
Viajes
Fortaleza, de esos destinos de ensueño para este verano
Playas infinitas, clima perfecto y energía constante hacen de esta ciudad brasileña el lugar ideal para huir del calor estival

Conocida como el «Miami brasileño», Fortaleza se ha ganado ese título por mérito propio: costas kilométricas, un sol que no entiende de estaciones y una energía vibrante que no descansa nunca. Y es que aquí todo está pensado para dejar atrás la rutina y disfrutar sin horarios ni mapas.
En pocas semanas, la ciudad entra en su mejor momento del año: el llamado «invierno» en Fortaleza se parece poco a la idea que se tiene de esa estación. Con temperaturas cálidas pero no sofocantes, cielos despejados y brisas agradables que llegan del Atlántico, esta es una época ideal para pasear, relajarse junto al mar y explorar la ciudad con calma. Lejos de los extremos del calor veraniego, todo invita a disfrutar al aire libre sin renunciar al confort.
Sus grandes atractivos
Fortaleza vive en torno al mar con sus más de 25 kilómetros de costa. Sus playas más emblemáticas y el paseo marítimo de la Avenida Beira Mar son el corazón de la vida local. La Praia do Futuro, extensa, animada y con decenas de «barracas» donde comer buen pescado o tumbarse bajo una sombrilla, es una de las más populares entre locales y visitantes. Más céntrica, la Praia de Iracema mezcla surf, bares con música en directo y arte urbano, mientras que Meireles se extiende junto al mencionado paseo, que es perfecto para dar una agradable vuelta al atardecer.
La playa de Mucuripe, más tranquila y tradicional, conserva aún el ritmo pausado de los pescadores locales que se mecen en la orilla. Todas estas playas, distintas entre sí, ofrecen una visión completa de lo que es Fortaleza: una ciudad donde el mar no solo forma parte del paisaje, sino que también está ligado a la vida cotidiana.
Los espacios verdes suman mucho al encanto de Fortaleza, y es que lugares como el Parque do Cocó, uno de los mayores parques urbanos de Brasil, invitan al relax y la desconexión entre manglares, senderos y paseos en kayak. Frente al mar, el Jardim Japonês ofrece un rincón sereno en plena ciudad, ideal para detenerse entre visita y visita, mientras que la Praça Luíza Távora se llena de actividad con conciertos, ferias y vida al aire libre.
Pero esta atractiva ciudad brasileña ofrece también una rica vida cultural. El Centro Dragão do Mar de Arte e Cultura, en la citada playa de Iracema, es un punto neurálgico para conocer el pulso artístico de la ciudad. A solo unos pasos, el mercado central y el Mercado dos Peixes regalan otra faceta más cotidiana y sabrosa, y es que resultan ser los lugares perfectos para probar langostas, cangrejos y otros frutos del mar recién salidos del agua.
El Theatro José de Alencar, joya arquitectónica del modernismo brasileño con más de cien años de historia, sorprende con su fachada de hierro forjado, mientras que el Museo Ceará promete una mirada sobre la formación de la identidad cearense.
Por otro lado, merece una mención especial una de las salidas más populares desde Fortaleza:Beach Park, en la localidad de Aquiraz, a menos de media hora. Este enorme parque acuático es ideal para pasar un día distinto, sobre todo si se viaja con niños. Toboganes gigantes, piscinas, zonas de descanso y restaurantes junto al mar forman parte del complejo, que brinda alojamiento para quienes quieran quedarse más de un día.
Entre dunas, acantilados y atmósfera bohemia

Y si Beach Park es la escapada perfecta para un día, hay otra que, aunque más lejana, merece totalmente el viaje. A unos 160 kilómetros de Fortaleza, Canoa Quebrada ofrece un cambio de escenario total.
Este antiguo pueblo de pescadores, oculto entre dunas y acantilados rojizos, conserva una esencia libre y bohemia que lo distingue del resto del litoral cearense. Aquí, todo parece transcurrir más despacio: los días se alargan entre caminatas por la arena, baños en aguas cálidas y recorridos en buggy que trepan y bajan las dunas como si se tratara de un parque natural improvisado.
El emblema más icónico de Canoa Quebrada —una medialuna y una estrella esculpidas en uno de los acantilados— se ha convertido en un símbolo del lugar, y es casi una tradición tomarse una foto junto a esta marca grabada en la piedra. Aunque más allá de la imagen, lo que queda grabado en la memoria es el paisaje: una combinación de arenas ocres, acantilados de tonos intensos y la belleza innata del océano.
Resulta muy evidente el contraste con Fortaleza. Si la capital vibra al ritmo del tráfico, la música y la vida urbana junto al mar, Canoa Quebrada es introspección, silencio interrumpido solo por el viento y las olas, y un ambiente alternativo que sobrevive desde los años 60, cuando los primeros viajeros bohemios comenzaron a descubrir este rincón.
Aquí las actividades no faltan: desde lanzarse en tirolesa sobre lagunas escondidas hasta navegar en jangadas —las embarcaciones tradicionales de vela— o practicar deportes acuáticos al pie de los acantilados. Al caer la tarde, las calles de arena se animan con música en directo, aromas de pescado a la brasa y luces suaves que iluminan la conocida calle principal, llamada «Broadway», donde se concentran bares y pequeñas tiendas de artesanía.
Quien busca una experiencia diferente y auténtica encuentra en Canoa Quebrada un refugio que parece suspendido entre el pasado y el presente. Y aunque hoy recibe cada vez más visitantes, su atmósfera de libertad y desconexión sigue intacta, como si el tiempo aquí se hubiera detenido para siempre.
No es necesario que lo decida ahora, pero si en alguna ocasión desea escapar del calor, del frío o de la rutina, siempre es un buen momento para disfrutar de un paraíso como este.
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