Viajes

Una escapada familiar de aventura por la naturaleza de la Sierra Norte de Madrid

Además de disfrutar de bellos paisajes y descubrir su legado cultural, la Sierra Norte propone actividades ideales para adultos y niños, como talleres, apicultura o rutas a caballo

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Vista de la Sierra Norte de MadridCAMCAM

Ahora que el tiempo lo permite y las ganas de vivir nuevas experiencias comienzan a invadirnos, es momento de adentrarnos en una nueva aventura sorprendente, divertida y, sobre todo, cercana, ya que no hace falta salir de la Comunidad de Madrid para poner en práctica planes inolvidables.

Y es que en la región también hay espacio para un Madrid pausado y rural, salpicado de pueblos con encanto y bellos paisajes en los que se logra la combinación ideal de riqueza cultural, natural y gastronómica, tal y como ocurre en la bella Sierra Norte.

Aventura por la Sierra Norte

Para esos fines de semanas en los que el viajero busca realizar una escapada en familia diferente y sin ir demasiado lejos, la Sierra Norte de Madrid se alza como el plan perfecto, ya que a solo una hora en coche desde el centro de la capital se encuentran cuatro villas imperdibles que bien merecen un alto en el camino, como son las localidades de Patones, Buitrago del Lozoya, Rascafría o Torrelaguna. En estas encontraremos diversas actividades para desconectar completamente a través de actividades especialmente diseñadas para sorprender a todos los miembros de la familia, desde rutas a caballo, hasta apicultura, pasando por talleres en plena naturaleza.

Comenzaremos esta ruta por dos de los pueblos más bellos de la región: Patones y Buitrago de Lozoya, dos citas obligadas que son, además, la puerta de entrada a una sierra que ofrece muchos más encantos. El primero de estos dos municipios es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura de pizarra negra en la Comunidad de Madrid. Gracias a su valor etnográfico y ambiental fue declarado Bien de Interés Cultural en la Categoría de Conjunto Histórico en el año 1999. Algunos de sus atractivos son la Iglesia de San José (datada del siglo XVII), las eras, el lavadero y la Fuente Nueva (de principios del siglo XX). Tras este encuentro nos topamos con Torrelaguna, otra localidad llena de memorias. En este histórico pueblo se halla la Iglesia Parroquial de Santa María Magdalena, una magnífica construcción gótica de los siglos XV-XVII; la Atalaya de Arrebatacapas; los restos de la muralla y el Arco de Burgos y otros monumentos como el Convento de las Hermanas Concepcionistas Franciscanas Descalzas o el Monasterio Franciscano.

Para disfrutar de toda esta ruta, un día puede resultar suficiente, pero lo cierto es que merece la pena alargar esta escapada un día más y realizar actividades inmersivas en el destino para vivir en primera persona la auténtica esencia rural de Madrid.

Entre las paradas culturales resulta obligado adentrarse en el Valle del Lozoya, denominado así gracias al río principal que recorre la Sierra Norte de Madrid, el río Lozoya. Siguiendo su cauce llegamos al municipio de Buitrago del Lozoya, ubicado en la zona Media del Valle con el que comparte nombre y que está casi enteramente rodeado por el mismo río. Se trata de un pueblo extremadamente acogedor, cuyo casco antiguo fue declarado Bien de Interés Cultural en 1993. Pero lo cierto es que pasear por las callejuelas de Buitrago permite al viajero realizar un viaje en el tiempo de lo más emocionante, pues alberga joyas arquitectónicas y culturales como el Castillo de los Mendoza, el Hospital y el recinto amurallado o el conjunto fortificado más singular y mejor conservado de la Comunidad de Madrid, datado entre los siglos XI y XII. Sin olvidar otro de sus grandes atractivos: el Museo Picasso, el cual conserva las más de 60 obras que legó el artista a su peluquero y gran amigo Eugenio Arias.

Una de las gratas curiosidades que puede encontrarse el viajero en esta zona es el Bosque Finlandés, un lugar idóneo para pasear y hacer retratos fotográficos de película. Aquí, la conexión con la naturaleza resulta directa y pura, ideal para desconectar y recargar pilas en familia o con amigos.

Con las manos en la masa

Sin embargo, si lo que queremos es lograr un recuerdo memorable, nada mejor que ponerse en la piel de aquellos que viven por aquí. En la Sierra Norte el viajero puede aprender los secretos de la apicultura en primera persona, así como conocer a fondo el proceso de producción de la miel e, incluso, llevarse a la boca algunos productos elaborados con esta delicia natural. De hecho, existen varios talleres de apicultura donde grandes y pequeños pueden aprender a fabricar sus propias velas o productos a base de cera de abeja. Asimismo, se pueden realizar talleres de artesanía tradicional, como alfarería o tejido, además de asistir a clases de cocina para conocer los secretos de la gastronomía local y las bondades de sus ingredientes. Además, también merece la pena realizar paseos a caballo o practicar senderismo por algunas de las rutas de la sierra, sin olvidar el placer que supone la observación de aves o incluso de estrellas en algunas de las áreas de cielo oscuro de la zona.

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experiencia apicola braojosCAMCAM

Talleres de aprendizaje en apicultura en la Sierra Norte de Madrid