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Sierra Norte de Madrid, una escapada a la naturaleza en estado puro
Hermosos paisajes de montaña, pintorescos pueblos y una rica herencia cultural invitan al visitante a embarcarse en una expedición mágica al aire libre
A un paso del bullicioso centro de la capital, la Sierra Norte de Madrid se abre paso a sus visitantes y les ofrece la posibilidad de disfrutar de un enclave único, con la naturaleza como telón de fondo. Esta región, con sus hermosos paisajes de montaña, sus pintorescos pueblos y su rica herencia cultural, acoge a los exploradores y les permite vivir una experiencia inolvidable en un entorno mágico. Se trata, junto a las otras tres comarcas turísticas de la zona (la Sierra Oeste, la Sierra de Guadarrama y la Comarca de las Vegas y la Alcarria), de un viaje único por un Madrid que no te esperas.
Paraíso natural
Los espacios naturales protegidos que se reparten en gran parte de su extensión son un tesoro por explorar, un emplazamiento de un valor incalculable para los amantes del senderismo, el ciclismo y las actividades al aire libre. La Comarca alberga lugares tan encantadores como la Reserva de la Biosfera Sierra del Rincón, un territorio montañoso entre los macizos de Ayllón y Somosierra que está considerado uno de los lugares más bellos y desconocidos de la Comunidad de Madrid; las Cuencas Altas de los ríos Manzanares, Guadarrama y Lozoya; el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, con una larga tradición científica, conservacionista y deportiva desde finales del siglo XIX; y Red Natura 2000, una red ecológica europea de áreas de conservación de biodiversidad, con varias Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA).
Mención especial merece el Hayedo de Montejo, uno de los bosques más singulares de la región, declarado Patrimonio Natural por la Unesco. A lo largo de sus 250 hectáreas de extensión es posible disfrutar de una flora y fauna espectaculares, aunque las visitas a este enclave están restringidas.
La belleza natural de la Sierra Norte no solo está presente en los paisajes de la zona, sino también en sus pueblos, que conservan las costumbres y tradiciones del pasado. Las cuatro de las 11 «Villas de Madrid» que se encuentran dentro de esta comarca (Patones, Torrelaguna, Buitrago del Lozoya y Rascafría), destacan por su gran patrimonio histórico y cultural.
Dividido en dos núcleos urbanos, Patones es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura de pizarra negra en la Comunidad de Madrid. Gracias a su valor etnográfico y ambiental, Patones de Arriba fue declarado Bien de Interés Cultural en la Categoría de Conjunto Histórico en 1999. Entre sus atractivos, destacan la Iglesia de San José (del siglo XVII), las eras, el lavadero y la Fuente Nueva (principios del siglo XX). En el yacimiento El Cerro de la Oliva se pueden observar restos arqueológicos que muestran que este municipio ya estaba habitado desde los albores de nuestra historia.
Al igual que Patones, Torrelaguna tiene sus orígenes en la prehistoria y alcanzó su apogeo a finales del siglo XV. Su incalculable patrimonio, que hizo que fuera declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1973, comprende la Iglesia Parroquial de Santa María Magdalena; la Atalaya de Arrebatacapas; los restos de la muralla yArco de Burgos; el Convento de las Hermanas Concepcionistas Franciscanas Descalzas (siglo XVI) y el Monasterio Franciscano (también del siglo XVI).
Ubicado en la zona media del Valle del Lozoya se encuentra Buitrago del Lozoya, Villa que fue declarada Conjunto Histórico-Artístico y Bien de Interés Cultural en 1993, debido a su importante recinto amurallado de origen árabe. Entre sus atractivos hay que señalar, además de su antiguo recinto amurallado, el mejor conservado de la Comunidad de Madrid, el Castillo de los Mendoza, el Puente del Arrabal o puente Viejo, la Torre del Reloj o la Iglesia de Santa María del Castillo. Sin olvidar el Museo Picasso, que alberga la colección de Eugenio Arias, barbero y amigo del genial artista.
La última villa, Rascafría, en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, cuenta con un ejemplo de arquitectura gótica muy destacado: el Real Monasterio de Santa María de El Paular, que cobija infinidad de tesoros artísticos que bien merece la pena contemplar. Y no es su único atractivo. El visitante no puede perder la oportunidad de cruzar el Puente del Perdón y adentrarse en su imponente Bosque Finlandés, un lugar idóneo para pasear escuchando los sonidos de la naturaleza y respirando la paz de un aire puro apartado de la civilización.
La gran riqueza gastronómica de la Sierra Norte de Madrid es otro de sus fuertes. Conviene hacer una parada en alguno de sus restaurantes, donde se preparan recetas serranas con productos locales, destacando las carnes asadas al horno de leña, las legumbres, la pesca de río, las setas, las hortalizas de los huertos o la miel.
Tal es la oferta turística de estas cuatro villas que el viajero deberá plantearse prolongar su visita varios días y buscar un alojamiento si quiere descubrir la zona en todo su esplendor. La mayoría de los pueblos cuentan con una amplia oferta de establecimientos con encanto para hacer noche y poder reanudar las actividades al día siguiente. Tras un buen descanso, el excursionista estará listo para retomar su aventura. La oferta es interminable: senderismo, ciclismo, rutas a caballo, multiaventura, escalada… El objetivo no es otro que sacar el máximo partido al destino más natural y protegido de la Comunidad de Madrid.
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