Granada
Todo es posible en Granada
Una ciudad plagada de historia y cultura que incita a quedarse gracias al encanto y hechizo de las vistas de la Alhambra y de las montañas de Sierra Nevada
Granada no necesita carta de presentación. Ciudad para calentarse en invierno y refrescarse en verano. Ciudad para pasear, disfrutar y enamorarse. Enclavada a los pies del macizo más alto de la Península y a menos de 70 kilómetros de la costa, ofrece una amplia y heterogénea oferta turística a lo largo de todo el año. Ya han pasado casi 525 años desde que el emir musulmán Boabdil «el Chico» decidiera rendir este reino a los Reyes Católicos. E imagino que allá en la otra vida continuará «llorando como una mujer lo que no supo defender como hombre». No es para menos.
Su Universidad cosecha cinco siglos de historia y su foco cultural es importantísimo. Una ciudad con marcado carácter universitario que se ha convertido en una de las favoritas para los Erasmus. Y no sólo por su climatología o el precio de las cañas y tapas. En Granada conviven 75.000 estudiantes –el 25% de la población–, que se dejan ver con asiduidad por las céntricas calles y los concurridos bares. No resulta sencillo elegir qué hacer en Granada, lo que siempre invita a visitarla de nuevo.
Tiene en la Alhambra el monumento civil más cautivador de la España musulmana. Más que portentoso –la Unesco así lo confirmó con su título de Patrimonio de la Humanidad–, es un microcosmos repleto de maravillas del legado nazarí, como la antigua alcazaba, reconvertida en palacio por Mohamed III en el siglo XIII, o el palacio de Comares, que se conserva casi intacto. Las guías oficiales dicen que al menos se necesitan tres horas para explorar su recinto –el más visitado de España, por cierto–, aunque es recomendable emplear muchas más horas porque el tiempo se detiene por completo en el patio de los Arrayanes, en el salón de los Embajadores –con su espléndido artesonado y los versículos del Corán en las paredes–, en el recién restaurado patio de los Leones o en la sala de las Dos Hermanas, con versos del poeta Ibn Zamrak inscritos en los artesonados.
Desde La Alhambra y El Generalife hasta los pintorescos barrios de Albaicín o Sacromonte, donde las palmas dan ritmo a las guitarras y al visitante le entran ganas de romperse la camisa y ponerse a cantar por bulerías. Sin olvidar, faltaría más, la Catedral, obra maestra del Renacimiento, donde están enterrados los Reyes Católicos. Se trata de una ciudad milenaria, plagada de historia, que se ha volcado con el turismo en las últimas décadas. Pero más allá de su prácticamente infinita oferta cultural, en Granada no puedes olvidar alternar en la calle Navas. Y si va este fin de semana está de enhorabuena, ya que hasta el domingo no concluye el certamen culinario «Granada de tapas», en el que participa el restaurante del Hotel Comfort Dauro 2, ubicado en esta misma calle, en el corazón de la ciudad, en pleno centro histórico y comercial, a tan sólo un paso de los principales monumentos. Por menos de dos euros uno puede acompañar su cerveza o su vino con variopintas y exquisitas variadas tapas.
VISIÓN PANORÁMICA
Amanece. El reloj apenas marca unos minutos más allá de las ocho. Pero conviene detenerlo para que no pase el tiempo. La terraza del Hotel Alhambra Palace puede considerarse el balcón de Granada. A la izquierda brillan las blancas cimas de Sierra Nevada. Copos convertidos en oro, pero sin quilates. Desde la ventana del cuarto de baño observo detenidamente toda la vega de la ciudad. Bajo los grados del agua para despejarme, para comprobar que no se trata de ningún sueño. No es frío, ni resaca de la noche anterior. Amor a primera vista.
Quizá no se trate del mejor hotel del mundo, pero nadie duda de su singularidad. Es único e irrepetible. Por su historia, su enclave –entre los frondosos bosques que rodean la Alhambra– y sus majestuosas vistas. ¡Lástima no haber comprado una alianza! El balcón puede ser la puerta grande hacia el altar. Si con estas vistas te rechazan... Es perfecto para pedir matrimonio. Para charlar, pero también para ver, oír y callar. Más que una estancia de experiencias, que también, hablamos de sentimientos y emociones. El hotel toca la fibra sensible de sus visitantes. «Queremos que os enamoréis de Granada», nos dice Ignacio Durán, director de Ventas y Marketing. Conserva el embrujo y la magia de un pasado cargado de Historia. Y de historias centenarias. Gracias a sus 105 años de vida, es el segundo en activo más antiguo de España.
El lobby, conservado en su forma originaria, posee un estilo historicista y recrea toda la filosofía nazarí. En una de sus salas se exponen cuadros de todas las generaciones de la Casa Real con la que el hotel siempre ha guardado una relación muy estrecha. La Reina Sofía tiene su propia habitación. Incluso en los aledaños vemos un teatro. Aquí, en 1922, Federico García Lorca recitó por primera vez el poema del «Cante Jondo», acompañado por un Manuel de Falla al piano que, muerto en Cádiz, continúa vivo en Granada. Aquí se brindó el primer reconocimiento culto al flamenco. Aquí, según cuenta la leyenda, se llegó a celebrar una fiesta que duró 48 horas.
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