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Escapada sólo para adultos con vistas a la bahía de Mahón

Barceló Hamilton Menorca propone al viajero desconectar en la isla balear en pareja. Desde un baño de hidromasaje bajo la luna hasta un masaje a dos arropado por la brisa del Mediterráneo

El huésped puede darse un baño en la azotea del alojamiento
El huésped puede darse un baño en la azotea del alojamientolarazon

Barceló Hamilton Menorca propone al viajero desconectar en la isla balear en pareja. Desde un baño de hidromasaje bajo la luna hasta un masaje a dos arropado por la brisa del Mediterráneo.

Hay ocasiones en las que viajar solos, sin más compañía que la de la pareja, apetece. Sin familiares, sin hijos, sin mascotas... Y cuando eso sucede, resulta una suerte saber que existen alojamientos como Barceló Hamilton Menorca, un cuatro estrellas «sólo para adultos» convertido en todo un referente de España en su categoría. Y razones, claro, no le faltan.

La situación del hotel enamora: en el pueblo de Es Castells, al sudeste de la bahía de Mahón, muy próximo a la fortaleza de La Mola y justo enfrente de cala Llonga, la zona con las villas más exclusivas y que pueden ser contempladas en un tranquilo paseo en water-taxi, el mejor medio de transporte para acercarse desde el hotel al puerto y casco histórico de Mahón.

Pero antes de perderse por las callejuelas de esta ciudad –que incluso a simple vista sigue recordando los años de ocupación británica durante el siglo XVIII–, hay que disfrutar del hotel y sus instalaciones. Merece la pena ir sin prisa y descubrirlo de a poquitos, imaginando primero qué es lo que se puede esconder tras la puerta de entrada de este cuatro estrellas para que haya sido reconocido como uno de los mejores sólo para adultos de España.

Exclusividad

¿Qué se le puede pedir a un hotel sólo para mayores de edad? Seguramente uno piense en habitaciones cuidadas y renovadísimas. También con terraza, da igual si tienen vistas a la bahía o a la piscina. Pero casi seguro que viene a la cabeza una piscina, ¿cierto? Podrían ser tres, dos de ellas exteriores y una más cubierta, que fuera lo suficientemente amplia como para darse un baño en días en los que el tiempo no acompaña o simplemente por capricho. Importante, que sea un sitio que transmita paz, que lo haga apetecible para darse un baño en pareja.

Un espacio wellness también sería interesante. Bastaría con un pequeño área de bienestar con hammam, sauna finlandesa y duchas de sensaciones. Un masaje a dos puede ser la excusa perfecta para bajar a probarlo; y si hubiera que pensar en algún tratamiento, por qué no uno de gin, ¿acaso hay algo más adulto que la ginebra? Además, esto es Menorca y la tradición de producción del destilado aquí es larguísima. Pues que no falte.

Ahora bien, ¿qué sería de un hotel «adults only» sin sky bar? Llegado a este punto solo habría que comenzar a caminar por el hotel para comprobar que todo lo dicho hasta ahora es cierto y, de paso, subir hasta la azotea para verificar si también se ha pensado en este último detalle. Y efectivamente ahí está: después de recuperar el aliento, no por el ascenso sino por las increíbles vistas de la bahía menorquina y el Mediterráneo, a uno le invade una terrible sensación de confort cuando descubre que ahí, justo ahí, hay seis bañeras de hidromasaje para disfrutar al aire libre, bajo la atenta mirada de la luna y las estrellas en las noches de verano.

Pero no se acaba ahí la cosa: tumbonas, camas balinesas y una zona chill out con barra de bar siempre lista para pedir uno de sus cócteles de autor, entre los que no puede faltar una «pomada», típico de la zona a base de ginebra y zumo de limón.