
Gastronomía
Bar Vint-i-quatre: reinterpretar las tapas
Este local ubicado en un punto de la ciudad de Barcelona inmejorable hará las delicias del que busque calidad excelsa en tapas tradicionales

La avenida Diagonal de Barcelona corta el distrito central del Ensanche en dos diagonalmente, de ahí su nombre. Fue concebida por el ingeniero de caminosIldefonso Cerdà y cruza toda la ciudad, desde San Adrián del Besós hasta la salida de la ciudad por el sur, bordeando Esplugas de Llobregat. Mide 50 metros de ancho y 12 kilómetros de largo y bla, bla, bla..., todo eso lo tienen en un clic de ratón en internet. Lo que nos interesa ahora es que a lo largo de toda esa inmensa avenida, en que hay mil y un edificios e innumerables comercios, existe un lugar irresistible para quien quiera comer a las mil maravillas, y además en pleno corazón barcelonés, a unos pasos del Paseo de Gracia y la Rambla Cataluña; en concreto, en la esquina con la calle Tuset, en Diagonal 520. Es el Bar Vint-i-quatre. Sensacional.
Afortunadamente, abre siempre, a todas horas, de lunes a viernes de 8:30 a 24 horas, y los fines de semana de 9 a 24 horas. Y cada minuto ahí dentro sirve para corroborar el lema del local: «Somos amantes del “vamos a tomarnos algo”, de las tapas y platillos, del buen vino, de los cócteles y de compartirlo en buena compañía». Tal cosa se percibe ya a primera hora del día, pues en el Vint-i-quatre se ofrecen unos desayunos para chuparse los dedos, con huevos de Calaf como protagonistas y pan de masa madre integral. El artífice de todo ello es Carles Abellán, todo un referente de la gastronomía catalana, que se formó en El Bulli y obtuvo dos estrellas Michelin en restaurantes ya desaparecidos.
Vint-i-quatre invita a entrar nada más plantarse delante; tiene el aliciente de contar con una acogedora terraza, y dentro, bajando como si fueras al subsuelo del edificio noble en que está situado, presenta un diseño realmente elegante que combina el mármol con espejos donde se pueden leer escritas frases ingeniosas. Porque esto, el desenfado, constituye una seña de identidad del lugar, y si no, prueben a ir al cuarto de baño, donde amenizarán semejante necesidad escuchando grabaciones de chistes del humorista Eugenio.
Tradición e innovación
Este espíritu tan relajado se combina con la minuciosidad y profesionalidad de los miembros del equipo del Bar Vint-i-quatre, que ofrecen una cocina tradicional reconvertida en contemporánea, en torno a tapas clásicas, con platillos reconocibles, de siempre, con un sabor nuevo. Si quieren comprobarlo, prueben sus reinterpretaciones, fabulosas, de la ensaladilla rusa o del bikini. «Nuestra ferviente pasión por la gastronomía es lo que nos lleva a ofrecerte la mejor carta de tapas y platillos del panorama catalán. Innovación, tradición, calidad y una alta atención al detalle son sinónimos de Bar Vint-i-quatre», reza su página web, y es del todo cierto, porque aparte del nivel superlativo y variedad de su carta, el sitio destaca por un servicio impecable.

Qué placer dar una vuelta por toda esa área de la Barcelona del Eixample y ver que ha llegado la hora del vermut. El Bar Vint-i-quatre saldrá a tu auxilio de hambre y apetencias sabrosas para ponerte sobre la mesa lo que dan allí en llamar «el matrimonio perfecto: anchoa y boquerón», o una «lata de ventresca de bonito, la mejor del mundo». Pasaremos, por ejemplo, aun siendo imposible elegir, pues damos fe de que lo probamos todo, y todo estaba exquisito, a unas cuantas tapas tradicionales, con su premiada «ensaladilla rusa con ventresca de atún y piparras» o el celebrado «bikini de jamón ibérico, mozzarella y trufa», a los que antes hacíamos referencia.
El menú posible incluiría cosas tan originales como la tortilla de butifarras catalanas, el pintxo de tortilla a la manera de Donosti o la coca de Folgueroles con tomate, aceite y sal.

Vendrían más platos que son pura delicia, como el tartar de tomate aliñado clásico con alcaparras, la ensalada de remolacha, tomate, stracciatella y pistachos, las alcachofas del Prat al horno con jamón ibérico y vinagreta de piñones, o las setas de otoño salteadas con yema de huevo. El bar, por si fuera poco, dispone de pescado y marisco de la lonja de la Barceloneta, fresco del día. De tal modo que la avenida Diagonal tendrá una docena de kilómetros, sí, sí, pero cuando se trate de desayunar, almorzar o cenar, sólo cabe pensar en su número 520.

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