Viajes

Benidorm se hace un "lifting"

Con el turista “senior” en el bolsillo, la capital del sol refuerza su oferta turística para atraer a visitantes jóvenes que han redescubierto la ciudad tras el éxito del Benidorm Fest

Una de las actividades del retiro de Fabri Orlandi realizado en Benidorm
Una de las actividades del retiro de Fabri Orlandi realizado en BenidormAdam Kof

Fue tierra asediada por piratas. Benidorm se defendió durante siglos de los berberiscos que vieron en este enclave costero un tesoro del que sacar buenas recompensas a cambio del secuestro de lugareños pudientes y la esclavización de su población. De aquellos tiempos convulsos aún quedan cañones y torres de vigilancia por diferentes puntos de la ciudad de la Costa Blanca. La que décadas más tarde sería la capital del sol también sobrevivió a los ataques de la marina británica durante la Guerra de la Independencia española dejando la entonces villa completamente arrasada. Lo que antaño era el emblemático castillo quedó reducido a escombros. Allí se construyó más tarde lo que hoy es uno de los mayores reclamos: el Balcón del Mediterráneo, uno de los enclaves más emblemáticos y con mejores vistas.

La historia confirma que Benidorm siempre supo sobreponerse a la adversidad y hacer de la escasez virtud. Revolucionó al país con la llegada del bikini y de hecho tuvo que plantar una inmensa cruz en la cima de la Sierra Gelada para “purgar sus pecados” por permitir que las mujeres lucieran tipo en los años sesenta, cuando el recato era la máxima a cumplir en tiempos del franquismo. Consiguió posicionarse en el mapa vacacional y meterse en el bolsillo a un turismo “senior”, gracias a los famosos viajes del IMSERSO, que sigue viendo la ciudad como un soplo de aire fresco, diversión, sol y buena temperatura asegurada.

Un grupo de turistas hacen ejercicio en el Balcón del Mediterráneo de Benidorm
Un grupo de turistas hacen ejercicio en el Balcón del Mediterráneo de BenidormAdam Kof

Un total de 2.027.385 viajeros eligieron hospedarse en Benidorm el año pasado, de los cuales, 1.040.511 fueron españoles que pasaron una media de cuatro días en la ciudad. Tras el visitante patrio, los británicos fueron los que más optaron por esta ciudad.

Sin embargo, lejos de conformarse con su éxito imbatible, Benidorm busca ahora “carne fresca”, es decir, un nuevo perfil de turista joven que haga un “lifting” a la ciudad sin olvidar, por supuesto, a su “clientela fiel”. Precisamente, mientras paseamos por el mítico Balcón del Mediterráneo nos encontramos con un grupo de personas practicando deporte a primera hora de la mañana. Todos ellos participan en el “Retiro Orlander”, un reputado encuentro del colectivo LGTBI que ha optado por organizar en Benidorm su X edición. “Decidimos realizarlo aquí porque esta es una ciudad abierta y que ofrece muchas actividades para todo tipo de turismo siempre en un ambiente sano y relajado. Además, desde el Ayuntamiento y Costa Blanca nos han puesto muchas facilidades desde el principio para organizarlo”, comenta Fabri Orlandi, entrenador y director del retiro que congrega a medio centenar de personas durante cuatro días.

Una ciudad abierta de mente

Según cuenta, “nuestro objetivo es crear un espacio seguro para personas del colectivo LGTBI que viven en pueblos o pequeñas ciudades y que no tienen otros tipos de ocio más allá de las aplicaciones. Aquí se cuida cuerpo y mente a través actividades que fomentan la socialización. No hay nada parecido en España y cada vez tenemos más adeptos”, dice orgulloso, mientras se prepara para una sesión de autodefensa y una posterior visita turística por la ciudad.

Una de las calas más visitadas de Benidorm
Una de las calas más visitadas de BenidormLa Razón

Y es que, entre los objetivos turísticos de Benidorm, la población LGTBI está en los primeros puestos. Desde la exitosa celebración del Benidorm Fest, esta localidad alicantina se ha convertido una visita obligada para muchos de ellos. El festival que elige al candidato de España para Eurovisión ha favorecido “el rejuvenecimiento” de este enclave y atraído hordas de visitantes. Durante la semana del 30 de enero al 5 de febrero cuando se celebró este evento musical, consiguieron una cifra de ocupación hotelera del 61,3%, un 44% más que el año anterior. Y durante el fin de semana de la final se llegó al 83% de ocupación, y eso que se trata de temporada baja. El festival generó lo mismo que una campaña de publicidad en la ciudad de 13 millones de euros. Y es que, si hablamos de cifras, este nicho de mercado turístico es un filón.

De momento, el Gobierno de España ha destinado parte de una partida de 26 millones de fondos europeos a promocionar el país entre los turistas del colectivo LGTBIQ+ y nuestro país acoge un 20 % del negocio turístico de la Unión Europea en el ámbito LGTBI y recibe en torno a 7 millones de turistas de este segmento al año, según la consultora JN Global Project. “Siempre hemos sido un destino tolerante y de espíritu muy acogedor, desde la dictadura de Franco cuando aquí se permitía una libertad que no existía en otros puntos de España”, explican a este diario los responsables de turismo de la ciudad. Tanto es así que pretenden rivalizar con mecas del turismo arcoíris como Torremolinos, Sitges o Maspalomas.

Las calas escondidas

Y es que más allá del target del visitante, lo cierto es que Benidorm ha reforzado su oferta turística para todos los públicos. Resulta una excursión obligada, por ejemplo, acudir al Castellum Romano del Tossal de La Cala, un yacimiento arqueológico que en el siglo I a.C. que fue un asentamiento romano ocupado por los ejércitos de Quinto Sertorio durante las Guerras Sertorianas. Las vistas desde allí son increíbles y hacen la competencia a las que se pueden disfrutar desde la Sierra Gelada donde lo que llaman el “Manhattan” de la costa levantina brilla con luz propia. Aunque si de panorámicas se trata no estaría de más desplazarse hasta la Sierra Cortina, a unos 450 metros de altitud donde un “selfie” con el skyline de infarto llenará de “likes” las redes sociales. De hecho, hay varias compañías que organizan un “tour” por los mejores miradores, para captar Benidorm desde todos sus ángulos.

Si ya conocen la playa de Levante y la de Poniente, hagan una escapada a las calas Almadraba y Mal Pas, el lugar perfecto para desconectar, hacer un poco de esnórquel por sus aguas cristalinas y descubrir a que suena el silencio, porque más allá de la idea preconcebida de bullicio benidormense, también hay fantásticos rincones para desconectar del mundanal ruido.