángeles

Al margen de las postales más reconocidas, Los Ángeles es también una ciudad de barrios que no siempre aparecen en las guías, pero que revelan su personalidad más genuina. Entre casas modernistas restauradas y rincones inesperados —como las escaleras Murray o las Micheltorena, cuya cima brinda vistas impresionantes—, el barrio de Silver Lake ofrece una gran diversidad de experiencias gastronómicas en la zona de Sunset.

Echo Park, más popular y ecléctico, combina su icónico lago y sus botes en forma de cisne con fachadas coloridas, murales y tiendecitas de barrio. No muy lejos, el Arts District sigue evolucionando entre antiguos almacenes, grafitis de gran formato y espacios donde nacen artistas, galerías contemporáneas y cafés que invitan a hacer una pausa.

Menos conocido que Little Tokyo y Chinatown, Koreatown —o K-Town— es el epicentro de la gastronomía, el entretenimiento y la cultura coreana, conviviendo con joyas del art déco como el majestuoso Wiltern Theatre y el histórico Bullocks Wilshire. Si en esta zona se respira el aroma del banchan o del galbijjim (un delicioso guiso coreano de costillas de ternera), en Little Ethiopia lo hace el del injera y platos especiados como el kitfo o el doro wat.

Sin perder de vista la gastronomía, no puede faltar el Grand Central Market, en Downtown: un mercado histórico en funcionamiento desde 1917, donde se cruzan cocinas, acentos y tradiciones culinarias de varios continentes.

Una escapada entre colinas y cañones

A apenas una hora del centro de Los Ángeles, el paisaje cambia de forma inesperada. En el corazón de las montañas de Santa Mónica, el Malibu Creek State Park —escenario de múltiples películas— ofrece un respiro natural entre colinas, ríos, cascadas, piscinas naturales y áreas de senderismo. Aquí no hay ruido de tráfico ni edificios majestuosos: únicamente el murmullo del agua, el canto de las aves y esa quietud que solo ofrecen los lugares donde el ritmo lo marca la tierra.

Resulta una escapada perfecta para caminar, hacer un pícnic o, simplemente, detenerse a contemplar cómo el paisaje respira. Porque incluso en un lugar tan eléctrico como Los Ángeles, la pausa, cuando llega, puede ser tan bonita y especial como todo lo demás.

No lo dude: haga las maletas y ponga rumbo a Los Ángeles, porque una cosa está clara… no le dejará indiferente.