Gastronomía

Enate, el secreto está en las viñas

Vinos diseñados desde la cepa. Ese viñedo propio que hoy tiene entre 14 y 24 años es sin duda la base de un espectacular desarrollo

Enate, el secreto está en las viñas
Enate, el secreto está en las viñaslarazon

Hubo una época –no tan lejana, ya que duró hasta mediados de la década de los 80 del siglo pasado– en la que las bodegas más prestigiosas casi tenían a gala el no tener viñas propias. Era muy frecuente escuchar entre los grandes de Rioja –las demás zonas vinícolas españolas que hoy conocemos casi no existían en el mundo del vino de calidad– que ellos no necesitaban tener viñas porque tenían a su alcance la posibilidad de comprar las mejores uvas.

Había algunas de esas bodegas –muy prestigiosas– que incluso renunciaban a ese paso y que presumían de que ni siquiera eso era necesario: bastaba con escoger los mejores vinos en las cooperativas de confianza y luego darles una sabia crianza para obtener vinos excelentes. Y en parte era verdad; sobre todo porque en aquel entonces la producción de vinos embotellados de calidad era muy inferior a la actual, abundaban los viñedos viejos y un buen ojeador era capaz de conseguir las mejores uvas pagando un pequeño sobreprecio. Hace por lo tanto poco más de un cuarto de siglo que los vinos españoles –sobre todo los de las gamas medias y altas– comenzaron a ser reconocibles por las variedades de uva, por los distintos envases de crianza y, sobre todo, por su origen.

Hoy día es fácil, si se tienen los recursos económicos necesarios, conseguir unas instalaciones de elaboración dotadas de las últimas tecnologías y acudir a los mejores toneleros e incluso a los mejores diseñadores de etiquetas y botellas. Pero hay algo que por su naturaleza finita y su localización inamovible ha ido tomando cada día mayor protagonismo: el conjunto de suelo y clima al que los franceses, grandes creadores de bellas palabras llaman sintéticamente «terroir». Enate fue una de las primeras bodegas que puso el terreno y las viñas en primer plano desde el momento de la concepción de su bodega, consciente de la importancia de contar con un viñedo propio de gran calidad del que obtener –con el apoyo de toda la tecnología que fuera luego necesaria– los grandes vinos que ya estaban en la cabeza de sus fundadores.

La primera decisión ya dejó entrever la línea de pensamiento. Elegir Somontano fue una decisión llamativa en aquellos tiempos, pues aunque era bien conocida la aptitud de aquellas tierras para hacer buenos vinos, significaba tener que hacer un gran esfuerzo de promoción y posicionamiento que no sería necesario de haber optado por Rioja o Ribera del Duero. Pero el objetivo estratégico estaba claro: hacer vinos modernos, de proyección mundial y sin ningún condicionante de imagen o historia precedente.

Y en ese proyecto la viña fue desde el principio un leitmotiv fundamental, como prueba el hecho de que en la década 1992-2002 estuvieran ya en producción 418 Ha de viñas, casi el 90% del viñedo que actualmente posee la bodega. Fue una apuesta muy arriesgada, ya que se requería una maquinaría de producción y ventas muy poderosa para ganarla, pero se ganó. Ese viñedo propio que hoy tiene entre 24 y 14 años es sin duda la base de ese espectacular desarrollo; pero era una decisión que no admite errores.

En la elaboración de vinos intervienen muchos factores; muchos de ellos son controlables fácilmente gracias a las nuevas tecnologías, algunos errores –como una elección errónea de las variedades óptimas para el lugar– también son subsanables a costa de algún dinero, pero haber elegido unos suelos inapropiados no tiene vuelta atrás. O sí, volver a empezar en otro lugar. Y es que el secreto está en las viñas, y de eso siempre fueron en Enate bien conscientes.

Selección Especial

Casi todas las bodegas reservan algunas partidas de vino para ocasiones o clientes especiales. También Enate elabora en cada cosecha que lo merece unos pocos miles de botellas –entre 30.000 y 50.000– que tienen como destino a esos clientes especiales –compañías aéreas, clubes de vinos, eventos puntuales diversos– en las que su tinto reserva se ve enriquecido con la presencia de nuestra mejor variedad autóctona –la tempranillo– que no está presente en el reserva normal –siempre cien por cien cabernet sauvignon– que aporta al ensamblaje su delicadeza y una elegancia más inmediata.

En este caso, la cosecha 2010, que cerró la primera década del siglo XXI con una calificación de «excelente» por parte del CRDO Somontano. El cabernet sauvignon procede del paraje de Barraón, situado en torno a los 460 metros de altitud, muy cerca de la población de Cregenzán. Es una cabecera de valle y las condiciones de aireación e insolación son muy buenas. El suelo está compuesto de arenas, limos y arcillas y es permeable y poco fértil y presenta abundancia de piedras calcáreas en superficie. Resulta ideal para conseguir la madurez plena de las uvas, requisito imprescindible para que no aparezca en el vino el verdor típico de muchos cabernet.

Se busca siempre un rendimiento muy bajo, que en 2010 fue de apenas 2.200 Kg por Ha. El tempranillo que completa el ensamblaje proviene de viñedos radicados en Salas Altas y Salas Bajas, con viñas ya en plena madurez –entre 10 y 32 años de edad en 2010– y están plantados a una altitud media de 460 metros, en el límite superior de las viñas de Enate. La composición del suelo también es similar, aunque el porcentaje de arena es inferior, lo que tiene como efecto un mejor aprovechamiento del agua de lluvia. Con estos mimbres se hace el cesto de la Selección Especial del reserva de Enate.

Más Información:

Se puede adquirir Enate Reserva 2010 Selección Especial en www.bodegapersonal.es o llamando al 902 876 808