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Casa Palmela, descanso de calidad

Tiene el tamaño ideal para ofrecer una atención personalizada

El hotel está ubicado en un paraje natural único
El hotel está ubicado en un paraje natural únicoCasa Palmela

Lugar privilegiado, desbordante hospitalidad o experiencia única son palabras que podemos aplicar a este hotel que es un lujoso refugio de tranquilidad inmerso en un espectacular enclave natural portugués como es el Parque Natural de la Sierra de Arrábida.

El pasado de esta casa señorial se remonta al siglo XVII siendo, durante algunos periodos de tiempo, propiedad de importantes apellidos portugueses de gran relevancia en el ámbito político y religioso del país vecino.

Numerosas estancias de Casa Palmela están adornadas con la típica azulejería portuguesa de tonos azules y blancos
Numerosas estancias de Casa Palmela están adornadas con la típica azulejería portuguesa de tonos azules y blancosCasa Palmela

Allá por el 2016 sufrió una remodelación para convertirlo en un hotel de primer nivel. Cinco estrellas ganadas a pulso en un escenario donde el detalle es importante.

Nada debe extrañar que Casa Palmela sea miembro del prestigioso grupo Small Luxury Hotels of the World. Toda una garantía de calidad y excelencia.

En total, 21 habitaciones y 5 casas conforman su magnífica oferta para pernoctar. El tamaño ideal para ofrecer una atención personalizada, lejos de grandes aglomeraciones o masificados resorts.

El cuidado, esmero y detalle puestos en la decoración de las habitaciones es evidente
El cuidado, esmero y detalle puestos en la decoración de las habitaciones es evidenteCasa Palmela

Importa tanto, por la multitud de experiencias que brinda, la gran casa solariega (donde se encuentra la recepción, los salones, una capilla y el restaurante) como el idílico entorno (con la magia de un espacio natural protegido cercano al océano Atlántico).

Esta inmejorable ubicación (cercana a los municipios de Setúbal, Sesimbra y Palmela) permite tanto darnos un chapuzón en alguna de sus piscinas como acercarnos, en menos de cinco minutos en coche, a unas idílicas playas de arena fina.

Jardines y viñas junto a esta emblemática sierra. Tan cerca del Atlántico que parece como si la brisa del mar acariciara estos campos. Por esta razón, por esos necesarios vientos salinos, los vinos de estas tierras son singularmente apreciados.

Sin duda, es un privilegio para el huésped disfrutar de estas preciosas vistas desde su habitación
Sin duda, es un privilegio para el huésped disfrutar de estas preciosas vistas desde su habitaciónJNarro

Si el alojamiento es, como he comentado, de primer nivel, la oferta gastronómica está a la altura del lugar donde nos encontramos. El restaurante Zimbral (miembro de la cofradía Chaîne des Rôtisseurs) es la evidencia de ello. Toda una declaración en la mesa de la buena cocina portuguesa a través de cuidados platos que sorprenderán positivamente al comensal.

Presentaciones, elaboraciones, entorno, técnicas, calidad del producto, servicio, vajilla, mantelería, cristalería, iluminación, etc., se cuidan al máximo en un espacio con grandes ventanales que tiene como fondo la majestuosidad de la “Serra da Arrábida”.

Su chef, Mauro Álison, dirige estos fogones que apuestan por la calidad del producto como base de una buena elaboración. Comidas que pueden armonizarse con magníficos vinos entre los que tienen lógico protagonismo los de la península de Setúbal.

Digamos que tradición y modernidad son dos palabras que van de la mano en este cinco estrellas. La cocina tradicional de estas tierras con el toque personal de su chef jefe y una centenaria mansión -de prestigioso pasado- junto a todas las comodidades que el más exigente de los huéspedes puede exigir en la actualidad.

El antes y el ahora, el pasado y el presente, lo nuevo y lo viejo se funden a la perfección en Casa Palmela (www.hotelcasapalmela.pt).

Instantánea del hotel tomada desde el jardín
Instantánea del hotel tomada desde el jardínJNarro

Deben destacarse la multitud de experiencias que se ofrecen. Por citar algunas, desde un paseo en barco para avistar delfines en la desembocadura del río Sado a un recorrido a caballo por estas tierras; desde una cata de vinos y quesos a una vuelta en bicicleta por los campos circundantes. El lujo de la tranquilidad, de vivir unos días sin agobios rodeados de naturaleza.

Si, por el contrario, el día, además de entretenido, ha sido algo agotador, nada mejor que descansar tomando algunos de los tratamientos que ofrece el Slow Wellness Center. Un espacio para inspirar tranquilidad y espirar estrés. Terapias relajantes que se agradecen tras una ajetreada jornada.

Sobre todo, en mi opinión, es un lugar de paz, de tranquilidad, de encontrase a sí mismo, de leer tranquilamente un libro en medio del silencio del campo o de disfrutar de un buen moscatel “roxo” de Setúbal mientras admiramos unas panorámicas para el recuerdo.

Si el descanso, en una de sus numerosas acepciones, puede ser entendido como reponer fuerzas gracias a la quietud, tranquilidad y placidez del entorno, desde luego, éste es un sitio ideal para hacerlo con calidad.

Fachada principal del hotel de noche
Fachada principal del hotel de nocheCasa Palmela