Escapadas

Histórica aventura en la Sierra Oeste de Madrid

El oeste de la región conforma el enclave ideal para vivir un fascinante fin de semana lleno de cultura, historia viva, actividades al aire libre, rutas paisajísticas y una exquisita gastronomía

El búnker de Santa María de la Alameda
Vista panorámica del búnker de Santa María de la AlamedaArchivoLa Razón

Ahora que el verano se hace hueco en el calendario y el calor comienza a protagonizar el termómentro, es el momento de escapar a un refugio de naturaleza y frescor. Para ello, nada mejor que dirigir nuestros pasos hacia la fascinante Sierra Oeste de Madrid, a través de una ruta inolvidable con retazos de historia. Esta excursión se inicia a solo 45 minutos del centro de la ciudad, empezando por la localidad de Colmenar del Arroyo, Navalagamella y Santa María de la Alameda hasta llegar a Fresnedillas de la Oliva. Cada destino ofrece atractivos únicos, una rica historia y abundantes actividades, que prometen una experiencia inolvidable en medio del abrazo de la naturaleza.

Cuatro joyas por descubrir

La primera parada, Colmenar del Arroyo, es un pintoresco y cautivador pueblo que deslumbra por su ambiente rústico y sereno. Su historia se cuenta a través de sus principales atractivos, tales como la Iglesia parroquial de la Asunción de Nuestra Señora, declarada Bien de Interés Cultural. Estando aquí, perderse en las estrechas calles bordeadas de casas tradicionales adornadas con flores, es un deleite y una obligación. A medida que nos adentramos en el pueblo, encontraremos también impresionantes miradores y vistas panorámicas, que encuadrarán estos momentos inolvidables.

Continuando con nuestro recorrido, llegaremos a la cautivadora población de Navalagamella, un enclave sorprendente, cuyos orígenes se remontan a la Edad Media, lo que determina su patrimonio cultural. El municipio ha conservado en el tiempo restos testimoniales de la importancia histórica de la región. Además, alberga una fortificación de la Guerra Civil, la posición Calvario, comúnmente conocida como Búnker de Navalagamella, prueba de las defensas que se construyeron durante la Guerra Civil Española. Construido a finales de 1938, permite al viajero adentrarse en el interior de parte de nuestra historia.

Pero si lo que queremos es conocer conocer los tesoros mejor guardados de esta zona, una visita por el Museo Etnográfico de Navalagamella será la mejor idea para no perderse ningún detalle de la historia a través de las exposiciones de objetos y artesanías que aquí se albergan. Otro punto imperdible en la región es La Plaza Mayor, el centro que representa el municipio, envuelto en un ambiente vibrante. Por otro lado, los amantes de la naturaleza hallarán en espacios naturales de interés, una zona protegida repleta de flora y fauna y un entorno perfecto para realizar rutas de senderismo.

A menos de 15 minutos en coche, localizamos nuestra siguiente parada. Se trata de Santa María de la Alameda, un pueblo idílico que posee un sinfín de actividades para realizar. Entre sus principales atractivos históricos encontramos la Iglesia de Santa María de la Alameda, un bello ejemplo de arquitectura gótica y barroca. No obstante, gracias a sus frondosos bosques y montañas, esta localidad localidad es un paraíso para quienes aman disfrutar del fresquito y el aire libre con emocionantes caminatas y rutas en bicicleta. Y para un merecido descanso, nada mejor que relajarse junto al río, disfrutando del ambiente tranquilo y rejuveneciendo sus sentidos en medio de la vegetación.

Energía a través de los astros

Así, otros diez minutos nos separan de nuestra última parada, la localidad de Fresnedillas de la Oliva, que será la estocada final que nos hará rendirnos ante la belleza de la Sierra Oeste madrileña.

Una de sus joyas es el Museo Lunar-Centro del Espacio y la Ciencia, un museo dedicado a mostrar el papel de la población en la exploración espacial, especialmente su participación en el primer alunizaje en 1969. Por esta zona el viajero tiene la oportunidad de disfrutar observando las estrellas y la astronomía de una manera muy próxima. Aquí, corre el rumor de que los cielos nocturnos son un augurio de buena suerte. De este modo, la Sierra Oeste de la región se convierte en una cita que vale la pena descubrir. Tras ello, ya estaremos listos para retornar a la ciudad, con las pilas recargadas y la energía a tope.