Destinos
Hoteles centenarios entre panes y arroces
En Sitges, la conocida localidad barcelonesa tan visitada todo el año, puede verse una impronta artística y conocer dos hoteles de gran historia y suculenta oferta gastronómica
Sitges es sin duda alguna una de las localidades más turísticas de Cataluña, habida cuenta de su oferta de comercios, restaurantes y hoteles, pero también destaca por todo su arte. Así, desde los años sesenta tiene ahí su atelier el renombrado pintor hiperrealista José Luis Fuentetaja, que en su momento contribuyó a un gran ambiente pictórico en el Paseo de la Ribera, donde por cierto se encuentra desde 2011 un conjunto escultórico que representa a los artistas Santiago RusiñolyRamon Casas. Muy cerca está el Museo del Cau Ferrat, la casa de pescadores que Rusiñol convirtió en 1893 en su vivienda y taller, que contemplarían sin duda Salvador Dalí y Gala, de los que habló la praguense Monika Zgustova, radicada en Sitges desde los años ochenta, en su libro La intrusa. Retrato íntimo de Gala Dalí.
Esta novelista y traductora de literatura checa y rusa habló de cómo en 1929 la pareja pasó una especie de luna de miel en Sitges, atraída por el hermoso paisaje frente al Mediterráneo y haberse convertido la villa en la residencia de artistas contemporáneos. Qué rincón ideal, junto al citado museo, contemplar el horizonte desde los exteriores de la Parroquia Bartomeu i Santa Tecla, del siglo XVII, que guarda todo un tesoro compuesto de retablos, pinturas al fresco, tallas de madera policromada, e incluso un órgano barroco y un sepulcro de un señor feudal del siglo XIV.
No en vano, la historia de Sitges está llena de hitos trascendentes, parte de los cuales pueden comprobarse mediante la ruta “Casas de los Americanos”, en torno al legado de aquellos catalanes que decidieron hacer las américas y se reinstalaron en su tierra de forma adinerada; además, se pueden conocer personalidades locales tan interesantes como Miquel Utrillo Morlius, uno de los directores artísticos de la Exposición Universal de Barcelona de 1929 y colaborador en la creación del Pueblo Español de Montjuic.
Hotel y restaurante Casa Vilella
Asimismo, para pasear por las siempre animadas calles de un Sitges abanderado del colectivo LGTBI y famoso por su festival de cine anual, nada mejor que hospedarse en un espléndido hotel que es pura historia local desde hace más de una centuria: Casa Vilella, que lleva el sello de un discípulo de Gaudí, Joan Rubió, que lo diseñó en 1919. El promotor de la casa fue Joan Vilella, creador de la primera banca catalana y dueño de fábricas de botones e hilados de seda, entre otros negocios, que financió la construcción del paseo marítimo y que adquiriría en 1914 el Palacio Macaya, obra de Puig i Cadafalch, sito en el Passeig de Sant Joan barcelonés.
Casa Vilella, ubicada en una zona tranquila frente a la playa pero a un tiro de piedra del núcleo urbano, con sus exquisitos servicios, incluyendo gimnasio, piscina y habitaciones dúplex cara al mar, esconde anécdotas tan brillantes como el hecho de que el empresario Vilella, yendo a Rusia de viaje de negocios, coincidió en el Orient Express con tres financieros que le convencerías de que había que invertir en otra cosa más provechosa: el petróleo. Eran J. P. Morgan, J. D, Rockefeller y el barón de Rothschild, y el resultado fue que el catalán montó la primera refinería de petróleo de España.
El hotel, que tuvo la función de hospital para niños huérfanos durante la Guerra Civil (se atendió a unos 1.800), fue abierto en 2017 después de que el edificio llevase mucho tiempo abandonado. Mención aparte merece su restaurante-terraza -también con vistas al Paseo Marítimo-, verdaderamente un sitio para el placer del paladar y el alma. En el ambiente de paz que proviene de las largas playas de Sitges y su paseo marítimo, puedes pasar la mejor tarde con tu familia, tu pareja, un amigo, o incluso con tu mascota. Todos serán recibidos y mimados por un equipo de profesionales excepcional. Elegante y cómodo a la vez, proporciona un servicio de lujo con la espontaneidad de un lugar que se vuelve entrañable y cercano, y al que querrás regresar tan pronto sea posible.
El núcleo de la gastronomía de Casa Vilella reside en la elaboración de la mejor cocina mediterránea. La carta cambia cada estación y en ella solo hay delicias, desde los aperitivos y entrantes –pan de coca con tomate y aceite de oliva, croquetas de rustido de carnes y jamón ibérico, unas patatas bravas especialísimas con almendras, bacon, cebollino, salsa brava y alioli–, hasta sus ensaladas, carnes, pescados y arroces. Imposible destacar algo de una carta tan sabrosa como extensa, pero por qué no mencionar la ventresca de atún, cebolla y aceitunas Kalamata, la burratina con berenjena asada, pesto de pistacho y tomates confitados, el tartar de salmón y aguacate con vinagreta de mostaza.
Por si fuera poco, Casa Vilella trabaja con panes ecológicos de larga fermentación con masa madre de harina de espelta recién molida, procedentes de la panadería L’Espiga d’Or (by Jordi Morera), en la cercana Vilanova i la Geltrú, artesanos panaderos desde 1923. De hecho, Morera recibió el premio de Panadero mundial 2017 de la Unión Internacional de Panaderos y Pasteleros (UIBC), en el 77º Congreso Mundial del Pan que esta organización celebró en Mérida (México).
Esta delicatesen, regada con lo mejores vinos de la comarca, acompañará a la perfección la fideuà con almejas y alioli; el arroz meloso de montaña con costilla de cerdo, setas y butifarra negra; el rape guisado en suquet, con almejas, patatas y gamba roja; el rabo de toro al vino tinto; el cordero meloso a la catalana con patatas al romero y zanahorias asadas… Todo es suculento, y para facilitar la elección Casa Vilella dispone de dos menús, realmente asequibles por la altísima calidad que ofrece: un menú llamado de paella o fideuà (38,50 €/persona), o dos «laborales» aún más económicos, en que elegir entre un sinfín de platos de un sabor fabuloso, desde el primer bocado hasta los postres, con platos irresistibles como la tarta de manzana con helado o el pastel de queso con frutos rojos, por no hablar de la espuma de crema catalana con sorbete de mandarina.
Restaurante Picnic Sofia By Picnic
Por otro lado, encontramos otros establecimientos que son pura historia de Sitges, uno de ellos más que centenario, pues comenzó su andadura en 1908: cuando Miquel Matas i Jorba entró a trabajar en el Café Restaurant Suizo de la Plaza Real de Barcelona, y empezó a emprender en el ámbito de la restauración. Así, la empresa tiene su sede central en Sitges desde 1947, cuando Matas i Jorba se hizo cargo del Hotel Terramar Palace, que era el más importante por entonces. En la actualidad, el grupo familiar-empresarial Matas-Arnalot está constituido por dos hoteles, cuatro restaurantes y una empresa de cáterin con servicio a domicilio.
Así las cosas, el visitante tiene donde elegir a la hora de disfrutar de lugares donde hospedarse y comer de maravilla. Tenemos el Hotel Subur Marítim, de cuatro estrellas, por ejemplo, en la zona residencial El Vinyet, delante del mar frente a la playa SauSalito, y que es ideal para todo tipo de eventos (reuniones de empresa, convenciones, bodas, banquetes, bautizos, comuniones, barbacoas, etc.). También, el Hotel Subur, al lado de una famosa calle, la del Pecado, en el centro histórico y comercial. O la Masía Vilanoveta, construida en el año 1821, en el pueblo de Vilanoveta, en Sant Pere de Ribes, donde asimismo se pueden celebrar banquetes, espectáculos o cócteles al aire libre.
Por lo que respecta a sus restaurantes, cómo no citar el Picnic, situado en el Paseo Marítimo, y frente a la playa, con un ambiente «chill», casi de chiringuito, en el que es un placer degustar una paella, un arroz o cualquiera de sus especialidades marineras. Su historia data de finales de 1955 y principios de 1956, cuando, como dice la web del grupo hotelero, Josep Maria Matas Barceló llegó a un acuerdo para gestionar el establecimiento: «Se había enamorado de su situación ante el mar y de la entrada desde el paseo que recordaba un cierto aire ibicenco». En aquellas fechas, se estaba proyectando la película Picnic, «con una multitudinaria comida sobre el esplendor de la hierba», con dos famosos protagonistas: William Holden y Kim Novak.
Este Picnic de toda la vida se complementó, tras la pandemia, con el nacimiento de otro restaurante, el Picnic Sofia By Picnic, un lugar encantador y elegante, con una oferta magnífica de platos a la brasa y entrantes tan ricos como los buñuelos de bacalao con alioli de ajos asados, o las croquetas crujientes y caseras de pescado y marisco. Por supuesto, preparan unas paellas sensacionales: marinera de pescado y marisco, o de pulpitos y alcachofas, o arroces melosos, como el de pato y foie con pimientos del Padrón. Sí, sabe tan bien como suena.
El cuidado por dar el mejor producto y tratar la comida mediterránea es igual de importante que el servicio, impecable, todo lo cual hace que uno pueda pasar una velada agradabilísima en el Picnic Sofia By Picnic. Qué formidable su bogavante a la formenterenca con patatas caseras y huevos fritos; su bacalao al vermut blanco con patatas chips, aceitunas, tabasco y puré de aceitunas y anchoas; su solomillo de ternera descansada de Girona; o su carpaccio de gamba acevichada con mayonesa de azafrán. En definitiva, un mar de sabores extraordinario, en el centro de Sitges, y cuyo gran número de tentaciones para el paladar no harán sino que dar ganas de regresar.
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