Viajes

Los mil y un encantos de Río de Janeiro, la «ciudad maravillosa»

El próximo 20 de junio Brasil entra en su estación invernal, una época mágica y perfecta para conocerla

Skyline de Río de Janeiro
Panorámica del «skyline» de la ciudad cariocaDreamstime

Tierra de samba, de hermosos paisajes, de rica cultura gastronómica y hogar de una de las siete maravillas del mundo, la llaman «Cidade Maravilhosa». Visitar esta seductora ciudad brasileña es algo obligado al menos una vez en la vida para todo viajero que se precie.

Dicho esto, y teniendo en cuenta que el próximo día 20 Brasil entra en su estación invernal, aunque pueda parecer algo extraño, esta es una época mágica y uno de los mejores momentos para conocerla. Sin duda, Río de Janeiro es una opción perfecta si se está pensando dónde ir en las vacaciones de julio o agosto, y es que en esos meses apenas llueve en la urbe carioca y las temperaturas mínimas rondan los 20 grados, ¡es como una agradable primavera europea!

Pero el clima es solo uno de los motivos que tientan una visita a Río de Janeiro durante esta temporada, también suponen una tentación los precios más económicos y las menos multitudes al ser su temporada baja. Además de una interesante programación cultural, como el Festival Prio Blues & Jazz 2024, que está celebrándose esta misma semana, y el Festival de Invierno en julio. Estos son tan solo dos ejemplos de su vibrante agenda musical y artística, la cual complementa los grandes atractivos atemporales que posee.

Por ejemplo, el mundialmente conocido Cristo Redentor es el imprescindible que todo turista quiere conocer, y es que su imponente imagen es el indiscutible símbolo de Río de Janeiro. Imposible no subir hasta la cima del Cerro del Corcovado para verlo de cerca. La experiencia eriza la piel. De igual manera, las vistas a la ciudad y la bahía de Guanabara dejan sin palabras. Hasta aquí puede subirse de diferentes formas, aunque la más popular es el tren del Corcovado, que regala una preciosa panorámica. También puede hacerlo en los vans oficiales o caminando, eso sí, ¡el recorrido dura mínimo una hora y no es una caminata fácil!

Como el Cristo Redentor, aunque quizá menos conocido, otro símbolo de Río es Pan de Azúcar, un morro que se eleva casi 400 metros sobre la bahía de Guanabara. Se puede acceder a él desde el teleférico, muy recomendable por contar con unas vistas sencillamente impresionantes. Al teleférico se puede llegar cómodamente desde un metro de la estación Botafogo. La mejor hora para subir a este cerro es el atardecer, cuando el cielo se viste de unos maravillosos tonos cálidos que con el Cristo al fondo y las playas cariocas a los pies conforma una postal que queda grabada para siempre en la memoria.

Si se habla de imperdibles, y refiriéndose a los barrios cariocas, hay uno que sobresale por encima de todos: el barrio de Santa Teresa. Tradicional, pintoresco y sobre todo artístico. El arte cobra vida en cada uno de sus rincones. Su emblema distintivo es la famosa Escalera de Selarón o Escadaria de Santa Tereza, que conecta con el bohemio barrio de Lapa. Sus 215 escalones son testigo del profuso amor de su creador, el chileno Jorge Selarón, a Río de Janeiro y sus gentes. Predominan los colores azul, amarillo y verde, pero también el rojo, como tributo a la bandera de Chile. En este barrio también es posible disfrutar de acogedores restaurantes y cafés y galerías de arte.

Escalera Selarón en Río de Janeiro
Escalera Selarón en Río de JaneiroDreamstime

Y si desea dos escenarios para relajarse totalmente, estos dos son ideales: el Jardín Botánico de Río de Janeiro y la playa de Copacabana. El primero es un oasis de tranquilidad en medio de la ciudad. Fundado en 1808, este jardín alberga una vasta colección de plantas tropicales y subtropicales, incluyendo orquídeas, palmeras y plantas carnívoras. Pasear por sus senderos sombreados y descubrir la diversidad botánica del país en un entorno sereno y hermoso es una bonita vivencia.

Famosa por su arena dorada y su animado ambiente, la playa de Copacabana es el lugar perfecto para relajarse, tomar el sol y disfrutar del estilo de vida carioca incluso en invierno, gracias a las temperaturas suaves. Y no hay que olvidar ver un atardecer desde la bonita playa de Ipanema. Es una imagen digna de postal.

La isla de Gigoia

Tras disfrutar de sus mencionados atractivos, Río de Janeiro tiene muchas más sorpresas para el visitante, y una de ellas es la isla de Gigoia. Sí, ha leído bien, ¡una isla en el corazón de la ciudad! A esta pequeñita isla, conocida como la «Venecia carioca», se puede llegar en solo dos minutos en ferry desde Barra da Tijuca, donde por cierto se encuentra la playa más larga de Río de Janeiro, un gran centro comercial y magníficos bares y restaurantes.

Volviendo a la isla de Gigoia, aquí parece que se ha abandonado el centro de una gran ciudad. Rodeada de naturaleza y agua, el tiempo en ella es como si se ralentizara, invitando a una experiencia calmada. Sin coches, sin tráfico, sin ruidos, una serena tranquilidad solo interrumpida por la música en vivo de los bares durante los fines de semana. Hay, además de magníficas opciones gastronómicas, un plan ideal para los amantes de la naturaleza: un paseo en barco que permite conocer la fauna del lugar.

No hay duda de que Río de Janeiro es una ciudad de obligada visita al menos una vez en la vida. Y una vez que se visita, que se pasea por sus calles y que se abraza la atmósfera carioca es casi imposible decirle adiós, tanto que la despedida se convertirá en un simple hasta pronto.