
Gastronomía
Tres siglos de gastronomía, historia y tradición en el corazón de Madrid
El restaurante Botín celebra su tricentenario con eventos especiales y una renovada imagen sin perder su esencia

Si las paredes del restaurante Botín pudieran hablar, susurrarían historias de amores furtivos, de tratos cerrados con un apretón de manos y de incontables noches donde la risa y el buen vino fluyeron acompañando el delicioso aroma del cochinillo asado. Tres siglos dan para mucho, sobre todo cuando hablamos de un lugar en el que, a pesar de la discreción de sus propietarios, la historia ha pasado de mesa en mesa, entre platos tradicionales y copas bien servidas.

Inaugurado por Cándido Remis, sobrino de Botín, en 1725, este establecimiento es reconocido por el Libro Guinness de los Récords como el restaurante más antiguo del mundo. Situado en la emblemática calle Cuchilleros, su historia se entrelaza con la de Madrid y con la de algunos de los personajes más ilustres de la literatura, el arte y la política. Una glamourosa Jacqueline Kennedy se dejó seducir por la tuna en uno de sus salones; escritores como Quevedo, Benito Pérez Galdós, Carlos Arniches o Ernest Hemingway encontraron en sus mesas la inspiración para sus obras literarias, mientras que actores como Ava Gardner y Frank Sinatra convirtieron sus salones en un punto de encuentro habitual.

El secreto de su longevidad radica en su fiel compromiso con la cocina tradicional. Su legendario horno de leña de encina ha permanecido encendido durante siglos, incluso en los momentos más difíciles como la pandemia, cuando el establecimiento se vio obligado a cerrar temporalmente. Es en ese horno donde se preparan los emblemáticos cochinillos y corderos asados, siguiendo una receta que se ha transmitido de generación en generación, con el mismo esmero y respeto por la tradición.

El tricentenario de Botín no es solo una celebración de su pasado, sino una declaración de intenciones hacia el futuro. Para conmemorar esta fecha histórica, el restaurante ha preparado una serie de iniciativas especiales que incluyen un menú exclusivo "300 aniversario", un libro de firmas donde los comensales podrán dejar su huella en la historia del local y un diploma acreditativo que recordará a cada visitante que ha sido parte de este hito. Además, Botín se moderniza con una nueva imagen de marca y una renovada presencia digital para seguir atrayendo a nuevas generaciones sin perder su esencia.
Los actuales propietarios, Antonio y José González, continúan con la misma pasión y dedicación que sus antecesores, manteniendo viva la tradición gastronómica española. "Con este aniversario no solo celebramos el legado del restaurante, sino la ilusión con la que queremos seguir atendiendo a todos los comensales de este mundo", afirman con orgullo.

Conversar con Antonio y José es asomarse a la historia viva del restaurante, un relato de esfuerzo que ha ido pasando de padres a hijos.

Con emoción, recuerdan cómo su familia comenzó prácticamente de la nada para construir este negocio, que hoy cuenta con más de un centenar de empleados y sigue mirando hacia el futuro con la misma pasión. "Mi abuelo siempre nos inculcó que el trabajo bien hecho y el respeto por la tradición son la clave del éxito", comparten Antonio y José, destacando el deseo de la familia de continuar con las andanzas de Botín durante muchas generaciones más.

A lo largo de los años, Botín ha sido mucho más que un restaurante; ha sido testigo y protagonista de la historia de Madrid. En sus mesas se han gestado amistades, se han forjado alianzas y se han escrito páginas de la literatura universal. Es un lugar donde el tiempo parece detenerse, donde el primer bocado de un plato clásico nos transporta a una época donde la cocina era un arte sin prisas, un ritual que se honra cada día en la calidez de su horno centenario.
Hoy, con 300 años de historia, sigue siendo ese rincón donde el pasado y el presente se dan la mano, donde cada comensal es parte de una tradición que trasciende generaciones. Porque si hay algo que este restaurante ha demostrado con el paso del tiempo, es que la buena cocina y la hospitalidad verdadera nunca pasan de moda. Y, mientras el horno siga encendido, la historia continúa...
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