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El balneario de la montaña mágica española donde encalló el Arca de Noé

Las termas españolas están en uso desde hace siglos

Balneario Vilas del Turbón
El balneario español construido donde encalló el Arca de NoéLa RazónLa Razón

El termalismo español es reconocido en todo el mundo, tanto por la riqueza de sus aguas mineromedicinales como por sus instalaciones. De hecho, en nuestro país se encuentra el mejor balneario de Europa, el de Mondariz, en Pontevedra, que ha sido reconocido con el Premio Wellness Experience 2023.

Muchos de las termas españolas están en uso desde hace siglos y sus aguas con propiedades medicinales ya eran reconocidas desde la época de los romanos. También son muchos los baños termales que por si antigüedad esconden leyendas o historias misteriosas, que los hacen todavía más atractivos para los visitantes.

Es el caso del balneario Vilas del Turbón, situado en el pirineo de Huesca. Una zona, que, según la tradición, esconde, no una, sino varias leyendas.

Así, en una montaña rodeada de magia no podían faltar las brujas, y Turbón fue elegido por las hechiceras del Alto Aragón para celebrar sus reuniones secretas semanales, y sus aquelarres y misas satánicas en Nochebuena.

Otra leyenda que se transmite de generación en generación es que en esta zona los dioses de los Pirineos tenían su fragua y en ella creaban los rayos y tormentas que lanzaban contra los pueblos de la zona.

Pero, sin duda, la historia más compartida y con más arraigo, es la que relaciona al Turbón con la Biblia. Según el Antiguo Testamento, Dios pidió a Noé, el único hombre justo sobre la Tierra, que construyera un barco para salvar a su familia y a una pareja de cada especie animal porque iba a mandar un diluvio que acabaría con todos los hombres y su maldad. La lluvia cayó durante 40 días y 40 noches, inundando la Tierra. Sólo Noé, su familia y los animales del arca se salvaron. Según la leyenda de Turbón, fue en esta montaña mágica don encalló el Arca de Noé al descender las aguas tras el diluvio universal. La tradición asegura que Noé gritó: «L´arca ba turbá, l’arca ba turbá» (Ya embarranca el arca). Y de la palabra turbar, que significaría, encallar, deriva el topónimo Turbón que da nombre al macizo oscense.

Aguas termales

El macizo del Turbón, en la comarca de Ribagorza, tiene un altitud de 2.492 metros y forma parte de las llamadas Sierras Interiores de los Pirineos. En este entorno es posible localizar numerosas fuentes formadas por el fenómeno karst propio de los terrenos calcáreos. Este tipo de terrenos se producen por la disolución del carbonato cálcico de las rocas calizas por aguas ligeramente ácidas. Así, el agua circula por conducciones interiores y emerge de nuevo en cotas bajas. A su paso modela el paisaje y crea gargantas, cuevas y simas.

Allí se encuentra el balneario Vilas de Turbón. Sus aguas mineromedicinales, que brotan del manantial Virgen de la Peña y fueron declaradas como mineromedicinales en 1.958, destacan por su extraordinariamente baja concentración de sodio, siendo los iones predominantes el bicarbonato y el calcio. Estas aguas son especialmente diuréticas y favorecen una acción mecánica de lavado y arrastre de sedimentos que dificulta todo tipo de calculosis.

El balneario

El auge del termalismo se produce en Europa entre los siglos XVIII y XIX. En el Turbón, se tiene constancia de la llegada de agüistas que viajaban desde toda la comarca para aliviar sus problemas de salud, pero no fue hasta 1934 cuando el balneario Vilas del Turbón fue inaugurado por dos familias que, conocedoras de las propiedades curativas de las aguas que manaban en este escondido lugar, decidieron construir un establecimiento para que los visitantes pudieran alojarse mientras se beneficiaban de sus aguas.

Con el estallido de la Guerra Civil dos años después de su inauguración, el hotel balneario cesó su actividad y fue utilizados como refugio para niños. Tras la guerra, algunos establecimientos termales desaparecieron, otros se vendieron a órdenes religiosas y el resto se rehabilitaron para proseguir la actividad. Sin embargo, el del Turbón reabrió sus puertas en 1942 como hotel balneario, donde las clases acomodadas pasaban largas temporadas.

Actualmente, el edificio original, con forma de H y distribuido en planta baja y planta primera, sigue constituyendo la parte fundamental del complejo y mantiene, casi un siglo después, la fuente de agua que se si situó en el centro de la cafetería.